Cuando regresó a Buenos Aires estudió en la Escuela Normal Nº 1 y se recibió de maestra de grado en 1878. El por entonces director general de escuelas, Domingo Faustino Sarmiento, le ofreció un cargo en una escuela de varones.
En 1882, atraída por las ciencias naturales y alarmada por la enfermedad de su mejor amiga, ingresó a la Facultad de Medicina y se atrevió a enfrentar una estructura que obstaculizaba el ingreso femenino a la universidad.
Ella instituyó el uso del uniforme que luego fue adoptado en otros países latinoamericanos.
En ese trabajo afirmaba que “casi todas las operadas de histero u ovariotomías sufren una irascibilidad pasajera y notable, aun en aquellas que antes de operarse lo tenían suave y apacible.”
Cecilia se inició en obstetricia y ginecología en el Hospital San Roque. Además, atendía un consultorio privado y otros de beneficencia.
Trabajó sin descanso, ideando nuevos planes para la salud y en 1892 fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios que luego se unió a la Cruz Roja Argentina.
A partir de entonces se preocupó para que muchos pueblos tuvieran salas de primeros auxilios y junto con la Asistencia Pública obtuvo el uso de alarma en las ambulancias que hasta ese momento sólo utilizaban los bomberos.
En ese mismo año se unió al equipo que realizó la primera cesárea en la Argentina y dos años más tarde se presentó en el concurso para cubrir el cargo de suplente en la cátedra de obstetricia para parteras (el concurso se declaró desierto porque en esa época las mujeres eran excluidas de la docencia universitaria).
A pesar de esto, dictó cursos, publicó libros y se ocupó de que se acrecentaran las mejoras laborales para las enfermeras.
Viajó a Europa y trajo nuevos planes profesionales de estudio. Fundó el Consejo Nacional de Mujeres, la Asociación Obstétrica Argentina y el Liceo de Señoritas. En 1905 le dio empuje al Instituto Argentino para Ciegos y creó el primer curso de ciencias domésticas. En 1910 presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias y el Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina, en el que se trataron temas sociales, educativos y legales. En 1916 se retiró de la docencia
y ya jubilada vivió sus años de manera muy humilde en su casa de Los Cocos, Córdoba; residencia que donó antes de morir para que se construyera la escuela que actualmente lleva su nombre.
Cecilia Grierson fue además escultora, pintora, gimnasta, pero sobre todo, una gran feminista que recibió premios por su incansable labor dedicada a los derechos y a la salud de la mujer.
Fuente:Textos biográficos de Estela Parodi
Lo peor, es que tipos como Cris, Boudou, o Kisiloff, desprecian a este tipo de gente.
ResponderEliminarSe rìen de ellos.
Vi el programa de Lanatta, y las "inversiones" que este grupete tiene en el sur, y no dormì en toda la noche.
Un abrazo.
Don Gaucho. Es el mundo del revés donde los Isidoros Cañones son los dueños de la torta y el que trabaja es un gil.
EliminarCreo que dado que la juventud se ha educado los últimos diez años en estos ideales, no soportarán la pérdida de esas prebendas y terminará corriendo sangre argentina en una guerra civil, grande o pequeña, entre los que quieren seguir teniendo lo robado y quienes quieren restaurar el orden institucional y mandarlos en cana.
La patria dividida una vez más.
Un abrazo.
Y la lucha continúa, aunque no sea tan extrema como antaño, aún hay barreras que derribar.
ResponderEliminarY Cristina no ayuda, la embarra.
Beso
Doña Maica. Seguramente Cristina no representa a esas mujeres que enorgullecen a la Argentina y son excelentes discípulas de la Dra Grierson.
EliminarTendrán que seguir luchando, aunque en Latinoamérica cada día más los destinos están en manos de mujeres ;)
Cariños.
En Argentina, y en el resto del mundo, si me lo permite :-)
ResponderEliminarBuen texto, informado, como de costumbre, y dando una leccion de etica.
Un abrazo, querido socio