Cansados de tolerar a los intolerantes

Durante más de cuatro años la gran mayoría de los argentinos presenciamos con desagrado los excesos verborrágicos de los funcionarios K y sin embargo intentamos justificarlos como lógicos dentro de una pasión política que los obsesiona. Con el tiempo me he dado cuenta que en realidad es un mecanismo de dominio por el terror similar al que utiliza un jefe autoritario en una empresa para crear el temor necesario para que se le obedezca sin chistar.

Tal vez por esto y el legado de las épocas del proceso, es que muchos nos hemos mantenido en silencio esperando estar equivocados y que en realidad quienes ocupaban los más altos cargos del gobierno eran en lo más profundo de sus corazones gente honesta.

Estábamos equivocados y ellos también al pretender engañarnos.

Hoy las mayorías van marcando la opinión general con su voto y el oficialismo luego de haber salido con los tapones de punta y con la clara intensión de lastimar, intenta con poco éxito vender la idea de que son gente educada y tolerante mandando a cuanto filósofo desempleado y confiable encuentran a los programas de opinión que les abran las puertas aún a sabiendas que sus posiciones cambian según el humor de la máxima y femenina autoridad estatal.

Una mala elección de Daniel Filmus habla mucho más del nudo de la cuestión que las opiniones de un músico de rock bajo los efectos de un escocés con hielo sentado en su piso de Recoleta.
Daniel Filmus es un buen político y lo considero honesto, pero mucho más lo es un Alberto Fernandez que a diferencia de él, supo detectar la traición a los ideales originales del partido FPV y tomó distancia de su cargo a tiempo. Filmus no y lo está pagando él solito, destruyendo todo el prestigio acumulado por su buena gestión en la época original.

No alcanza que los impresentables como Boudou, Timermann , Anibal Fernández o la propia presidente se oculten por un tiempo para no perjudicar la campaña. La patota ha creado una imagen de manejo de la  política al mejor estilo de los barras bravas que resulta una mancha indeleble en el subconciente de la población informada.

La intolerancia se observa a diario y divide a la sociedad polarizándola de manera enfermiza.

Por ejemplo: en mi cuenta de Facebook tengo muchos "amigos" con los que solo he compartido algún encuentro en el pasado. Gente que en realidad no me conoce ni conozco en profundidad. Cuando veo un comentario de ellos a favor de los K, sé que el mismo es visualizado únicamente por los amigos de quién lo ha posteado y los demás no, así que por lo general y por respeto no los comento, ya que mi intención no es polemizar a la distancia y con límites de frases o cantidad de letras o palabras.

Pero en cambio sí posteo mi propias visiones, aveces opositoras y casi siempre irónicas, para ver con tristeza como esa misma gente intenta desacreditarlas con comentarios pueriles que me roban el tiempo ante la obligación de aclarar los errores en que caen por ignorancia, debiendo suministrarles, en la medida de mis escasas posibilidades y entendimiento, información que considero de mejor calidad. Es como educar a un hijo que se resiste sistemáticamente a estudiar.

Con el tiempo se enojan, se ven desbordados e impotentes y comienzan a pergeñar agresiones gratuitas preferentemente de manera que uno no las pueda ver ni enterarse que existen, con el broche de oro consistente en desaparecer de las listas de "amistades" y no enfrentar lo que uno les podría llegar a contestar con todo derecho si permanecieran. Han huido pensando que te han expulsado y los amigos en común quedan y observan las contradicciones.

Por supuesto no conocen ni siquiera que en Facebook pueden bloquear los mensajes provenientes de esa persona sin necesidad de generar ningún escándalo y evitarse el bochorno de mostrarse tal cual son, intolerantes y faltos de argumento ante los demás.
A esta gente la sigo apreciando por otras cosas, aveces mínimas, que no tienen nada que ver con sus opiniones políticas, así que para evitar disgustos innecesarios los tengo siempre bloqueados como medida preventiva para preservar mi salud y tranquilidad y solo los leo y les respondo en el caso de que me dirijan un comentario específicamente a mí.

De todas formas leo muchas sandeces desde hace varios años y de diversas fuentes: Que Néstor pagó la deuda externa, que no hay inflación, que el INDEC ahora funciona mejor, que estamos creciendo, que no hay hambre, que hay 30.000 desaparecidos y no 7500 como figura en los registros de la CONADEP y en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que Sábato era un cipayo de la represión, que Nestor era un prócer, que todos los militares son basura, que todos los policías son basura, que los médicos de los hospitales son basura, que los bomberos son basura, que los delincuentes son victimas de la sociedad, que la droga no tiene que ver con el delito, que los mejores proyectos aprobados por el congreso son del oficialismo, que no hubo enriquecimiento ilícito, que el gobierno no tiene que ver con el narcotráfico, que el gobierno no tiene nada que ver con los muertos de la Efedrina, que hay radares en las fronteras, que los Montoneros eran la juventud maravillosa e idealista del pasado, que ellos no mataron a nadie durante la democracia, que el Menemismo era otra cosa, que el gobierno es de izquierda, que Moreno defiende los intereses del Estado, que los hijos de Noble son hijos de desaparecidos, que las abuelas no le quieren quitar el dinero a la de Noble, que Schoklender actuó solo y Bonafini es la Madre Teresa, que debe ser que no saben comunicar todo lo bueno que han hecho, que vamos ganando...y hay miles de cosas más que usted sabrá agregar.

Aún así es posible que Cristina gane las elecciones. En lo personal lo prefiero antes de que otro tenga que poner la cara por sus desaguisados.
Estoy cansado de tolerar a los intolerantes.

Quiero ver un cambio en las cortes de justicia, nuevos jueces sin partido ni afiliación, que no tengan 15 propiedades y casi el 50% de ellas usadas para la prostitución y que todos, TODOS los que participan de este gobierno sean sometidos a un juicio justo que evalúe su desempeño y enriquecimiento durante el cumplimiento¿? de sus funciones. Aunque se hayan desempeñado en el filo entre lo legal y lo ilegal como buenos abogados que son.

Un poquito de honestidad como la que existe en otros lares nos vendría muy bien.

"Menos cuervos y más humanistas"

Taluego