A fines de los años ´60 y principios de los ´70 era usual observar como aquellos jóvenes que lograban sumar algunos pocos ahorros adquirían motonetas usadas a las cuales les quitaban todo rastro de carenado convirtiéndolas en antecesoras de los actuales scooters, pequeños y ruidosos engendros que pueblan las ciudades y que les suministran a sus poseedores la sensación de velocidad que los precios de las motocicletas no les permitían alcanzar.
Esos pequeños monopatines motorizados que tanta libertad brindaban, poseían una rica e interesante historia tras de si, donde guerras, hambrunas y pic-nics en días soleados coexistían en total armonía.
Debemos retrotraernos hasta el final de la Segunda Guerra Mundial donde, de forma muy curiosa, la estrategia de los vencedores fue dar todo el apoyo económico posible para recuperar el territorio de los vencidos alemanes. De esta forma, además de contar con el esfuerzo de una población sacrificada que se recobró en base a 40 marcos por persona para rehacer su vida, se disparó el denominado Plan Marshall que en poco tiempo revitalizó a Alemania del Oeste (República Federal). Lo curioso es que el socio fascista del gobierno Nazi, que había abandonado la contienda con anterioridad, no recibió nada de nada. Italia sufrió una de las hambrunas más grandes de su historia, mientras que la industria permaneció desarticulada por varios años y las carreteras bombardeadas impedían la libre circulación de autos. En ese estado de cosas la población se enfocó en el cultivo de la tierra y la recuperación de la industria. Muchas de ellas fueron adaptadas y comenzaron a aparecer fábricas de tractores como la de Lambogini o modelos de automotores de bajo costo y consumo como el Fiat 500. Todos evolucionaron y modificaron su aspecto según pasaron los años. Todos menos uno: La motoneta o scooter que ha llegado hasta nuestros días con mínimas adaptaciones y que incluso cuanto más vieja es, mejor aún.
Motociclo plegable de los paracaidistas ingleses
Aún hoy se reciben pedidos de esta clásica de paracaidistas
Inspirándose en las motocicletas inglesas plegables utilizadas durante la segunda guerra y que aún hoy se fabrican a pedido, Enrico Piaggio, dueño de una planta industrial fundada en 1884 dedicada a la fabricación de locomotoras y adaptada durante la guerra a la fabricación de aviones, reacondicionó su bombardeada planta industrial de Pontedera y junto a su amigo, el ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascanio, responsable del diseño y la construcción del primer helicóptero moderno el D'AT3, desarrolló un vehículo que era fácil de conducir tanto para los hombres como para las mujeres, tenía capacidad para llevar un pasajero (además del conductor), y no permitía que la suciedad llegara a la ropa. La motoneta.
En
1959, Piaggio pasó a ser controlada por la familia
Agnelli , los dueños de la fabrica de coches
Fiat pero fue recién con la llegada de Roberto Colaninno como CEO, que la marca es salvada de su mayor crisis financiera y llega al éxito que disfruta hasta la actualidad.
La presentación de las primeras 15 motos Vespa tuvo lugar en abril de 1946 en el Club de Golf de Roma. Piaggio encargó este primer proyecto al ingeniero Renzo Spolti, en el que el nuevo vehículo es bautizado como Paperino, que significa patito en italiano.
Vespa Paperino
El proyecto del primer prototipo no convenció a Piaggio y es por eso que recurrió a Corradino D'Ascanio. Este ingeniero le diseñó un vehículo de aspecto revolucionario para su época: puso el motor sobre la rueda posterior e ideó el brazo delantero pensando en el tren de aterrizaje de un avión como era su especialidad. Cuenta la leyenda que, cuando Piaggio la vio, exclamó: «Bello, sembra una vespa» (Bello, parece una avispa), aludiendo a la forma del vehículo: parte trasera más gruesa conectada a la parte frontal por una cintura delgada, y el manillar como las antenas. Quizás la característica que la hacía más confiable y limpia además de su amplio carenado es la falta de una cadena de transmisión.
Vespa 125
Las Vespas más antiguas (los modelos tradicionales) tienen faro bajo y cambios de marchas manuales, controlados girando el manillar izquierdo mientras se empuja la palanca de embrague y eligiendo entre las 3 ó 4 marchas. Estas Vespa tradicionales siempre tuvieron motores de dos tiempos, requiriendo una mezcla de aceite y gasolina para lubricar el pistón y el cilindro. En los primeros tiempos de su producción y hasta el desarrollo de mejores materiales y lubricantes más eficaces, la mezcla de aceite en el combustible producía grandes cantidades de humo, lo que no impidió que se convirtieran en el medio de transporte de la mayoría de los italianos y conquistara los corazones de sus usuarios en todo el mundo.
Vespa GS
Ese mismo éxito llevó a aparecieran una gran cantidad de competidores con mayor o menor resultado de ventas y que en algunos casos se disputan la paternidad con Piaggio.
Uno de ellos era la firma Lambretta de la fábrica Innocenti de Fernandino Innocenti (1891-1966) , que para la misma época desembarcara en Argentina de la mano del industrial Torcuato Di Tella y su planta metalúrgica SIAM que curiosamente significaba Sección Industrial de Amasadoras Mecánicas pues originalmente se dedicaba a la fabricación de las mismas.
Lambretta
La fabricación de la Siambretta en Argentina estuvo ligada a la política y las primeras 75 Siambrettas modelo "Standard" fueron entregadas a la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) o Jóvenes Peronistas, la popular motoneta recibió el nombre de "Pochoneta". El propio General Perón desfiló sobre una de ellas.
Pochoneta
Los siguientes modelos fabricados por SIAM luego del éxito de la Siambretta 125 "Standard", fueron los modelos "De Lujo" que incluyó chapones laterales y algunas modificaciones estructurales.
Siambretta 125 Standard
Siambretta 125 De Lujo
El modelo de bicimoto Siambretta 48 también se fabricó en el país y resultó ser muy bien aceptado por el público, por su precio, consumo y reducido espacio para estacionar.
Bicimoto Siambretta 48
SIAM agregó a la fabricación las versiones argentinas de la LI / TV Serie II, pero con guardabarros delantero similar a la versión española fabricada por Lambretta "Loccomociones" y el modelo inglés Rally Master. El modelo en Argentina se conoció como TV 175.
Siambretta TV175
Tanto el modelo Standard como De Lujo se dejaron de fabricar en 1962 y el modelo TV 175 en 1968. Siambretta también daba la oportunidad de importar la LI 150 desde Italia, a la cual le cambiaba los isotipos de Lambretta y se vendían como la Siambretta LI 150 "Totalmente Importada".
Siambretta LI 150
Una curiosidad para destacar de la Siambretta es que los modelos más conocidos en la Argentina fueron exactamente los modelos más antiguos de Lambretta, siendo así que las Lambrettas más "comunes" de encontrar en Italia son las 200, 175, 150, etc., cuando en Argentina las 125 tuvieron mucho más éxito. En Argentina hay círculos de Siambreteros que cuentan con motos que son dignas de admirar por su nivel de originalidad y estado conservativo.
Su mayor auge se produjo en la provincia de Córdoba donde por su topología y el nivel adquisitivo de la población llegó incluso a sumarse al famoso burrito cordobés como logotipo turístico de la provincia.
Hoy día usted puede encontrar múltiples modelos de estilo clásico con o sin carenado provenientes de la industria nacional y de oriente, pero en los concesionarios más exclusivos, junto a automóvile Mercedes Benz, BMW o Jaguar, encontrará los nuevos pero clásicos modelos de la emblemática motoneta Vespa. Pero ojo, llámelos "Scooter" o quedará mal parado.
Nueva Vespa
Curiosamente, al igual que con el Fiat 500, el VW Beetle, el Mini Couper y la Motoneta Vespa, un elemento que caracterizó al medio de locomoción popular y al alcance de la clase trabajadora, pasa a ser un elemento de lujo remasterizado y caro, orientado a las clases altas que saben apreciar la estética simple del pasado.
Taluego
Fuentes consultadas, Wiki,
La terminal
Qué gozada, la madre de todas las gozadas que te hacen descubrir, o redescubrir sus mundos de conocimientos con causas.
ResponderEliminarEl otro día circulé por mis recuerdos con sus autos. Hoy lo hago a bordo de esas Vespas, o mejor, a lomos de esas Lambrettas.
Mi tío tenía una. Y cada vez que subía en ella, me temblaba todo el cuerpo. Pero en el sentido más literal de la palabra. El zumbido del motor se me colaba entre los poros, por los oídos, por las cuencas oculares, me castañeaban los dientes por el frío de la emoción y la aventura, me agarraba a su cintura y notaba las yemas de mis dedos llenas de cosquillas, de latigazos de un placer a modo de millones de temblores que nacían, crecían, se reproducían y cesaban sólo cuando el motor de la Lambretta dejaba de crujir. Eso sí, a veces hacía un rato que había bajado y seguía ese cosquilleo gratificante por todo mi cuerpo.
Las fotografías que adjunta nunca tienen desperdicio. Claro que huelga decir que aquí no sobra nada, ni un punto, ni una coma, ni un pixel. Porque sus escritos y sus imágenes me hacen rememorar y viajar a mis pretéritos dulces y mis pasados menos dulces. Y eso, por el simple hecho de ser así, es mágico. Como todo lo que toca con su varita de escribir...
Le dejo un saludo.
Y una promesa: iré a nuestro sitio acordado y me pondré las pilas y miraré lo de la bio, y algún etcétera que seguro, seguro, se me escapa.
Un abrazo, motorizado
Mario
Por cierto, cuando trabajaba en Correos, en reparto en moto, la marca que conducía era una vespa amarilla.
ResponderEliminarSi encuentro alguna foto, se la envío. Porque el servicio de Correos de España sigue contando con esa marca en el parque motorizado.
Un, otro saludo
Mario
yo no se manejar mas que una bici en mi vida... pero si deberia manejar algun que otro vehiculo, no lo dudo, dame una motoneta!!!
ResponderEliminarQue màquina la "TV"!!!
ResponderEliminarCuatro marchas. 120 km/hora.
Tuve una.
Un abrazo.
¡Que interesante!
ResponderEliminarDon Mario. Siempre pensé que la forma de sentarse en la motoneta la hacía mucho más aceptable para las señoritas con pollera, pero ahora que me hace acordar de cómo vibraba me estoy dando cuenta que la cosa andaba por otros caminos.
ResponderEliminarCunado somos niños estas experiencias siempre dejan una sensación amplificada y perdurable que hacen que los recuerdos siempre sean lindos. Incluso cuando las muy desgraciadas se negaban a arrancar o empastaban bujías.
Cualquiera sea el motivo, tienen ese no se qué que las hace perdurar en el tiempo.
Con respecto a NSE apúrese que me estoy quedando más solo que Adán el Día de la Madre.
Yo le pediría los editores asociados que me ayuden comentando...
Un abrazo.
Don Mario dos. Las Vespa amarillas del Correo Español las he visto durante la selección de fotos. Tengo una especial predilección por las motos con colores amarillo y negro, así como también en las 4x4.
ResponderEliminarUn abrazo certificado
Lic-Jasper. Al menos tiene preferencias que no le van a arruinar la cuenta bancaria. Siguen siendo baratas, así que decídase y lleve a pasear a su chica en moto. Eso sí, preferiblemente en verano.
ResponderEliminarUn abrazo
Don Gaucho. Diga la verdad, ¿llegaba a los 120 o era un truco del velocímetro? Si hasta el 600 no pasaba los 80 km/h.
ResponderEliminarY la Pumita, ¿la arregló?
Un abrazo
Don Mostro. Seguramente usted tiene alguna historia suculenta arriba de la moto.
ResponderEliminarLástima que no se le empañaban los cristales ¿no?...
Un abrazo.
tengo una 125std desde los 15 años. ella cumplio 62 y aun me habla.Por favor, no me pregunten si la vendo.Grac y abrz.
ResponderEliminarDr. Merengue