En estos momentos la inversión Estadounidense en el espacio llega a su fin. No hay planes , todo termina y los ojos se vuelcan al proyecto ruso con costos que rondan la tercera parte del americano. Soyus será el punto de encuentro para los científicos que sobrevivan el sacudón laboral y las estrellas y franjas deberán tragar un poco de orgullo para mimetizarse con los logros de sus competidores históricos que lograran en el pasado los primeros hitos de la carrera espacial.
Uno recuerda los simulacros en el desierto de Arizona o en la estepa Siberiana, tan similares a la geografía que se preveía confrontar al arribar a la Luna o al mismísimo Marte.
Muy lejos de estas grandes epopeyas, pero con el mismo espíritu pionero, nuestros investigadores debieron confrontar las condiciones y características de los Hielos Continentales Argentinos, tan rigurosas y extremas como las reinantes en ese otro planeta distante que habita nuestra propia tierra: la Antártida, pero con la innegable ventaja de la casi permanente comunicación en toda época del año con el resto del país.
Nuestra gente vivía la época en que se hacía necesaria la adaptación a la vida antártica para asegurar una soberanía que aún hoy se encuentra en constante revisión y sus mejores posibilidades para practicar las maniobras necesarias para aterrizar en ese continente tan cercano a la mano de Dios, era en un medio real de características ambientales lo más parecidas que fuera posible a las imperantes en el helado continente austral. Las mismas se reunían en el Hielo Continental Argentino, réplica casi idéntica al hábitat antártico, de la misma manera que como había sido para los americanos Arizona o para los rusos la estepa Siberiana en su oportunidad y por supuesto, casi igual de barato por propiedad y cercanía.
El Hielo Continental del que hablamos y que fuera objeto de disputas limítrofes con nuestro país vecino Chile, es una masa de hielo geológico acumulado desde tiempos inmemoriales en los valles de los Andes Patagónicos, que forma glaciares y ventisqueros, y que en su lento y casi imperceptible deslizamiento gravitacional, alimenta con agua de deshielo las cuencas lacustres inferiores.
Su ubicación es dentro de los Andes Patagónicos, entre la provincia de Santa Cruz, Argentina y la chilena de Magallanes; con valles de hasta 60 km de ancho que forman lenguas de hielo -más o menos lisas o agrietadas- cuya profundidad se estima en no inferior a los 1200 m.
Esto, claro, es en el curso superior (o arriba si lo prefiere) de los distintos glaciares que desembocan en los lagos San Martín, Viedma y Argentino -confín aproximado del hielo continental- cuyo caudal de deshielo proveniente de los ventisqueros alimenta, a su vez, a los ríos Chico, Santa Cruz y Coyle.
Las condiciones climáticas son tan extremas como en la Antártida no sólo por el frío reinante sino por que dicha zona es barrida por fenómenos meteorológicos de una violencia y magnitud similar a la polar.
En esta región se encuentran los ampliamente conocidos glaciares Upsala, Ameghino, Viedma y Perito Moreno entendiéndose que es el ambiente más parecido al medio antártico, también por su clima, conformación geológica y topográfica.
Resultó lógico entonces que Argentina considerara que la zona del glaciar Upsala fuera elegida como la más apta para realizar simulacros con la idea de que la Fuerza Aérea capacitara a sus hombres en la dura tarea de acceder por aire al continente Antártico con aterrizajes sobre las muy temidas pistas de hielo.
¿Qué diferenciaba al Upsala de los demás? Se eligió el glaciar Upsala por tener unos 16 km de largo y más o menos 10 km de ancho. Además el glaciar dista tan solo 70 minutos de vuelo de Río Gallegos y algo más de tres horas de Comodoro Rivadavia.Todos estos antecedentes, favorables para un buen entrenamiento preantártico, motivaron el inicio de lo que se bautizó como la “Operación Upsala” que se llevó adelante desde el 9 de mayo de 1962, con el apoyo de un Grupo Terrestre que había iniciado actividades con anticipación para reconocer y marcar la zona de aterrizaje en el glaciar Upsala, a fin de que el grupo aéreo llevara a cabo operaciones en la misma sin mayores inconvenientes.
El Grupo Aéreo principal utilizaba un Douglas C-47 TC-33 y estaba formado por:
Capitán Mario Luis Olezza Comandante
Teniente Carlos Corino Primer Piloto
Suboficial Mayor Osvaldo G. Fernández Fotógrafo
Suboficial Ayudante Miguel Amado Acosta Mecánico de Aeronave
Suboficial Ayudante Francisco Taboada Comisario de abordo
Suboficial Auxiliar José María Biaiñ Mecánico de Aeronave
Cabo Principal Luis Gerosa Radiooperador
Como apoyo se despachó un Cessna con :
Teniente Eduardo Julián Canosa Piloto
Suboficial Ayudante Juan Carlos Nasoni Mecánico
Los aviones aterrizaron en el aeródromo de Lago Argentino, provincia de Santa Cruz y desde allí sus tripulantes iniciaron inmediatamente las tareas de comunicación por radio con el Grupo Terrestre, Bien sacadas las cuentas se consideró que la patrulla que iba a pie llegaría a las proximidades del glaciar entre los días 06 y 07 de junio de 1962.
Con esa idea en mente el día 07 de junio a las 09:30 hs el Douglas C-47 TC-33 con su dotación completa salió del Aeródromo de Lago Argentino con destino al glaciar, sobre el cual aterrizó a las 10:19 hs .
Mire usted que poquitas palabras se necesitaron para relatarle la hazaña. Cuando todo se planifica bien, se tienen personas altamente entrenadas y se cuenta con un poco de suerte, las cosas se logran sin mucho más que contar.
Claro, si lo hicieran en la actualidad deberíamos contar con un equipo de documentalistas que acompañaran al grupo terrestre, otro al grupo aerotransportado y varios helicópteros para filmar las escenas desde varios ángulos.
Poco tiempo después aparecería la nota en la National Geografic, tendríamos un documental en varios capítulos en el History Channel y los presidentes de turno intentarían colorear la hazaña con los colores de su partido.
Pero en 1962 no estaban presupuestados estos elementos y si bien se documentó de manera apropiada, el hecho relevante sería en definitiva la llegada a la Antartida de manera frecuente y programada.
Apenas un poco más de una hora después de haber llegado y ya con los pies bien fríos, exactamente a las 11:23 hs el avión despegó de regreso cumpliendo el objetivo fijado como programa, cuya meta era el simple adiestramiento preantártico en una zona tal vez única y bajo condiciones insuperables para este tipo de tareas.
El Grupo Terrestre, dotados de equipos de supervivencia para zona fría, material de radiocomunicaciones, carpas, vestimentas y alimentación adecuadas, se integró con el siguiente personal:
Teniente Alfredo Abelardo Cano Aviador Militar
Teniente Julio Florentino Luján Aviador Militar
Suboficial Mayor Pedro Martínez Aransolo Topógrafo
Suboficial Principal Pedro M. Ríos Mecánico de Radiocomunicaciones
Suboficial Ayudante Alfredo Villalba Meteorólogo
Cabo Primero Omar F. Poet Mecánico de Radiocomunicaciones
Soldado Aeronáutico Díaz Cocinero
Soldado Aeronáutico Escalante Ayudante de Cocina
Contando con el asesoramiento final y directo de:
Teniente Coronel (R) Emiliano Huerta Expedicionario al Himalaya
Director 'ad honorem' del
Instituto Nacional del Hielo Continental
Ingeniero Mario Bertone Miembro destacado del Instituto Nacional del Hielo Continental
Claro que para tener esa escasa hora y minutos de presencia sobre el glaciar el Grupo Terrestre había tenido que comenzar su tarea 30 días antes, el 10 de Mayo, trasladando materiales y equipos seleccionados provenientes del Depósito Antártico, con asiento en la I Brigada Aérea de El Palomar, que se completó el día 16 del mismo mes, con el aterrizaje en Lago Argentino del avión transporte Douglas C-47, matricula TC-33.
Para quienes iban de a pie la misión consistía en realizar una primer penetración para reconocer y marcar la zona posible de aterrizaje sobre el glaciar a fin de que el grupo aéreo realizara operaciones en la misma con la mayor seguridad que fuera posible.
Cabe destacar además, que sobre el brazo norte del Lago Argentino, el Grupo Terrestre construyó también una pista de 600 m de longitud por 50 m de ancho (170/350º) donde descendió el avión Cessna 180, matrícula LQ-ZKF procedente del Aeródromo de Lago Argentino, con lo que se rompió el aislamiento en que se encontraba la zona.
No sé si me entiende. Antes nadie tenía como llevar un avión y aterrizar en la zona y como consecuencia de esta maniobra de la Fuerza Aérea, ese lugar en el mundo quedó vinculado con el resto del país por el aire y para siempre.
Cumplida la tarea primordial , el grupo terrestre se vio favorecido al no tener que caminar todo el camino de regreso y ser evacuados por vía aérea el 09 de junio de 1962, llegando al Aeroparque Metropolitano el 11 de junio.
El Upsala hoy descansa de cualquier otro intento de práctica de aterrizaje y deleita a los turistas que se acercan hasta él simplemente para tomar las fotos necesarias para capturar su particular belleza. Ellos ignoran que el vínculo necesario para que pudieran acercarse está asociado a la lejana Antártida Argentina y a un grupo de hombres valientes que para habitarla debieron usar el glaciar como un “liceo preparatorio” y así lograr un triunfo sobre la naturaleza adversa.
Taluego
Adaptado de :
http://www.marambio.aq
Buena historia. No la conocìa.
ResponderEliminarQue tiempos aquellos. Como cuando se mandò un mono a la estratòsfera y se lo recuperò ("Juan")
Parecìamos un paìs con futuro, no?
Hasta el Pulqui, tenìamos.
Despuès vinieron los Alzogaray, los Cavallo, Los Menem.
Ahora està Macri.
En fin, es lo que hay.
Un abrazo.
Estimado:
ResponderEliminarDe donde sacó esa información, si me permite ser curioso? El tema glaciares y agua potable sería de seguir...
Atte/
Don Gaucho. Eran tiempos donde no se hacían discursos antes de hacer las cosas como ahora y la industria junto a las fuerzas del Estado se unían en muchos proyectos que funcionaban bien y daban trabajo.
ResponderEliminarLástima que se rifara todo para que algunos pocos se agregaran a la lista de oligarcas ricos de la república.
Un abrazo
Don Jorge. Los créditos de la información siempre los pongo en el pie del post. En este caso es la página oficial de la Base Marambio.
ResponderEliminarUn abrazo
Vamos, como vuelva a preguntarse cómo es posible que sus historias me gusten, o algo por el estilo, vendré hasta esta, la sacaré de aquí y la lanzaré contra la pared del mundo para que todo el mundo pueda conocer su dicción, su conocimiento, su retórica, sus etcéteras...
ResponderEliminarMe ha gustado, porque lo difícil es que algo así no pueda sorprenderme. Me gusta, ya le digo, cómo lo cuenta que es, en definitiva, lo que cuenta... Además todas las historias de aeronáutica me gustan... no dejo de mirar el cielo en busca de aviones o pájaros de papel... Y no dejo de ir a tomar café a las cafeterías de los aeropuertos porque, allí, claro, conozco tantas historias, tantas...
En fin, hoy vengo para quedarme un poco más... Y para decirle que no clausure el blog... que si hace falta, invertiré más tiempo y arrastraré a más gente. Aún echo de menos a nuestra socia fundadora, ya sabe...
Bueno, y lo otro que quería decirle es que tengo un nuevo blog, que no sé para qué, pero bueno... Ahí he dejado un poema que, dicho y escrito sea de paso, creo que será el primero y el último. Lo mío, si algo es lo mío, son las historias, mis historias, mis relatos... ya sabe...
http://cafetario.wordpress.com/
Le dejo un abrazo enorme, socio.
Mario
Don Mario. Ya me estoy yendo a disfrutar ese su nuevo espacio en donde seguramente también pondrá sus cuentos.
ResponderEliminarNo se preocupe que NSE seguirá funcionando aunque nuestra querida amiga haya decidido expresarse de otras maneras y en otros lados.
Un abrazo.