Gracias a la expansión de Internet y la facilidad de conocer animales en una pantalla LED, ya se encuentra en discusión si los zoológicos deben seguir existiendo o no. Un gran avance para quienes pensamos que los animales merecen su libertad.
Pero hay otro término mucho más preocupante, el del zoo humano, antecesor del Reality Show, que describe una actitud cultural de supremacía racial, que, según algunos investigadores, prevaleció en los imperios coloniales hasta la Segunda Guerra Mundial y que fue popularizado por la publicación en 2002 de la obra Zoológicos humanos, escrita por varios historiadores franceses especialistas del fenómeno colonial.
Pero la cosa no se detuvo allí, en la era colonial ni en la segunda guerra. El concepto de zoológico humano no ha desaparecido completamente; a pesar de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" de 1948.
Por ejemplo una recreación de una aldea congolesa se inauguró en la Exposición General de primera categoría de Bruselas (1958) o Feria Mundial de Bruselas de 1958. Otra aldea africana fue inaugurada en el Zoo de Augsburgo, en Alemania en julio de 2005. Y en agosto de 2005, el London Zoo exhibió a participantes voluntarios desnudos.
Finalmente en 2007, el Zoo de Adelaida presentó una «Exhibición de Zoo Humano» consistente en un grupo de gente que, como parte de un ejercicio de estudio, simulaban el encierro de un primate durante el día, y retornaban a sus hogares de noche. Los habitantes tomaban parte en varios ejercicios, con mucho de divertimento para los que miraban, que eran invitados a donar para nuevos encierros.
Pero volviendo a los inicios las exposiciones coloniales fueron la ocasión de presentar al público de la metrópoli algo que de otra manera jamás verían, una muestra de los diferentes pueblos colonizados, puestos en escena, en situación forzada y en un ambiente reconstruido.
Pero la cosa no se detuvo allí, en la era colonial ni en la segunda guerra. El concepto de zoológico humano no ha desaparecido completamente; a pesar de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos" de 1948.
Por ejemplo una recreación de una aldea congolesa se inauguró en la Exposición General de primera categoría de Bruselas (1958) o Feria Mundial de Bruselas de 1958. Otra aldea africana fue inaugurada en el Zoo de Augsburgo, en Alemania en julio de 2005. Y en agosto de 2005, el London Zoo exhibió a participantes voluntarios desnudos.
Finalmente en 2007, el Zoo de Adelaida presentó una «Exhibición de Zoo Humano» consistente en un grupo de gente que, como parte de un ejercicio de estudio, simulaban el encierro de un primate durante el día, y retornaban a sus hogares de noche. Los habitantes tomaban parte en varios ejercicios, con mucho de divertimento para los que miraban, que eran invitados a donar para nuevos encierros.
Pero volviendo a los inicios las exposiciones coloniales fueron la ocasión de presentar al público de la metrópoli algo que de otra manera jamás verían, una muestra de los diferentes pueblos colonizados, puestos en escena, en situación forzada y en un ambiente reconstruido.
También se las rotulaba como «exposiciones etnológicas» o «ciudades de negros», enfatizando las diferencias culturales entre las naciones occidentales y las no europeas. Estos zoos etnográficos han sido criticados por ser alevosamente degradantes de la condición humana, y por racistas.
Uno de los primeros antecedentes de los zoológicos humanos fue la colección de Moctezuma en México, la cual no solo consistía en un auténtico zoológico, lleno de diversos animales importados de toda Mesoamérica y Aridoamérica, sino que también exhibía a personas poco comunes como enanos, albinos y jorobados.
En el Renacimiento, los Médici, crearon una importante colección de animales en el Vaticano. En el siglo XVI, el cardenal Hipólito de Médicis tenía una colección de gente de diferentes razas. Él mismo dijo que entre sus "bárbaros" se escuchaban hasta 20 idiomas, ya que tenía entre su "colección", moros, tártaros, indios, turcos y africanos.
Uno de las primeras exhibiciones públicas de humanos fue la exhibición de P.T. Barnum de la mítica supercentenaria de 161 años, Joice Heth el 25 de febrero de 1835 y, luego, los siameses Chang y Eng Bunker. Sin embargo, la noción de la curiosidad sobre otros humanos tiene una historia tan larga como el colonialismo. Por ejemplo, Cristóbal Colón lleva indígenas de sus viajes al Nuevo Mundo a la corte castellana en 1493. Otro famoso ejemplo fue Sara Baartman de la nación nama, con frecuencia referenciada como la Venus hotentote, que fue lisa y llanamente exhibida en Londres hasta su deceso en 1815. Durante los 1850s, Máximo y Bartola, dos niños microcefálicos de El Salvador se exhibieron en Estados Unidos y en Europa bajo los nombres de "niños aztecas" y "liliputienses aztecas" Sin embargo, los zoos humanos se volvieron comunes solo en los años 1870, o sea a mediados del periodo del Nuevo Imperialismo.
De los nuestros también tenemos. EnParís, en septiembre de 1881, once fueguinos fueron exhibidos en el Jardín de Aclimatación, no se tiene claro si eran alacalufes o yaganes. Habían sido raptados en las costas del estrecho de Magallanes por Johann Wilhelm Wahlen, marino alemán. En los primeros días, la hija menor de uno de ellos murió. Luego de París fueron exhibidos durante tres semanas en Berlín, donde los alojaron en el recinto de las avestruces. La gira siguió rumbo a Leipzig, Múnich, Stuttgart y Núremberg. Para entonces ya se encontraban bastante enfermos y camino a Zúrich murió una mujer apodada Grethe, la salud del resto del grupo estaba tan frágil que debieron cancelarse todas las presentaciones en Suiza. Fue en este momento cuando el empresario Carl Hagenbeck intervino y envió de regreso a Punta Arenas a los cinco sobrevivientes de la gira, ya que el responsable de llevarlos había dado un depósito de garantía por los indios. En el viaje murió el último, apodado Andrés. Así es cómo regresaron tan solo cuatro de los once.
En París también pero en 1889 y desde el 6 de mayo hasta el 31 de octubre se celebró el centenario de la revolución con una Exposición Universal. En el marco de la celebración de igualdad, fraternidad y libertad, se exhibieron once indígenas selknam. A tal fin Maurice Maître raptó en la bahía San Felipe a toda una familia, a quienes llevó atados con cadenas. De los once, dos murieron en el viaje.
Fueron presentados tras rejas como caníbales, todas las tardes les arrojaban carne cruda de caballo y los mantuvieron sucios y sin posibilidades de higiene, para que tuvieran la apariencia de salvajes, todo para obtener beneficios comerciales. Ante las inhumanas condiciones de la exposición la S.A. Missionary Society comenzó a exigir la liberación y el retorno de esta familia a Tierra del Fuego. Fue tal la presión que obligó a Maître a cancelar la gira por Inglaterra y se fueron a Bélgica.
De los once selknam solo siete llegaron con vida a Petit-Carmes en Bélgica. Una vez en Bruselas fueron exhibidos en el Musée du Nord, el cual ofrecía una amplia variedad de atracciones, desde equipos electrónicos hasta obras de teatro con actores enanos. Fue en este contexto que el grupo de siete selknam fueron encarcelados por la policía belga en la sección de extranjeros. Tras este episodio, Maître y el grupo de selknam, volvieron a Inglaterra desde donde se embarcaron de regreso a Tierra del Fuego. De los once regresaron seis.
Pero París también secuestró a algunos indios Mapuches de nuestras tierras. En junio de 1883 dos familias de Mapuches fueron exhibidas en el Jardín de Aclimatación: un grupo de seis hombres, cuatro mujeres y cuatro niños. Fueron llevados hasta el lugar por el alemán Richard Fritz y según los registros había participado en un guillatun en la comunidad de estas familias, lo que indica un nivel de cercanía, por ende que no fueron llevados hasta Europa por la fuerza. Durante la exposición en París la representación se hizo a través del juego del palín y por el uso de sus instrumentos, sobre todo por el sonido de la trutruka. Después de París, la gira continuo rumbo al zoológico de Berlín y a una feria navideña en Hamburgo y en el palacio de la moneda (Chile). En términos etnográficos, la Sociedad de antropología de la metrópoli belga, recalcó en numerosas ocasiones lo reacios que eran para ser medidos y fotografiados para fines científicos.
Fuente Wikipedia
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