En estos últimos días el tema recurrente y obligado en las principales ciudades de Argentina ha sido la ola de calor que nos agobia hace ya varios días, razón por la cual acepto desde ya que este post no va a ser para nada original.
Lejos de batir el récord obtenido por Australia con 136 días corridos donde la temperatura no bajó de los 38 ºC, las ciudades se han convertido en hornos de convección igualmente insoportables, gracias al cemento y el calor adicional emitido por los aires acondicionados.
En algunas capitales provinciales como Formosa, hasta el transporte público cuenta con estos adminículos, la edificación es mas baja y existen costaneras y arboledas donde refugiarse. En cambio en la Capital Federal, eso cuesta un sacrificio extremo tan sólo para llegar hasta algún sitio que provea las mensionadas características. La verdad, una olla a presión que con la llegada de las lluvias aumentando el factor de la humedad nos convierte en masas de chicle gelatinoso que se arrastra por las calles con el riesgo de quedar pegados en el cemento sin más y para siempre.
Ciudad, Buenos Aires, donde el servicio de subtes aún no cuenta con refrigeración como en cualquier lugar decente de la hidrosfera y la temperatura escala hasta 5 ºC más que en la superficie.
Cuentan en los diarios y en la tele (acá la abuela no los ha desmentido) que el día de mayor temperatura registrado fue en Febrero de 1845 (no tengo la fecha). Dicen que el calor era tan intenso que las vacas daban su último mugido a la vera del camino y estiraban las cuatro patas en bien del asado del próximo domingo. De ahí que con semejante mortandad de ganado y personas hayan dejado registrado el hito para la posteridad.
Más cercano en el tiempo el 29 de Febrero de 1957 dejó la impronta de 43,3 ºC en el Observatorio Metereológico de Villa Ortuza.
Si aplicamos la fórmula inventada en Europa en los años 80´y utilizada en Argentina desde los 90´, la Sensación Térmica habría alcanzado los 55ºC.
No me vengan a hablar del cambio climático hoy por que no atiendo a nadie, estoy acurrucado debajo de mi ventilador de techo , perpendicular al aire acondicionado, como dios me trajo al mundo, con los pies en una palangana con hielo y las ventanas cerradas para que el sol no caliente.
Si eso no es combatir el calor...
Chau.
Desde Febrero de este año, vivo en còrdoba. Antes, vivì tres años......en Resistencia, Chaco.
ResponderEliminarNo es solo la sequìa, el calor y el solazo.
Y los mosquitos? Te llevan en andas.
Odio el verano. Es para la gente de plata, nada màs.
Saludos
Yo viví dos años en Rosario y uno en Córdoba y le cuento que el peor verano fue en...Bahia Blanca. ¿Qué tenían en la cabeza estos gallegos que siempre ponían las ciudades en las zonas mas calurosas?
ResponderEliminarSaludos