John Stith Pemberton fue un joven farmacéutico norteamericano (se recibió a los 19 años) que ha pasado a la historia por ser el inventor de la famosa bebida, pulidor de cromados y antioxido férrico con nombre de fantasía "Coca-Cola". En realidad Juancito como daremos en llamarlo, gustaba de la experimentación y la fama lo alcanzó tratando de encontrar un medicamento que combatiera los dolores de cabeza y calmara los nervios, principalmente generados como indeseados efectos residuales de las borracheras de aquellos tiempos.
Experimentó con la
Nuez de Kola y con la
Coca. Como resultado generó en 1885 una estupenda bebida que combinaba Lima, Canela, hojas de Coca y las semillas del arbusto brasileño y que comenzó a comercializar en la farmacia "Jacobs" de la ciudad de Atlanta.
La bebida fue un exitazo del verano y el contador de Juancito le puso nombre y le dibujó el logo que sigue hasta nuestros días.
Juanchi Pemberton vendió una parte de la Coca Cola Company a Asa Griggs Candler, y luego de su muerte Candler adquirió toda la compañía por no más de U$S 2300. Pemberton, como muchos , pero no todos los grandes inventores, no supo como obtener ganancia con su invento.
Ahora bien, la publicidad fue uno de los disparadores más importantes de su popularidad así que cuando llegaron los primeros años del siglo XX la bebida era tan famosa que se comenzó a vender a embotelladoras independientes en forma de jarabe para que en cada lugar se pudiera diluir y fraccionar.
Pero les quiero contar otra cosa, algo que pasaba 21 años antes y que cuenta con ciertos paralelismos y bifurcaciones.
Eran los años dorados de la farmacopea y otro norteamericano había llegado a Buenos Aires. Luego de haber comenzando a trabajar en la farmacia "La Estrella" (que aún existe en la esquina de Alsina y Defensa) este joven emprendedor cubrió Buenos Aires con una campaña publicitaria nunca antes vista. Un único nombre era publicitado, sin ninguna aclaración o pista. La campaña duró más de dos meses, tiempo durante el cual, la población de esa época, cercana a los 140.000 habitantes, hacia todo tipo de arriesgadas suposiciones.
Pronto se enterarían que ese farmacéutico de 24 años llamado Melville Sewell Bagley fundador mas tarde de la empresa Bagley Argentina había, al igual que Juancito, creado una bebida excepcional llamada "Hesperidina", tal como rezaban los carteles publicitarios. La incognita se develó el 24 de diciembre de 1864 mediante una nota en el diario de mayor importancia del momento llamado "La Tribuna".
La Hesperidina, era y es, una bebida argentina a base de corteza de
naranjas amargas o agrias y dulces frutos inmaduros los que tienen en sí un alto contenido de
flavonoides (hesperidina, neohesperidina y narangina)
Seguramente usted de pequeño ha intentado comer alguna de esas naranjas silvestres que suelen darse en los naranjos callejeros y se ha visto desagradablemente sorprendido al notar su amargor. Bagley también lo notó y le sacó provecho haciendo uso de las naranjas de una vieja quinta de la localidad de Bernal. Una vez elaborada, la bebida resulta suave, dulce y se suele mezclar en cóctel como si fuera Vodka. Se le reconocen efectos
antioxidantes y otros propios de los flavonoides que contiene.
El éxito fue tal que Bagley , en lugar de resignarse a la "truchada", le solicitó personalmente al presidente de la Nación
Nicolás Avellaneda, la creación de un Registro de Patentes y Marcas donde poder resguardar su invento ante tanta copia.
Bagley sí podía promocionar entonces a la Hesperidina como la marca Nº1, sin necesidad de mentir en lo absoluto.
Ahora bien, la Hesperidina no pule cromados, ni afloja tornillos. Tampoco es adictiva ni produce gases o eruptos recalcitrantes de más de 120 decibeles. En sus inicios fue considerada un tónico debido a sus propiedades medicinales aportadas por las naranjas. De hecho y como ya dijimos, su componente principal , la hesperidina, es un flavonoide que se encuentra en todos los cítricos y que produce efectos atioxidantes muy buenos para la función digestiva y circulatoria. Es incluso efectiva para combatir las úlceras varicosas, hemorroides, várices, hipertensión, reducción del colesterol, disminución de dolores, artritis reumatoidea, etc. Ojo que hablo de la sustancia, no de la bebida per sé. A ver si me toman por un apologista del alcohol.
Durante la
Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), se utilizaba para "revitalizar a los heridos", gracias a que sus propiedades contrarrestaban los problemas estomacales originados por la toma de aguas contaminadas. La tropa se la llevó al frente de combate y allí con la consabida escusa, se empinó el codo con total descaro.
Bagley con el tiempo se convirtió en un imperio que fabricaba en sus plantas desde bebidas espirituosas, repostería de calidad, galletitas y mazas finas y demás vituallas de consumo diario, que eran parte de la mesa cotidiana de la familia argentina. ¿Sabía que las "Opera" son uno de sus inventos de allá por el año 1909? Su fábrica principal, situada en el barrio de Constitución, me maravilló en esas visitas escolares de cuando chico, permitiéndome observar como se fabricaba cada uno de sus productos. En el gobierno de Carlos Saúl Menem, comenzó la decadencia hasta terminar en venta de instalaciones, patentes y marcas , así como el cierre de la planta industrial hoy devenida en un complejo de Lofts que revalorizan inmobiliariamente la zona. Bagley ahora es Bagley Latinoamérica, siendo propiedad de
ARCOR (Argentina) y
Danone (España).
Yo estoy feliz que el norteamericano que nos tocó, no fuera el que inventó la bebida más famosa, sino el que nos regaló una institución como el Registro de Patentes y le dio trabajo a miles de familias argentinas, en la deliciosa labor de quien fabrica y comercializa esos liberadores de endorfinas llamados golosinas.
Taluego.
Fuente consultada: Diego M. Zigiotto, Wikipedia,
Bagley Latinoamerica
Si, la Hesperidina, tiene, ademàs, 30% de graduaciòn alcohòlica.
ResponderEliminarEs cierto que todavìa se vende la "Bidù cola"?
Encima, la botella de la coca es la nuez del cacao, creo, porque se la confundieron en un libro con la de la Coca.
Imperialistas ignorantes!
Hmmm me encanta la Hesperidina y hace muchísimo que no bebo una copita.¿podré?
ResponderEliminarLe doy al tinto (Intimo de Canale, Nieto Senetier o alguno similar) yo obedezco al médico!je dijo 125ml x noche de tinto del bueno.
Yo también me alegro que fuera éste y no el otro norteamericano.
Me dió una oleada de pena recordar la fábrica.
Como se nos fué a la miercoles la industria nacional.
Que pena.
Me encantó el post!!
Besos
Pero de donde saca ud. toda esa información?,me encanta leerle, aprender cosas que para mi son curiosas e interesantes, gracias Opin, es ud, mi segunda universidad :-)
ResponderEliminarY para Cola_Colmo, lo relata muy muy bien.
Una sonrisa.
Excelente post.
ResponderEliminarDos cosas. Tengo una botella de Hesperidina en mi heladera.
Recuerdo la vieja fábrica Bagley, recuerdo a una de las hermanitas Calambre ir cada quincena a esperar al Pachulo para que este le diera unos mangos para la hija que tenían en común y las discusiones que se armaban.
Un abrazo.
Don Gaucho: Me mató, el dato de la Bidu Cola no lo tenía. Yo, de cuando era chico, me acuerdo que me gustaba la "Canada Dry" en casa y la "Norita" en Córdoba. Ahora me quedó la Pritty.
ResponderEliminarUsted no me va a creer, pero yo no sabía que el Fernet también es así de fuerte. Siempre lo tomé con otra cosa.
Un abrazo behodo
Doña Cantares: Claro que puede, dese el gusto. Ahora, entre nosotros, ¿me pasa el número de teléfono de ese doctor? Es todo un somelier.
ResponderEliminarPor lo de las fábricas usted no tiene idea y los turistas tampoco. El micro que los pasea por Barracas/La Boca les muestra todas las fábricas que han cerrado. Ascensores Otis, Alpargatas, Kleimann, Peuser, Kapeluz, Estrada, Canale, Cruz de Malta, etc. etc, aunque nadie se los diga.
Yo lo llamo el circuito fantasma.
Le mando un Cariño con mayúscula.
Doña Noah: Soy un plagiador experto. Muchos historiadores han relevado hechos llamativos e interesantes con diferentes resultados. Como en su mayoría son historiadores, se ven atados a normas de seriedad y conducta que yo no debo respetar y me permiten contar algunos cuentitos, desinformativos la mayoría, pero contados en la manera en que a mí me gustaría que me los contaran.
ResponderEliminarMe falta escuela, pero aprendo de mis amigos de la red.
Un cariño con miriñaque.
Don Mostro: Amigazo, que gusto que le haya agradado.
ResponderEliminar¿Yo me perdí de algo? Porque , si bien soy un lector silencioso de su blog, no recordaba entre los relatos de sus múltiples empleos, el relato de su paso por "la" Bagley.
Seguramente estará por venir.
¿Así que se armaba bardo? Y, si tenía que ir al laburo a reclamarle, muy tranquila no llegaría la doña ¿no?.
¿La Hesperidina se guarda en la heladera?
Otra que no sabía.
Bueno, al menos aprendo algo.
Le mando un abrazo.
No, no, nunca trabajé en Bagley. conocía a ambos contendientes, nada más.
ResponderEliminarY a mí me gusta fría, que se yo.
Muy buenos datos!!!
ResponderEliminarLa Hesperidina nunca probé o, si lo hice ni me acuerdo, por ahí me mezclan tantas cosas con el famoso:"te sirvo un poquito"? justo cuando ya ni veo las etiquetas jajaa.
Opin, ud.quisiera fabricarla? En Ctes. tenemos naranjas amargas pa'juntarlas al patearlas vea(además son árboles bajos)
Que la Coca calma los nervios? Faa, a mí me deja tan insomne que después me tiran los párpados.
Sí, al final "no hay MAL que por bien no venga".
Tapronto
Don Mostro: Siempre malinterpreto. No se preocupe, ya entendí. Ahora mismo guardo la Hespeidina en el horno...
ResponderEliminarUn abrazo
Doña Mónica: Correntina de ley. Yo siempre dije que la bebida afecta la vista; después de unas copitas uno ya no mira lo que toma.
ResponderEliminarGuarda con los análisis.
Fabricar Hesperidina? Si recién me entero que aún se fabrica.
Le digo que si Bagley no inventaba las Operas y otras galletitas , seguro se fundía.
Yo me acuerdo de la caña "Legui", el ponche "Capitán de Castilla", el anís de los "8 hermanos" , los licores "Porta" , el "Gancia" el "Cinzano" el fernet "Branca", etc. etc. pero le digo la verdad, la Hesperidina la tenía olvidada.
Ahora si el "capital" lo pone usted es otra cosa...
Un cariño para usted y su provincia.
Cuando era chica siempre me llamaba la atención la botella de la Hesperidina. Supongo que por el rostro en la etiqueta, no sé (sí sé que no me gustaba... hoy por ahí debería volver a probarla).
ResponderEliminarLo que no conocía era la otra parte de la historia. Independientemente de nuestros gustos particulares por una u otra bebida, debe ser mucho más importante haber sido el inventor de los inventores en este país.
Saludos.
Doña Lola: Gracias por pasar por aquí. La Hesperidina tiene una graduación alcohólica de las más altas, así que de grande puede que le agrade.
ResponderEliminarAcordamos con que el nuestro es el mejor de los inventores, "por afano".
Un cariño.
Muy buena la crónica. Mi compañerito de banco de la secundaria tenía a su padre trabajando en Bagley, ahí justo en el momento de la venta que menciona, lo que no impidió que para el viaje de egresados llevarámos dos cajas de seis botellas de esa noble bebida, patente 1, que desde entonces entró en mi estómago y corazón.
ResponderEliminarDon Sal: Gracias por pasar y comentar.
ResponderEliminarDOS CAJAS¡¡¡ Flor de viaje de egresados debió haber sido ese. Pensar que el mío fue medio aburrido y sin alcohol. (época militar ¿vio?)
Le mando un gran abrazo y nos estamos leyendo