Dejar acéfalo el SEDRONAR por casi un año para luego cubrir el cargo con un cura no llega a parecerme solo una cuestión de fe. Simplemente la asociación ilícita existente entre el gobierno nacional y el narco debe ser manejada por alguien que pueda ser engañado de manera sencilla y estafado en su buena fe. Lo digo porque el titular del SEDRONAR no está calificado para su función y es solo por el voluntarismo de los funcionarios del oficialismo que un "Don" sin títulos puede ocupar el puesto de un "Doctor" sin que nadie chille. Que el sacerdote Juan Carlos Molina sea el nuevo titular de la Secretaría de
Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) no justifica tampoco que se intente hacer una campaña donde se miente para lograr que el público crea que lo que hasta hace poco era un "Viaje de ida" tenga retorno.
Transitando el borde de la apología de la droga, los afiches que cubren la Capital Federal parecen invitar a la juventud a consumir Paco, ya que , según ellos, esa adicción se puede curar y ellos se encargarán de hacerlo.
Puede que hayan olvidado que el Paco destruye neuronas y las mismas jamás volveran a recrearse. O que afecta el lóbulo frontal que nos permite mantener a raya nuestros instintos asesinos.
No, no han olvidado nada y como todo en el populismo garantista , se pretende llegar a paliar las consecuencias en lugar de atacar las fuentes.
Al joven hay que educarlo en el no consumo, en el no intento de experimentar nuevas sensaciones. Hay que educarlo en que quien consume drogas no es otra cosa que un esclavo de sus vicios y lo inteligente y despabilado es no dejarse esclavisar por nada ni nadie. Incluso por el Kirchnerismo.
El Paco es la pasta base de cocaína, algo muy parecido al crack que se fabrica con residuos de la factura de cocaína procesándolo con ácido sulfúrico y kerosene, para luego adicionarle cloroformo, éter o carbonato de potacio.
El consumidor lo ingresa a su organismo fumandolo en pipetas especialmente
diseñadas o cigarrillos, logrando euforia y placer; pero con un efecto tan efímero como venenoso para todo el organismo, lo
que genera una rápida dependencia, con aumento de la frecuencia de su
uso, llevando a las personas a consumir decenas de dosis diarias.
Los consumidores de paco, especialmente aquellos pobres o con escasos recursos económicos, suelen cometer delitos, prostituirse o vender sus pertenencias y las de sus familiares para obtener más de esta droga. La socióloga Alcira Daroqui, empleada en los juzgados de menores de Quilmes, cita lo que le dijera una chica adicta al paco luego de su internación:
"Yo agradecí haberle dejado mi piba a mi papá aunque él era violento, porque si no, yo era capaz de haberla vendido".
Según el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el consumo intenso de paco puede producir muerte cerebral en al menos seis meses. El adicto al paco puede fumar por día, en promedio, de diez a quince dosis. El efecto de una dosis de paco dura de dos a cinco minutos.
Si bien el paco es una droga de bajo costo, la adicción que produce y su efecto breve obliga al consumo reiterado por parte del usuario.
Los productos químicos que contiene son tremendamente dañinos para los órganos humanos, empezando por el hígado. Los usuarios también sufren de serios problemas mentales, como delirio y paranoia. Se estima que en Argentina se consumen 400.000 dosis de paco por día. El Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas del SEDRONAR antes de ser manejado por un cura, indicó que el consumo de pasta base de cocaína creció en los últimos años un 200%. La organización Madres en Lucha, que reúne unas 150 mujeres con hijos afectados por el consumo de pasta base, advirtió que en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano mueren "dos jóvenes por semana" debido a causas relacionadas al paco.Y esto sin contar la creciente cantidad de homicidios en ocación de robo que demuestran que aún cuendo la víctima no se resista y entregue todas sus pertenecias, el ladrón bajo los efectos del paco suele terminar asesinandolo con total alevosía y sin razón.
No, el mensaje que se debe seguir dando es el de que de la droga no se vuelve, que hay que evitar usarla, que no es recreacional, que daña la mente y es un viaje de ida.
Empapelar la ciudad con publicidad que minimiza el problema es hacer apología de la droga y para mal de males, desde el SEDRONAR y en manos de un cura.
Taluego.
Tomamos datos de Wikipedia para ilustrar el material
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