«La campaña de Roca, ganando tiempo, ante las urgencias de Sarmiento que lo apremia, ignorante de que el general construye su ejercito sobre la marcha, disciplinándolo y acondicionándolo como un ejército moderno, termina en la batalla de Santa Rosa donde el ejército nacional entierra definitivamente al ejército de facción. Hay ahora en el ejército un sentido elemental de la política nacional que se irá perfilando con la marcha de su conductor. También hay otro estilo que no es el de los degolladores. El general Francisco Vélez refiere cómo el general Roca hizo fusilar, bajo la presión de sus consejeros, a un supuesto espía, que después resultó que era verdaderamente agente de enlace de su amigo Civit. Agrega Vélez: "Es fama que Roca sintió entonces profundo horror y que formó el propósito de no firmar otra pena de muerte, propósito cumplido religiosamente durante su larga actuación en la jefatura del ejército y del Estado." Esa nueva promoción que tiene a Roca como conductor careció de una teoría nacional de la política y de la economía. Sólo le fueron dados atisbos parciales de la realidad; no así liberarse de las supersticiones ideológicas, pero con todo, su carácter nacional la hizo contrabalancear a los agiotistas y especuladores del puerto de Buenos Aires y posibilitar algún desarrollo industrial. Esta época y la de sus continuadores fue también de enajenación de los ferrocarriles nacionales y de concesiones leoninas al capital privado. Pero cumplió, en cambio, una política ferroviaria de sacrificio a cargo del Estado, que tuvo en cuenta las fronteras y estabilizó el norte argentino y la conexión con Bolivia. Pero lo fundamental es que con Roca vuelve al país el concepto de una política del espacio. Vuelve con un auténtico hombre de armas y vuelve porque ya hay un ejército nacional y la demanda mínima de este, la elemental, es la frontera.»
«Está la frontera con el indio, abandonada desde Caseros, cuando éste vuelve a rebalsar y hasta interviene en nuestras luchas civiles: Mitre ha traído a los indios a La Verde como los llevó a Pavón seguramente para replantear el dilema de civilización y barbarie a favor de la civilización, del mismo modo que Brasil llevó sus esclavos a la lucha por la libertad de los paraguayos. La primera tarea que realiza el ejército nacional es la conquista del desierto. El plan de operaciones repite el de la Confederación, con medios más modernos pero con la misma visión nacional. Lleva implícita la ocupación de la Patagonia –que se realiza– y la definición de la frontera con Chile que obtiene solución favorable y definitiva por la Política Nacional de las fuerzas armadas que representa el fundador del nuevo Ejército Nacional. Ella no hubiera sido posible sin la construcción del mismo, por encima de las facciones y sometimiento al mitrismo; la extensión vuelve a formar parte de la Política Nacional que se irá complementando hacia el norte, con los expedicionarios del desierto que en Chaco y Formosa consolidan, con la ocupación hasta la frontera del Pilcomayo. Toca también al ejército nacional resolver la cuestión Capital que algo aliviará al gobierno argentino de la presión constante del círculo de la oligarquía porteña. Frente a Avellaneda vacilante ante la insolencia de Tejedor y los demás mitristas, Roca expresa la posición firme de lo nacional y la decisión del Ejército Nacional de no aceptar más retaceos a la República. Este es el momento decisivo y es bueno señalar lo que destaca Ramos: al lado de Roca está Hipólito Yrigoyen, jefe del futuro gran movimiento nacional. Durante el período del mitrismo no fue carencia: hubo política antinacional consciente y deliberada, que se sostuvo en la inexistencia del Ejército Nacional, reemplazado por una milicia de facción. Con Roca y la reconstrucción del Ejército Nacional empieza a definirse una Política Nacional, zigzagueante entre la comprensión parcial de los hechos y el adoctrinamiento antinacional de los ideólogos, pero hay por lo menos una Política Nacional, la del Ejército, expresada por su fundador, el general Roca, que tiene una Política Nacional de las fronteras y una política económica a la que falta mucho para ser nacional, pero ya retacea el librecambio impuesto por los vencedores de Caseros en obsequio de los “apóstoles del comercio libre”»
Arturo Jauretche. Ejército y Política. 1958.
Taluego.
En España vimos billetes de 500 hace unos diez años, ahora pensamos que,o no existien o la "dueña de la casa" los tiene escondidos bajo llave. Da miedo pensar cómo actuan los políticos para generar votos, que piensen que hay que generar odio, por la patria, en lugar de bienestar,¿eso no hace patria?
ResponderEliminarDoña Jonhan. Hay que tener la precaución de sacarles fotografías para recordar como eran. Con respecto a lo otro, seguramente en un universo paralelo Maquiavelo habría sido un político argentino, ya que lema siempre es divide y triunfarás.
EliminarLos demás pagamos la fiesta y acá estamos...por ahora...
Cariños
Ahora voy y quemo "F.O.R.J.A."
ResponderEliminarDefenestrar a Roca no sirve, pero a sus descendientes, a los de la Sociedad Rural y a la yegua....sí.
Bueno, y al turco, a Cavallo, los militares, y los "Emos".
Y a Juan Martín Rodriguez (prócer con calle) que tomo el "Emprestito Barhing" que pagamos desde 1820 hasta 1901.
En suma, salvo Belgrano, hay que prenderle fuego a la historia argentina.
Hasta San Martín, tiene origenes dudosos. (Era un Alvear!!)
(Gustavo toma té de tilo. Y Marcelo....T de Alvear)
En suma, yo creo que acá hacen falta kilometros de paredón. (pero ojo! yo elijo)
Un abrazo.
Don Gaucho. Seamos sinceros, acá no se salva nadie. Cuando uno escarba un poco siempre sale mugre.
EliminarYo me sorprendía los otros días pensando que antes disfrutaba escuchando o leyendo a Osvaldo Bayer, a Eduardo Aliverti, a Rodolfo Walsh y cientos más que ahora escucho y me dan ganas de vomitar.
El contexto histórico lo es todo, de tal forma que lo que yo admiraba de quienes resistieron la dictadura, hoy me produce un rechazo extremo. Ellos no cambiaron y yo tampoco, cambió el entorno o el marco en el que se desarrollan nuestras vidas.
Creo que a muchos de mi generación les pasa lo mismo.
Para cada tiempo hay un análisis valedero. Sacar de contexto es arbitrario y mal intencionado.
Pero igual, y a su pedido, paredón para todo el mundo, y a cagar.
Abrazo.