No se enoje antes de recordar que incluso en diciembre de 2009 el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, integrado por familiares y víctimas de organizaciones guerrilleras solicitó al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la remoción en el Parque de la Memoria de las 52 placas con los nombres de integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo que murieron en el Ataque al Batallón de Monte Chingolo del 23 de diciembre de 1975 (en democracia), incluidos por Néstor Kirchner como víctimas dentro de este monumento y que gracias a esa inclusión, sus familiares pudieron cobrar cuantiosas sumas en dólares como indemnización.
Entre los 10.700 nombres también fueron incluidos muertos por grupos paramilitares como la Triple A; caídos en ataques a comisarías y cuarteles como el de Formosa, jóvenes fusilados por Montoneros acusados de traidores y delatores y, en particular, Fernando Abal Medina dirigente montonero que murió durante un tiroteo con la policía.
La cifra resultante total es de 7158 víctimas. Es la suma de 6.415 desaparecidos y 743 víctimas de ejecución sumaria. Luego analizo, leo el Nunca Más y me asombro con la barbarie de quienes asesinaron, cualquiera haya sido su bando o ideal político.
Pero de esa misma forma en la que me posiciono políticamente con vehemencia, puedo abstraerme y apreciar la belleza de una obra de arte si ésta la tiene. En este caso, el de una estatua que nos transmite la tristeza de una juventud perdida por obra del fanatismo ideológico de algunos padres, el dogma del ideario comunista y la brutalidad de quienes los combatieron.
La estatua no he podido verla de cerca para saber cual es su nivel de calidad y detalle, pero la idea y el ambiente que genera su contemplación ante un horizonte infinito, me parece uno de los logros más hermosos en lo referente a la poética asociada a la escultura.
Se trata de la estatua de Pablo Miguez realizada por la escultora Claudia Fontes. Su nombre es "Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez", fue realizada en fundición de acero inoxidable, pulido espejo y mide unos realistas 170 x 75 x 50 cm . Fue emplazada cerca del Parque de la Memoria del que les hablaba, sobre el Río de la Plata, latitud 34° 32.356', longitud 58° 26.262'.
Se trata de la estatua de Pablo Miguez realizada por la escultora Claudia Fontes. Su nombre es "Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez", fue realizada en fundición de acero inoxidable, pulido espejo y mide unos realistas 170 x 75 x 50 cm . Fue emplazada cerca del Parque de la Memoria del que les hablaba, sobre el Río de la Plata, latitud 34° 32.356', longitud 58° 26.262'.
La propuesta de la escultora para el Parque de la Memoria se basó en un ejercicio o intento de reconstrucción de uno de los múltiples posibles retratos de Pablo Míguez, uno de los niños secuestrados junto a sus padres durante la dictadura militar. La obra se encuentra emplazada sobre las aguas del Río de la Plata, frente del mirador donde culmina el mal llamado Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado , de espaldas al espectador, quien debe activar la memoria de sus propios "desaparecidos" para reconstruir su rostro. La superficie pulida de la escultura refleja su contexto y provoca que la imagen se haga más o menos visible en el paisaje según las condiciones meteorológicas y el momento del día.
Me encantaría que se construyera algo similar en homenaje a las víctimas del terrorismo durante la vigencia de la democracia. Uno que hable de los asesinatos de pobres conscriptos de 18 años que montaban guardia de consigna a manos de esa "juventud maravillosa" que también había asesinado a José Ignacio Rucci en plena democracia.
Tristemente hoy mueren allí otros jóvenes incautos atrapados por el calor y las aguas traicioneras del Río de la Plata.
Pablo Miguez era hijo de militantes políticos. Según cuentan los relatos fue torturado delante de su madre porque ésta se negó a firmar la escritura de su casa. Dicen que estaba condenado porque "había visto demasiado". Pero dicen muchas cosas que nadie puede comprobar, incluso que ni los sicarios de la ESMA se atrevían a cumplir la condena. La cuestión, con o sin mito, es que sigue desaparecido.
Y en su estatua, un símbolo que perdura.
Taluego.
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