lunes, 7 de marzo de 2011

Carnavales porteños

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Hace tres fines de semana que veo los festejos del carnaval porteño o mejor dicho los sufro en carne propia. La nueva modalidad tiene similitudes con el comportamiento de los barra bravas del fútbol nacional. Luego del festejo y a eso de la una o dos de la mañana se dan cita las "murgas" rivales de diversos barrios y realizan un desafío a la valentía enfrentándose en una batalla campal a pura piedra y palo. En el camino robarán a cuanto transeúnte desprevenido encuentren mientras que en la confrontación final, que no dura más de lo que tarda un móvil policial en llegar a una esquina céntrica de esta ciudad, volarán piedras abriendo cráneos enemigos así como dañando los automóviles y viviendas de los particulares y comerciantes del lugar. 
Durante el primer fin de semana se debieron cambiar dos vidrieras del supermercado Josimar de Av. Montes de Oca, tres toldos de negocios, cuatro autos con los parabrisas rotos y varios más con la chapa abollada por los piedrazos.
Los enfrentamientos van reiterándose en diferentes esquinas de la zona para que la policía no pueda siquiera prevenirlos. (aunque tampoco los dejan actuar)
Los muchachos de entre 13 y 27 años, bien vestidos y munidos casi todos de mochilas en sus espaldas (donde supongo traen las piedras) no dan la idea de ser marginados ni excluidos de la sociedad. En realidad parecen violentos que aman la violencia por sí misma.
Por suerte mi auto duerme en cochera, pero la sensación de inseguridad que no me deja ir a disfrutar de un "corso" a tres cuadras de casa sin ser agredido no me la quita nadie, así que el carnaval lo disfruto por televisión ya que por obra de algún tipo de autocensura no han informado de esto en ningún otro lado.
Yo recuerdo con cariño los carnavales de hasta , digamos el año 1965. 
Por las tardes era cosa obligada la guerra de agua entre los dos bandos clásicos "mujeres" contra "hombres" contando cada bando con soldados de cuatro a cien años. Por las tardes-noches, todos íbamos a algún corso disfrazados (en mi caso) de cowboy o cualquier personaje medianamente famoso, disputándonos las bolsas de papel picado y serpentinas que hacían la delicia de los más chicos, mientras los pomos de agua perfumada eran más del gusto adulto. Aunque todavía no desfilaban  vedettes de teatro de revistas, travestis o gronchos engrasados en bolas y sin documentos, la gente se divertía igual y se veía atraída por el simple hecho de compartir su alegría con el resto de la vecindad. Pero mejor que les cuente Elba en su post del día de hoy (ver aquí) en donde rememora con detalle la mejor época de los carnavales porteños. 
Que lindo sería que se pudiera volver a vivir lo bueno que cada época posee sin tener que andar rezongando porque nos devalúan lo mejor que poseemos en medio de un caos de violencia y alcohol que intenta copiar la "alegría brasilera" olvidando que aquí también la teníamos, pero sin los negativos efectos secundarios que tienen por allá.
Taluego.

No olviden visitar el blog "Cuando era chiquita no había televisión" pinchando en la imagen

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El artículo Carnavales porteños fue publicado por OPin el lunes, 7 de marzo de 2011. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 9 comentarios: en el post Carnavales porteños

9 comentarios:

  1. Don Jorge. Muchas gracias. No puedo negar que tiene unos blogs muy interesantes, pero uno en particular que es un gusto leerlo.
    Por eso lo he agregado a mis enlaces.
    Un abrazo y no seguimos leyendo.

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  2. La verdad, amigo... nunca me he sentido atraído por el mundo de la farándula carnavalera, o carnavalesca, según se mire o quiera entenderse. Claro que si me dicen que el carnaval porteño es lo que he leído hasta no sé qué fecha que usted los disfrutaba, yo, de verdad de la buena, me alineo con usted y disfruto lo disfrutable, rúa, o disfraz mediante.

    Eso sí, últimamente, que no ando algo perdido sino, mucho... me gustaría perderme en esa Venecia de aguas canalizada y de máscaras que ocultan mostrando. O algo así.
    Supongo que ha sido la tele quien me ha contagiado las ganas de viajar allí, o de soñar con Venecia cada vez que navego en pos de Morfeo. Pero es cierto, ayer, sin ir más cerca, en la tele contemplé un desfile de carrozas, un desfile de hombres y mujeres disfrazados de no sé qué... y sólo me apetecía pensar en esa ciudad italiana anegada por las aguas y colonizada por las máscaras... Sí.

    Y estoy de acuerdo con lo que he traducido, también hoy, de usted... el querer imitar a otros, bien sean carnavales brasileños, bien deportes, bien escrituras, bien costumbres, bien políticas sociales (ay, madre...) bien lo que sea que casi nunca es, y casi nunca arranca, y casi nunca funciona, y casi siempre conseguimos mostrar el lado más humanos, más mundano y más ridículo...

    Otra vez, perdón por la extensión... que no la intención...

    Mario

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  3. en aquellos tiempos, los muchachos no usaban gomina.

    (snif)

    Un abrazo.

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  4. muy bueno el comentario sobre lo malo del comentario..... lo grotesco, tan a la mano, tan ahí, discriminando al que no lo es... tanta brutalidad que se desata en un chasquido de dedos.. muy lindo el recuerdo de ´Cuandoerachiquitita.....´ no hay más carrozas de esas que se preparaban todo el año en los pueblos? Lincoln era famoso por sus carnavales bien elaborados, he visto en San Gregorio, en Roque Pérez, en 25 de Mayo! cuánta dedicación del pueblo para lucirse esos días, cuanto amor ciudadano...... ahora hay? no sé hace mucho que no ando por el interior de mi gente.........

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  5. Don Mario. Venecia es maravillosa aún sin máscaras. Un lugar para ir con tiempo y sin apuros para lograr capturar la esencia de su gente.
    Para mi pena, soy un elemento muy reacio al "amuchamiento". Cualquier situación que involucre una multitud separada por menos de un metro entre si, me produce un extremo rechazo, así que la pérdida del antiguo Carnaval me duele por el lado de la pérdida costumbrista y el recuerdo cándido que podría tener cualquier infante que participara en ellos.
    Usted que anda cerca dese el gusto y vaya a Venecia, imagine lo que nos cuesta a nosotros esos 14.000 kmts que nos separan. Es más barato Río de Janeiro.
    Un abrazo a pura comparsa y Rey Momo

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  6. Don Gaucho. Dicen que la gente enamorada anda corta de tiempo y de palabras. No sabe lo que me alegra.

    PD Yo usaba gomina "Glostora"

    Un abrazo

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  7. Doña Marga. Me gustaría creer que todavía hay, pero la llegada de la televisión a todos lados ha modificado conductas y costumbres en una globalización cultural que nos iguala como a la comida frizada.

    Hace unos años mi hermano me hizo probar con una venda en los ojos una pieza de pollo, otra de pescado y un trozo de langosta todos productos super congelados. No pude identificar uno del otro. Todos tenían el mismo gusto. Con la cultura global nos está frizando desde hace mucho tiempo.

    Cariños.

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  8. Ya lo decía Doña Petrona, que ni se te ocurra m´hijita servir mariscos congelados.... ni hablar de freezados............ es verdad, estamos en el horno más que en el freezer........encontré buenas imágenes del carnaval de Lincoln... qué bueno.

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