Todos tienen algún tipo de recuerdo asociado con las golosinas de su infancia. En mi caso el cine se encontraba relacionado con una caja de Sugus confitados que eran una de las especialidades que el chocolatinero vendía dentro del cine a precios que la mayoría de las veces duplicaban el de cualquier quiosco en la calle. No era ni el pochoclo de la actualidad, ni las muzzarelas de los noventa ni los nachos con queso de los dosmil; eran los masticables de los negritos que iban promocionado junto con el maní con chocolate y el bombón helado que voceaban en la penumbra antes de iniciar el film.
Pero los pegajosos caramelos de colores tenían esa particularidad de explotar nuestras papilas con ácidos de sabores frutados que nos obligaban a ingerir uno y otro y otro, una vez más, intentando encontrar el sabor oculto que justificara toda la experiencia.
No nos importaba el por qué el de ananá tenía envoltorio azul, ni si venían más de uno u otro gusto dentro de la caja. Todos eran parte de la experiencia que ha abarcado el mundo entero. Y aunque todos pensamos que nacieron con nuestra infancia, los Sugus aparecieron en 1931, cuando el Sr. Lichti, Director general de Suchard, buscaba nuevos productos para su empresa y descubrió en la casa Suchard de Cracovia un caramelo que se fabricaba desde el 1929, que era de origen inglés y particularmente tierno, algo muy novedoso por entonces. El fabricante de este artículo le otorgó la licencia por la suma de 500 dólares de entonces. Un regalo.
Originalmente medían 2 cm x 2 cm de lado y su altura era de 7 mm. pero el tiempo los fue mutando y haciendo que cambiaran de formas y tamaños según lo fueran necesitándo los gurúes del marqueting.
El llamativo nombre viene de “suge” que quiere decir chupar en noruego y que comparte esta misma raíz con varias lenguas del norte de Europa. Además es fácil de pronunciar en la mayoría de los idiomas, se lee e identifica muy fácilmente en las tiendas y, además es un palíndromo, ya que se lee igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha, SUGUS.
Los envoltorios de colores tienen grabado el nombre de la marca en blanco para que el resaltado permita identificarlos bien. En el año 2005 la firma Wrigley compró la patente a Suchard y en el 2008 Mars, creador de los MyM’s, adquiere Wrigley, y ahora son ellos los que permiten que fabricantes como ARCOR en Argentina los produzcan a raudales.
Elaborados por Arcor, en Argentina los sabores varían ligeramente, siendo: manzana verde, menta, frutilla, ananá , limón, naranja, cereza, uva, damasco y tutti-frutti. Existiendo además algunos sabores nuevos que no han ganado demasiada aceptación.
Si le interesa y tiene ganas de armar un gran lío en su cocina, la lista de ingredientes es como sigue: Jarabe de glucosa, azúcar, aceite de palma, acidulante ácido cítrico, jugo concentrado de frutas 0,5% (naranja, ananá, limón, fresa, cereza), almidón modificado, dextrina, aromas, maltodextrina, emulgente lecitina de soja, colorantes rojo remolacha, beta – caroteno. Suerte con el experimento.
Ah ! Si quiere las proporciones ya es otra cosa, pero con gusto se las alcanzo previo pago de unos 500 dólares...
Pero como les dije, en mi país se conoce además la línea de Sugus Confitados en sus dos versiones: la tradicional y la Evolution. La primera contiene caramelos sabor frambuesa, ananá y limón; mientras que la segunda se conforma por cereza, uva y naranja.
Como novedad marquetinera del "nuevo milenio", la empresa lanzó los Sugus Max, que en lugar de medir dos centímetros miden 5 cm de cada lado y 1 cm de espesor en lugar de 0,7 cm. Traen, además, combinaciones de sabores.
No en todos los países y en todas las épocas se venden ni han existido los mismos sabores. Actualmente se pueden comprar por Internet Sugus de los sabores clásicos y, además, de manzana, cereza, melocotón, pera, frambuesa, grosella roja e incluso de lichi, una fruta que crece de forma salvaje en la región de Guangdong y en la isla de Hainan.
Pero los pegajosos caramelos de colores tenían esa particularidad de explotar nuestras papilas con ácidos de sabores frutados que nos obligaban a ingerir uno y otro y otro, una vez más, intentando encontrar el sabor oculto que justificara toda la experiencia.
No nos importaba el por qué el de ananá tenía envoltorio azul, ni si venían más de uno u otro gusto dentro de la caja. Todos eran parte de la experiencia que ha abarcado el mundo entero. Y aunque todos pensamos que nacieron con nuestra infancia, los Sugus aparecieron en 1931, cuando el Sr. Lichti, Director general de Suchard, buscaba nuevos productos para su empresa y descubrió en la casa Suchard de Cracovia un caramelo que se fabricaba desde el 1929, que era de origen inglés y particularmente tierno, algo muy novedoso por entonces. El fabricante de este artículo le otorgó la licencia por la suma de 500 dólares de entonces. Un regalo.
Originalmente medían 2 cm x 2 cm de lado y su altura era de 7 mm. pero el tiempo los fue mutando y haciendo que cambiaran de formas y tamaños según lo fueran necesitándo los gurúes del marqueting.
El llamativo nombre viene de “suge” que quiere decir chupar en noruego y que comparte esta misma raíz con varias lenguas del norte de Europa. Además es fácil de pronunciar en la mayoría de los idiomas, se lee e identifica muy fácilmente en las tiendas y, además es un palíndromo, ya que se lee igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha, SUGUS.
Los envoltorios de colores tienen grabado el nombre de la marca en blanco para que el resaltado permita identificarlos bien. En el año 2005 la firma Wrigley compró la patente a Suchard y en el 2008 Mars, creador de los MyM’s, adquiere Wrigley, y ahora son ellos los que permiten que fabricantes como ARCOR en Argentina los produzcan a raudales.
Elaborados por Arcor, en Argentina los sabores varían ligeramente, siendo: manzana verde, menta, frutilla, ananá , limón, naranja, cereza, uva, damasco y tutti-frutti. Existiendo además algunos sabores nuevos que no han ganado demasiada aceptación.
Si le interesa y tiene ganas de armar un gran lío en su cocina, la lista de ingredientes es como sigue: Jarabe de glucosa, azúcar, aceite de palma, acidulante ácido cítrico, jugo concentrado de frutas 0,5% (naranja, ananá, limón, fresa, cereza), almidón modificado, dextrina, aromas, maltodextrina, emulgente lecitina de soja, colorantes rojo remolacha, beta – caroteno. Suerte con el experimento.
Ah ! Si quiere las proporciones ya es otra cosa, pero con gusto se las alcanzo previo pago de unos 500 dólares...
Pero como les dije, en mi país se conoce además la línea de Sugus Confitados en sus dos versiones: la tradicional y la Evolution. La primera contiene caramelos sabor frambuesa, ananá y limón; mientras que la segunda se conforma por cereza, uva y naranja.
Como novedad marquetinera del "nuevo milenio", la empresa lanzó los Sugus Max, que en lugar de medir dos centímetros miden 5 cm de cada lado y 1 cm de espesor en lugar de 0,7 cm. Traen, además, combinaciones de sabores.
No en todos los países y en todas las épocas se venden ni han existido los mismos sabores. Actualmente se pueden comprar por Internet Sugus de los sabores clásicos y, además, de manzana, cereza, melocotón, pera, frambuesa, grosella roja e incluso de lichi, una fruta que crece de forma salvaje en la región de Guangdong y en la isla de Hainan.
Me resulta evidente que esta golosina seguirá venciendo al tiempo y nuestros descendientes continuarán degustándola en el futuro, pero tal vez sin las consecuencias que hoy en día hacen las delicias de los odontólogos en todo el mundo.
Taluego.
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