Los olores que nos identifican

No hay que contar con el olfato de un can para poder sacar algunas conclusiones basadas en los aromas que despide la gente. Claro, siempre y cuando no los tapen con perfumes artificiales. Y aún así, podemos catalogarlos en base a la marca o nota que hayan elegido. 

En la película ganadora del Óscar 2020 , Parásitos, se observa una escena en que el millonario dueño de casa detecta cierto olor en su empleado, que no puede definir, pero le desagrada. El pequeño hijo del acaudalado patrón descubre que todos los empleados tienen el mismo aroma y esto el espectador sabe que se debe a su parentesco o lugar de vivienda. El patrón no.

Si bien nuestro sentido del olfato no es uno de los más desarrollados, ya en la antigüedad los médicos olían el aliento, la orina e incluso los excrementos de los pacientes para averiguar si estaban enfermos o no. Algo de verdad hay en ello ya que algunas enfermedades pueden distinguirse por su característico olor. Por ejemplo la diabetes huele a manzanas podridas, la fiebre amarilla a carnicería, el tifus a pan horneado y la insuficiencia hepática a pescado crudo no refrigerado.

Las enfermeras conocen bien cuando las heridas o ulceras de un enfermo huelen especialmente mal (olor pútrido), y que eso se debe a que están infectadas por una bacteria llamada pseudomona.

Es que nuestro cuerpo transmite al aire productos residuales del metabolismo que tienen cada uno un olor característico, por lo que cuando estamos enfermos, los microbios del intestino o la piel descomponen las sustancias metabolizadas en otras de olores característicos.

Mucho se ha investigado al respecto, incluso hasta llegar a extremos como la teoría sobre el olor de la esquizofrenia , ya rebatida, que indicaba que los esquizofrénicos segregaban un olor derivado del TMHA (ácido trans-3-metil-2 hexenoico), pero nunca pudieron reproducir los resultados .

Incluso existe una mujer escocesa que dice que es capaz de identificar el olor del Párkinson, el cual, según decía, era parecido al de la madera.
Y qué decir de los perros que pueden detectar el cáncer y otras enfermedades antes que el propio enfermo sufra los primeros síntomas.

Pero no todo tiene que ver con enfermedades. Cuando viví en Alemania tenía un compañero hindú que por más que se bañara tenía un persistente aroma a curry que emanaba de sus poros. Los baños alemanes siempre estaban desbordando un potente olor a almizcle dulce derivado del consumo de Chucrut y su componente principal, el coliflor fermentado. Y muchos productos químicos hacían que se nos impregnaran las ropas y la gente supiera si habíamos ido al baño o no.

El fumador de cigarrillos es repulsivo para quien no fuma y el de pipa según el sabor del tabaco que use.

El adolescente es famoso por el olor de su calzado (olor a pata) de origen hormonal, pero no deja inmune al adulto que puede obtenerlo por bacterias y hongos de la piel.

Cada colectivo es un muestrario de olores corporales a los cuales muchas veces estamos tan acostumbrados que no los notamos conscientemente hasta que alguno despida un gas o haya pasado un tiempo sin bañarse.

Todo es parte de nuestra vida animal, nadie debería horrorizarse.

Tal vez así uno pueda entender por qué no soporta la cercanía con una determinada persona y no pueda definir ese rechazo con otra frase que no sea, "es una cuestión de piel". Tal vez sea simplemente una cuestión de incompatibilidad de feromonas.

Taluego.