Hace unos meses descubro en el noticiero una carita conocida. La nota hablaba de un container que habría sido incautado por los sabuesos de la AFIP en defensa de la "Ley de Marcas" o "Ley del robo institucionalizado" como le digo yo.
La señorita en cuestión, más parecida a una secretaria ejecutiva que a una detective de impuestos, venía acompañada de dos roperos con cara de "yo no fui" mas cercanas a la tira cómica que a caras reales de detectives encubiertos, es decir, normales. Los dos guardaespaldas se esforzaban por parecer parte del público presente sin dejar de mirar a la cámara y allí fue donde recordé de dónde tenía a la señorita en cuestión. Con la misma inteligencia interrumpida que demostraba frente a las cámaras había tratado de sorprender a un vendedor callejero de la calle Corrientes justo frente a mis ojos. El pobre muchacho vendía anteojos Ray Ban de la línea Italiana nueva a 20 sopes y de excelente calidad trucha. La niña con sus Doberman lado a lado quiso hacerse pasar por compradora interesada y se encontró con que nadie "compraba" el particular.
Cachito se plantó en que él no sabía quien estaba a cargo del puesto mientras la niña con sus dos ropes lado a lado insistía en que tenía muchas ganas de comprar un par. Se quedó con las ganas. El "dueño" del negocio no apareció y el resto de los socios veinte cuadras a la redonda levantó campamento y se esfumó.
No les voy a decir que algún transeúnte amigo los haya puesto sobre aviso pues yo no soy de hacer esas cosas.
Se ve que de tanto insistir y reiterar la estrategia día tras día, le resultó con algún otro un poco más desprevenido o peregil y poco a poco fue desandando el camino hasta el container y sus fugaces 15 minutos de fama.
¿A quién está defendiendo esta minita?
Cuando yo era chico teníamos muy poca ropa y muchas veces se heredaba de hermano mayor a menor. El pullover más querido lo había tejido la abuela materna, las medias eran producto de las dotes de tejedora de la abuela paterna, los pantalones cortados y cosidos en la Singer por mamá, las camisas de la tía Elena, zapatos y ropa interior eran las únicas piezas que no provenían de las artes de algún pariente. Incluso los disfraces de "Paracaidista", de "El Zorro" o de "Cowboy" eran confeccionados con las ropas de trabajo fuera de uso que papá dejaba en manos de la laboriosa tía. Hasta el día de hoy guardo una camisa confeccionada por mi madre y que usé a los cinco años de edad.
Con el tiempo la industria nacional logró hacer la diferencia y muchos artículos fueron de acceso masivo. Alpargatas a la cabeza nos permitió comprar zapatillas "Flecha" que hasta el día de hoy son de onda, el famoso vaquero "Far West", conjuntos "Astronauta" de pantalón y campera en tela de "Corderoy", sacos, camisas, pantalones y corbatas. Esa industria nacional era querida y protegida por todos, pues era fuente de bienes y de puestos de trabajo. Pero a partir de su muerte en la década de los 90, las cosas ya no resultan tan claras y debemos hacer un monumento a China, Corea y Malasya porque de lo contrario andaríamos todos en pelotas y sin documentos.
Cuando tratamos de imaginar a quién proteje la señorita de la que hablamos nos damos cuenta que no es a esa industria inexistente o a los pocos que pueden llegar a quedar luchando por mantenerse a flote con precios tan acomodados que todos podemos comprar sus productos originales. La señorita cuida los intereses de corporaciones internacionales que pretenden mantener una marca a flote mediante el marketing antes que con la calidad del producto.
Compre una campera Northland marca Austríaca muy cara, por cierto y descubrirá que esta confeccionada en Malasya y bastante mal. Compre una lapicera Mont Blanck con certificado suizo pero que viene de China y que ahora además es lamentablemente confeccionada con partes en goma, material que se seca y resquebraja a los pocos años de uso. Olvídese de heredarle la pluma fuente a su nieto. Los Ray Ban originales ahora son fabricados en Corea, los accesorios Columbia supuestamente Norteamericanos provienen de China, etc. etc. etc.
Usted paga la marca pero ellos no le dan la calidad prometida.
Entonces vemos que resulta fácil producir clones de un producto tan bastardeado. El proceso es similar al de la publicación de un libro.
Cuando usted manda a imprimir un libro debe verificar el contador de la imprenta antes y después de la tirada y luego de finalizar la misma llevarse las planchas de impresión a casa. De lo contrario se imprimirán más ejemplares sin su conocimiento ni consentimiento y alimentará un circuito paralelo mucho más barato haciendo que nadie le compre a usted.
Pero ojo, el libro es el mismo.
Con las cosas truchas pasa algo similar. Las fábricas son las mismas. La calidad es similar. Pero usted paga cientos de veces más la versión original.
Yo lo considero un robo.
Y el que roba a un ladrón...
Para mí si Columbia me cobra 250 U$S un par de pantalones para la nieve, al menos quiero que los fabrique Columbia en su fábrica y no que explote a los pobres chinos que lo hacen por migajas. No me dan la calidad que prometen y hacen prestigiosa su marca por ser cara e inalcanzable.
Cuanto más cara , más gente fashion quiere poseerla.
Es como Palermo Holywood donde un chaleco cuesta 750 U$S cuando en realidad fue comprado por 10 pesos en un pequeño negocio del Once y decorado con etiquetas de marcas noveles y de gran publicidad.
Ninguna de las grandes marcas continúa fabricando sus productos en la actualidad, todos recurren a las fábricas orientales, así que para mí, la primer defraudación es ésta y no me agrada que una secretaria ejecutiva devenida en detective de impuestos y con ganas de figurar en la tele persiga a quienes se ganan el mango perjudicando a estas marcas que nos venden un fraude.
La relación de precio y bondades del producto debe respetarse para que alguien quiera comprar un original por sobre una copia. No debería ser necesario aplicar medidas punitivas de ningún tipo.
Hoy gracias a los fabricantes orientales y a las ferias como La Salada muchos de nuestros conciudadanos pueden vestir a sus hijos y mandarlos a la escuela sin tener que pagar las barbaridades que piden fábricas como por ejemplo Montagne (nacional) o Kosiuko (nacional) que tenían en carácter de trabajadores esclavos a cientos de ciudadanos bolivianos.
Usted en La Salada podrá comprar un conjunto deportivo sin marca para que su hijito de siete haga gimnasia en el cole por solo 2 U$S (si no lee mal ni me equivoco). Pantalones por 3 U$S y si quiere comprar al por mayor (tres piezas o más) se le agrega un promedio del 10% por unidad.
¿Como puede ser entonces que en La Salada se venda tan barato y encima paguen los impuestos?
La mayoría de los puestos no tienen marcas truchas. A diferencia de lo que muchos creen o quieren creer en La Salada se pagan los impuestos religiosamente y por eso el interés del intendente de mantenerla funcionando, pues además pagan "derechos adicionales" muy altos. Los puesteros se comportan como bocas de expendio directas al público, pues son ellos mismos quienes confeccionan la ropa evitando el encarecimiento resultante de cientos de intermediarios indeseables. Claro, no somos ingenuos, algún que otro producto viene en containers pagando pocos impuestos o nada , pero eso es parte de nuestra identidad ciudadana, pues desde épocas muy pero muy remotas, Buenos Aires fue, y seguirá siendo, un puerto de contrabandistas.
De todo el país llega gente cada mes para hacer la compra en Once y en La Salada y así llevarse bolsas y más bolsas de ropa y otros productos en su viaje de vuelta en micro al interior , esa Argentina profunda que el gobierno se niega a reconocer pero siempre nombra. Allá en el pago las revenderán en cómodas cuotas y casi sin interés en un circuito comercial claro y sano para cualquier comunidad. Es, al igual que la venta directa al público en El Mercado Central de alimentos, una necesidad de sociedades que viven sumergidas en una mentira donde la pobreza se esconde mediante discursos demagógicos y sensibleros.
No, mire, yo he comprado siempre original hasta que la calidad se vino al piso, ahora pienso que sólo los idiotas pagan una relación precio-producto descaradamente desigual para poder aparentar frente a sus "pares" o "pertenecer". Yo ya no compro ropa de marca, simplemente verifico la calidad y el precio antes de decidirme, porque a quienes defiende la Ley de Marcas es únicamente a los ladrones de guante blanco.
Taluego.
Amigo Opin, tiene Ud, toda, pero TODA la razon. Con mi hobbie pasa algo parecido, hay una linea de telescopios Celestron que los fabrican en China y son lo mismo, pero igualitos vea, en cuanto a calida optica que los SW, claro, Celestron como marca pesa y le rompen bien la cabeza (por ir a las antipodas de lo que realmente le rompen). Creo que si hay algo que esta carisimo, ademas de la comida que es un insulto el precio de la misma en un pais como la Argentina, es la ropa. Esta imposible. Pero hay que reconocer, al menos en el caso de la ropa, que la gente lo avala. Mientras Motagne, Columbia (mi camperita de lluvia esta hecha en Taiwan), Legacy y otras truchadas semejantes sigan vendiendo a los precios de robo....que quiere que le diga.
ResponderEliminarLe mando un abrazo
Don Carlos. Cuando uno se pone a analizar lo que realmente cuesta fabricar algo y el precio al que llega al consumidor se da cuenta que los agregados por intermediarios y publicidad son del 80 o 90 % del precio pagado.
ResponderEliminarEstas marcas famosas invierten en publicidad cifras astronómicas que luego pretenden que el usuario se avenga a pagar. Es un claro circulo vicioso.
Así que cuando existe una oportunidad de obtener algo a un precio justo, yo me anoto.
Un abrazo y recuerde que la semana que viene la Luna estará mas cerca que desde 1992 (como si no lo supiera)
Completamente de acuerdo. Yo no te pago unas "Rebok", los 800 mangos que te piden.
ResponderEliminarQue vayan a asaltar a los caminos.
Hay unos tipos que la traen de Paraguay, y salen 120.
En cuanto a la "inspectora", que te puedo decir.
Los botonazos, no van al cielo.
Un abrazo.
"Usted paga la marca pero ellos no le dan la calidad prometida." Tal cual.
ResponderEliminar¿cuanto le pagan por pantalón a un semiesclavo textil? ¡$1,50! Lo vi el otro día. Un pantalón que luego venderán a $150...
¿Viste lo que vale un par de zapatillas?
Yo tengo la teoría que muchas marcas son las que se truchean a si mismas.
Saludos.
Don Gaucho. No les dé ideas que se van a asaltar a los caminos sin pensarlo dos veces. Lo tienen en la sangre.
ResponderEliminarLos botones no irán al cielo pero acá abajo en la tierra la pasan re-bien;)
Un abrazo
Don Mostro. Me gusta la teoría conspirativa inversa que plantea ;) Vamos a tener que desarrollar el tema porque no deja de ser un buen negocio plagiarse a sí mismo. Nunca puede perder.
ResponderEliminarUn abrazo
en la salada pagan impuestos religiosamente... total no creen en dios. Abrazo
ResponderEliminarDon S.A.L. Muy bueno. Sobre todo considerando los gorilas hijos de Belcebú que la manejan...
ResponderEliminarUn abrazo
Estimado :
ResponderEliminarEn mi opinión es un tema de mercado,se compra lo más barato posible y se vende lo más caro posible, la presión impositiva sobre el IVA y el blanquear al personal de los grandes comercios los ha hecho subir los precios,los productos importados de China o Vietnam (también de ahí mire, otra que Apocalypsis now)tienen controles de calidad si son de marca,... lo cierto es que nada se hace ya para durar porque es mejor que Ud vuelva a comprar en 3, 5 o 10 años y mantenga la economía dando vueltas...y si uno quiere sostener algo que se parezca a la industria nacional la va a tener que proteger y eso son precios más altos,pero eso no produce sustitución de importaciones sino hay primero crédito industrial bueno,con lo que el empresariado nacional prefiere la ganancia rápida ya a invertir en serio con nuevas fábricas y máquinas, no creen en la solidez del sistema y la historia les ayuda a pensar así,pero su conducta termina siendo una ayuda a que sigan pasando los ciclos de siempre en la economía....
Y es cierto lo de Don Mostro,los mismos talleres truchos que hacen la marca original producen su versión trucha y la venden por otro lado, viveza cri0lla y boliviana y coreana...
Atte/
Perdón y un detalle más: la globalización de los precios luego del 2001 hace que Ud pague lo mismo acá que en Europa o EEUU por el mismo producto,lástima que los salarios no se globalizaron como están allá....
ResponderEliminarAtte/
Don Jorge. Todo muy cierto aunque bajo la ley contra la usura (que espero siga vigente)no es legal vender lo más caro posible. Hay límites y son sobrepasados en las grandes empresas al transferir los costos adicionales al consumidor usualmente originados por la acumulación de intermediarios y gastos de publicidad más que por las cargas impositivas y de personal, que en cambio sí son mucho más relevantes en las empresas pequeñas.
ResponderEliminarEl tema de control de calidad (cuando no es trucho) también es diferente. Las fábricas asiáticas no son exigentes en ello pero implementan en cambio (y puede verlo en los trámites de aduana) un sistema de reintegro de piezas falladas muy eficiente. Incluso los minoristas argentinos implementan una etapa previa que incluye la reposición del material fallado con algunos con fallas no detectables de forma sencilla. El resto se reclama a la fábrica para su devolución.
Parece ser más barato que el sistema de control de calidad cuando los volúmenes son tan altos.
El tema es mucho más turbio y complicado. De lo contrario nadie se sorprendería cuando un precio de fin de temporada es menor al 50% de lo que era en temporada y siguen ganando millonadas.
Yo defiendo el circuito trucho mientras permita que todos podamos andar bien abrigados.
Lo que pasa es que en mi post para plantear mi punto de vista mezclé muchos mecanismos distintos dentro de un mismo texto. No es lo mismo una camiseta hecha en un tallercito nacional que un par de anteojos truchos de marca famosa importado de Corea.
Le mando un abrazo y mi agradecimiento por su interesante comentario.
Me ha encantado esta historia, amigo. O noticia. O reflejos de sociedad que consume a bocados parecidos a los del gran tiburón blanco. El bueno, el de marca, con sus dientes afilados y sus aletas que no conocen sopa de letras.
ResponderEliminarY me ha gustado el sabor de los años pretéritos en la ciénaga de sus recuerdos. Es increíble, es ver que alguien escribe algo, o mucho, sobre su infancia, o sobre su pasado menos cercano, y me entran unas irremediables ganas de seguir contando, compartiendo, departiendo con todo el mundo. Creo que tenemos algo en común. O creo que tenemos mucho en común. Cosa extraña, aunque más que posible, visto lo visto, leído lo leído. Nos separan muchas cosas y nos une una sola que las abarca todas. Somos fruto de un abracadabra letrado que no hace otra cosa que abrir puertas y ventanas para que entre el oxígeno capitulado que necesitamos varias veces infinitas al día. Es un despertar apacible, y agradable, hacerlo sabiendo que voy a acompañar mi primer café dominical con lecturas amigas. Es increíblemente mágico saber que alguien al otro lado del mundo, sueña para escribir, mientras en que en mi lado, se sueña con escribir… Somos paralelos en un mundo de opuestos.
Y en otro orden de cosas letras, y una vez queda felicitado por lo que acabo de leer-disfrutar, sólo me queda agradecerle su visita, su huella escrita a modo de comentario en mi blog.
Ahora, sin embargo, sueño con ver escrito ese relato. Le profeso, se lo prometo, admiración. Me miro en usted porque sus letras son espejos que me devuelven el reflejo de un universo por escribir. Cada vez que me hago parada y fonda entres sus puntos y comas y suspensivos, sé que algo, algún día, volveré a evocar y a descargar sobre esos folios catódicos que me miran suplicantes.
Así que hágame ese favor, escriba sus cosas para que sean un "lo suficiente" nuestras. O mías, puro egoísmo literario esta vez, sin marca y sí, de consumo, o para propio consumo.
Y le prometo que estoy a punto de ir a nuestra casa de letras, compartida y compartidas, y comentar y publicar y portarme como antaño, como un niño que no quiere dejar de ser bueno. O algo así.
Además, créeme que lo necesito. Ahora quiero un tiempo entre letras ajenas. Que son generosas, y que reclaman un punto de atención.
Muchas gracias, muchas...
Un abrazo, pluscuamperfecto
Mario
Don Mario. Muchas gracias y estoy seguro que seguiremos alimentando nuestras ganas de escribir con más historias arrancadas de los recovecos de nuestras mentes.
ResponderEliminarSeguramente y aunque usted es muy joven, uno disfruta poniendo en letras aquello que la mente podría olvidar y forma parte de nuestro pasado.
Escribirlos es detenerlos en el tiempo en una cápsula de papel ionizado en luces de rayos catódicos que impedirá que mueran junto con nosotros.
Hagamos el esfuerzo y disfrutemos con el proceso.
Un abrazo socio.
OPin, la verdad es que vivimos una realidad de muchos matices, y los mas truchos son los politicos y sus politicas, como la vivesa de algunos empresarios reperesentantes de estas grandes marcas. Un comentario sumada a esta gran verdad tomada de mis antiguos trabajos y actuales, ya que me relaciono con las grandes marcas Los importadores que piden el control de marcas, son las que hacen la marac trucha, ejemplo Columbia o su importador cuando quiere manda a hacer a Uruguay ropa Columbia , la calidad, pesima , es poco, y cuando vienen los rpropietarios de las marcas o representantes, manda a una persona al los locales a avisar que ciertos modelos no esten exibidos.... Otra marca que ya empezo a realizar lo mismo es Salomon que algunas prendas, que por trabas aduaneras no puede ingresar, las fabrica aca, calidad Horrible, vean las etiquetas, lo chino por chino, aveces es mejor.
ResponderEliminarDon Anónimo. Gracias por el comentario, lo veníamos sospechando pero con sus datos ya es cosa cierta. Ya que no lo pueden evitar se unen a ello de una manera ventajosa.
ResponderEliminarEstoy preparando un post sobre los autos truchos fabricados por china y la reacción de las automotrices. No se lo pierda.
Un abrazo.