Antes de contar con las pelotas de cuero nacionales o importadas, el pibe argento debía conformarse con patear en su potrero una pelota hechas de trapos viejos o una Pulpo. Ninguna de las dos cumplía con los beneficios de una de cuero de vaca con cámara como las de los profesionales, pero servían desde el punto de vista de que eran económicamente accesibles para todos.
La de trapo no tiene un inventor registrado, pero la Pulpo viene de la mano de un operario de la empresa Pirelli que en la década del treinta decidió fundar su propio negocio en unos terrenos que alquiló en el barrio de Saavedra, en Pinto 3740. Gerildo Lanfrasconi, tal su nombre,decidió dedicarse a la elaboración de productos derivados del caucho y ese fue uno de sus aciertos.
Gerildo era básicamente un mecánico dedicado a hacer moldes y matrices que decidió crear su propio negocio alquilando seis lotes de cincuenta varas de frente. Su objetivo era dedicarse a la elaboración de productos derivados del caucho. Hasta que una genialidad derivada de la pelota que fabricaba Pirelli lo convirtió en un empresario exitoso.
En la industria de la goma hay dos cosas importantes: una de ellas es la mecánica, que consiste en hacer el molde de lo que se quiere fabricar, pero además está la parte química, que son los productos que deben intervenir en la fabricación de esa goma. Como él tenía conocimiento de la pelota que hacía Pirelli, con tres estrellas y pulida, contaba también con el conocimiento como para replicar los moldes necesarios. Entonces en 1936 comenzó a fabricar la pelota rayada, que para la época fue toda una novedad y el sueño de los pibes dado lo económico de su valor. De hecho patentó ese invento y por 25 años nadie pudo fabricar ese artículo”.
Para ello ideó un sistema que le permitió inyectar goma de color rojo sobre la goma blanca, lo que determina el rayado que se hizo tradicional. Tiempo después, al rojo tradicional le agregó el azul. A la Pulpo original se la trafilaba , eso significa darle espesor y forma a una goma que va saliendo por una trafila. Esa goma sale de color rojo. Lo que hizo Gerildo fue agregarle a esa trafila color rojo líneas blancas; en eso consistía la patente. Lo importante fue que todo era de goma. La pelota se podía pinchar, desgastar, pero la línea blanca nunca se borraba y uno podía seguir jugando.
Dicen que el nombre Pulpo se originó en el apodo con que se lo conocía a Gerildo, por la fortaleza de sus brazos. Era de contextura muy fuerte, si le dabas la mano, dolía. De entrada la pelota fue un éxito rotundo, tan es así que Pirelli le vendió todas las máquinas de vulcanización porque no pudieron o quisieron competir.
Ante las reiteradas crisis económicas del país y la excesiva urbanización que sufrió Buenos Aires, la pelota de goma ya no fue requerida por los nuevos chicos y dejó de producirse en 1994 aunque aún se pueden conseguir copias chinas que no pagan patentes. Desde 2004 aparece también un distribuidor y fabricante oficial que comercializa las pelotas del diámetro 1 al 5. Pero hasta ese momento la Pulpo era la metáfora de la industria argentina del siglo veinte, el símbolo de un país hecho de goma. Sólo había sobrevivido a la Pulpo el edificio donde se la fabricaba antaño.
Taluego
Fuentes : http://pelotaspulpo.com.ar/ https://www.facebook.com/pelotaspulpoargentina/
https://teacordas.altervista.org https://periodicoelbarrio.com.ar
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