He notado que muchos son los autores que sobre el particular cargan sus tintas sobre un sólo tipo de evento, sin tener en cuenta que muchos de sus razonamientos sólo abarcan una ciudad o una provincia en particular.
Como comentáramos en la
primer parte, lo que configura en la actualidad la República Argentina contaba en toda su extensión con un alto porcentaje de población africana. Para encontrar la respuesta apropiada a la pregunta de por qué ya no existen en la actualidad, deberemos considerar en su conjunto varios hechos concurrentes en los cincuenta o sesenta años previos a la famosa frase de Domingo Faustino Sarmiento con la que abrimos la discusión.
Las causales de la extinción de los Afroargentinos pueden ser englobadas en los siguientes puntos:
- Cambios socioeconómicos
- Marginalidad y alimentación
- Guerra de la Triple Alianza
- Epidemia de Fiebre Amarilla
- Política de Estado racista.
Cambios socioeconómicos
Nuestra zona se encontraba afectada por una dualidad comercial que tenía como actores importantes a Españoles e Ingleses. El comercio con Inglaterra era extremadamente fluido con respecto a los esclavos y mucho de ese poder económico ha tenido influencia en las gestas libertadoras. San Martín nunca dejaba de pasar por Gran Bretaña para recibir órdenes de su logia y del plan para liberar estas tierras del yugo español colocando un gobernante títere (un Inca) que asegurara la continuidad del comercio con la corona Británica.
La misma separación de Uruguay del territorio general obedecía a la necesidad de mantener abierta ante cualquier disputa, la boca de la cuenca hídrica (la autopista del pasado) hacia la riquezas tierra adentro.
De tal forma, cuando Haiti y otras colonias con mayoría negra comenzaron a alzarse y reclamar su independencia, los británicos, tan pragmáticos como pueden ser, decidieron que a futuro el negocio ya no se encontraba en el comercio de esclavos, sino en la salarización del trabajo. Una falsa libertad nacía de la mano del imperio más rico de la época. Ya no se hablaría de esclavos, pues se les pagaría por su trabajo. Nadie imaginó lo que serían las plantaciones de caña o la explotación del tanino que más tarde poblarían de Macondos reales toda la américa del sud.
La asamblea del año 1813 en realidad plasma las modificaciones en el comercio que estaba impulsando Gran Bretaña a nivel mundial. "Más vale un negro tranquilo que viva de promesas a un negro revolucionario con ansias de libertad"
Marginalidad y alimentación
Uno de los barrios negros de Buenos Aires se llamaba "Del Mondongo" debido a que la mayoría de sus habitantes provenían del Congo-Mondongo en África. Por extensión, la principal comida por ellos consumida recibió el mismo nombre "Mondongo", es decir, todo aquello, incluidas las entrañas, que la mayoría de la población se negaba a consumir. Si usted quiere interpretarlo así, todo guiso a base de estómago vacuno (mondondo o "callos") pan con chicharrones o parrillada con chinchulines, ubre, tripa gorda y otras yerbas, viene de la costumbre de alimentar a los esclavos con lo más barato y con mayor valor energético: las grasas. Instalada la costumbre ya nadie se las podía quitar.
Si unimos el trabajo explotador a la mala alimentación y los denodados esfuerzos de los amos para evitar la procreación del negro, dado que era mucho más barato adquirir un esclavo adulto que criar uno, veremos que, según los registros existía un bajísima tasa de natalidad y una altísima de mortalidad entre la población negra. Todo esto relacionado con las más que miserables condiciones de vida que les prodigaban sus amos. Solo basta considerar que más de quince años después de la "libertad de vientres" que declaraba libres a todos los negros nacidos con posterioridad a la puesta en vigencia de la misma, la mortalidad entre los recién nacidos afectados por la ley duplicaba la de los blancos, alcanzando en 1828 la cifra escandalosa de 44,24 por mil.
La sociedad argentina prefería la muerte más económica del esclavo y la reposición del mismo por uno en perfecto estado. Ejemplificando esto existen registros indicando que en el año 1815 (dos años después de la sanción de la "libertad de vientres") más del 70 % de los negros que habitaban la campaña bonaerense eran recién traídos de África.
La guerra de la Triple Alianza
También denominada Guerra del Paraguay (1864-1870), se desencadenó por el intento de ayuda del presidente paraguayo Francisco Solano Lopez al gobierno Nacional (partido Blanco) Uruguayo en guerra civil contra el Partido Colorado apoyado por Brasil.
Solano López pidió ayuda al presidente Mitre y este la negó por estar a favor del Partido Colorado, forzando la toma de la provincia de Corrientes por parte del paraguayo.
Argentina , Brasil y el Partido Colorado Uruguayo se aliaron contra Paraguay en una guerra que resultaba tan antipopular que se debió recurrir a tropas enlistadas en forma forzosa y compuestas casi en su totalidad por hombres de origen africano, esclavos cedidos por sus amos. A estas tropas se las denominó Cambás.
Toda la financiación de la guerra de la Triple Alianza o Del Paraguay se obtuvo mediante empréstitos de firmas británicas, que veían conveniente el conflicto contra Paraguay ya que era uno de los pocos países que no había caído bajo su tutela económica, gracias al proteccionismo que había llevado al Paraguay a un gran desarrollo económico en comparación de otros estados sudamericanos.
Vencido Paraguay, su población estimada se redujo de 1.300.000 habitantes antes de la guerra a sólo 300.00 después de ella, casi todos mujeres y niños, considerándose uno de los desastres demográficos más grandes de la historia. A la par de ello, la mayor parte de los negros enlistados a la fuerza pereció en combate , reafirmando la idea que su uso en el frente de batalla era del tipo "carne de cañón".
Paraguay perdió gran parte de su territorio (169.174 km²) y fue obligado a pagar una abultada indemnización de guerra: el préstamo de 200.000 £ recibido de Inglaterra debió saldarse con refinanciaciones llevando la suma a 3.220.000 £. Reitero la injerencia de Inglaterra en el asunto económico local y su relación con la esclavitud desde su comercio original.
Epidemia de Fiebre Amarilla
La Fiebre Amarilla o Enfermedad del Vómito Negro, asaltó la Ciudad de Buenos Aires en más de una oportunidad, siendo la última (1871) la más cruenta llegando las víctimas a sumar más de 200 por día. Esta epidemia duró cerca de tres meses y afectó muy seriamente los barrios que menor infraestructura sanitaria tenían en la época. No por casualidad los barrios de los negros eran los más pobres y en donde la vida era más dura. Allí la tragedia era alentada por el hacinamiento, la promiscuidad y la suciedad reinante que afectaba también a la población blanca de la Vieja Aldea.
Muchas fueron las medidas tomadas para controlar esta epidemia mortal y muchos serían los nombres heroicos que adornarían calles y hospitales. Hasta fueron creados cementerios sólo por esta eventualidad.
La mayor parte de los habitantes pudientes de la Vieja Buenos Aires mudaron sus vidas donde los aires fueran más claros. Así barrios como San Telmo y Barracas fueron abandonados por las familias Lanusse, Martinez de Hoz, etc. para asentarse en los que desde ese momento en más serían los barrios Norte y Recoleta . Los más pudientes de la ciudad.
Pero con los negros no fue tan sencilla la cosa. Ellos vivían en zonas de relleno mediante basura y en las cercanías del puerto, allí en Barracas. Algunos ocuparon la zona del actual Palermo, siendo justamente San Benito de Palermo el santo patrono de los esclavos negros.
El desprecio por sus vidas se vio amplificado en esta oportunidad ya que se les negó cualquier posibilidad de asentarse en un mejor sitio (ya ni pensar en el Barrio Norte), usándose el Ejercito para cercar la zona y asegurar que nadie pudiera abandonarla. Los negros quedaron en sus barrios, contra su voluntad y allí murieron masivamente terminando sepultados en fosas comunes localizadas en lo que ahora es el centro turístico por excelencia "Plaza Dorrego" en San Telmo. Los restos aún se encuentran allí y en el antiguo cementerio del sur , actual
Parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2300, aunque también se debió recurrir a la adquisición de predios en las "chacritas" de los Colegiales, actual Cementerio de la Chacarita.
La tragedia fue inmortalizada por el cuadro La fiebre amarilla del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes, donde el artista presenta al jefe del socorro a las víctimas, José Roque Pérez, fundador de la masonería argentina, junto al doctor Cosme Argerich (ambos muertos en la epidemia), entrando en una casona de la calle Balcarce en donde encuentran a una mujer negra (Ana Bristani) muerta en el suelo, su hijo a su lado y el marido yacente en la cama.(ver imagen del post).
Esta epidemia se considera uno de los motivos de la desaparición de los Afroargentinos en la ciudad de Buenos Aires, pero no es una justificación suficiente para su desaparición a nivel nacional.
Política de Estado racista
En 1871 convivían en Buenos Aires el Gobierno Nacional, presidido por
Domingo Faustino Sarmiento, el de la Provincia de Buenos Aires, representado por
Emilio Castro, y un gobierno municipal presidido por Narciso Martínez de Hoz (pariente del José que se hizo rico con los esclavos, ¿se acuerda?). Antes habían pasado por la presidencia, Rivadavia, Urquiza , Derqui y Mitre
Todos amigos del gobierno británico y de la clase dirigente que, jugando el juego del imperio, había iniciado la lucha armada contra el Paraguay en la época de Mitre.
Las clases altas argentinas tienen profundos orígenes asociados al puerto y su aduana. Un punto neurálgico que oficiaba de puerta de acceso al Potosí y toda riqueza interior que se intentara comercializar. Sin embargo quienes llenaron sus bolsillos en esta ciudad, lo hicieron en base al contrabando y al comercio de esclavos.
Cuando éstos dejaron de serles útiles por la primer oleada de inmigración italiana y española que suministró mano de obra barata, el negro asalariado pasó a ser una carga peligrosa que al igual que indios y gauchos debía desaparecer a la brevedad. De allí la alegría de Sarmiento cuando decía:
'Llego feliz a esta Cámara de Diputados de Buenos Aires, donde no hay gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota' ¿Se acuerda?
Argentina demostró en todo momento ser racista pues sus clases dirigentes lo eran. El negro, el gaucho y el indio fueron exterminados en sucesivos gobiernos que de la mano de intereses foráneos implantaron una sociedad europeizante que los excluyó hasta su lenta desaparición. Quienes no migraron huyendo de esta persecución racial, el tiempo los fue mimetizando, eliminando sus particularidades africanas y creando una nueva raza mestiza sudamericana. Según Juan Carlos Coria de EDUCAR, las variantes resultantes serían las siguientes:
"Las mezclas y cruzas influyeron en la desaparición del afroargentino puro, derivando en las siguientes variantes.
Al hijo de blanco con negra se lo llamó mulato, al de blanco con mulata, tercerón, al de blanco con tercerona, cuarterón, al de blanco con cuarterona, quinterón, al de blanco con quinterona, salto atrás, al de negro con india, zambo, al de negro con zamba, zambo prieto si predominaba el color oscuro en la piel. Cuando en la sucesión de generaciones aparecía un hijo con la piel mucho más oscura que la de los padres se lo llamó salto atrás. La sangre mezclada fue un gravísimo inconveniente de índole social y política porque incapacitaba para el goce y ejercicio de ciertos y determinados derechos. Llegando a poner límites y castigos para el uso de determinadas vestimentas a hombres y a mujeres o la prohibición extrema de impedir el entierro en ataúdes, pues estos estaban reservados para los blancos.
Algunos nombres sobrepasan los enunciados como son el mulato morisco, que es el resultado del blanco con la mulata blanca. El mulato morisco solía ser rubio de ojos celestes y podía mimetizarse con el criollo euromestizo o como español, dándose casos de ser aceptado por el grupo social principal como tal. Por su parte el mulato prieto era el hijo de negro con mulata parda. Por lo oscuro de su piel se los confundía con negros africanos. Los pardos o zambos, dadas las variaciones en la coloración de la piel se los llamó cochos, chinos, cambujos, loros o jorochos. Otros grupos resultantes de las infinitas mezclas recibieron los nombres de mestizo prieto, que se podía confundir con el mulato; el mestizo pardo, llamado coyote en México, era el resultado del mestizo blanco con la mulata parda."
En la sencillez de quien como yo nada en su propia ignorancia pero lucha por mantenerse a flote, intuyo que si hubiera sido uno de esos negros libertos, habría emigrado en busca de mejores horizontes. Una decisión acertada considerando que todas sus actividades sociales fueron minadas por el poder local. Sus agrupaciones cerradas, sus diarios arruinados, hasta llegar a finales de 1940 cuando ya no existen registros de ninguna actividad organizada a nivel nacional.
El argentino dice tener una mente amplia, pero en el fondo es racista. Mejor dicho, el poblador argentino de las grandes ciudades y principalmente el porteño, esconde en su tono afable muchos "cabecita negra", "Judío de mierda", "Bolita borracho", "Peruano ladrón", y el nunca olvidado "Negro de mierda" que puede haber justificado su éxodo hacia costas más cálidas de corazón.
Taluego
Les dejo el enlace a EDUCAR donde encontrarán una descripción completa y mucho más profesional que la que yo he podido lograr
Fuente: Folklore y tradiciones, 1810, Felipe Pigna, Wikipedia, EDUCAR
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarToda una lección de historia, triste,desoladora, a mi estas cosas me ponen de un humor muy negro, pero sucedió, y ud lo ha narrado con la maestría de siempre.
ResponderEliminarGracias Opin.Un abrazo
Nadie dijo nunca, "Sarmiento de mierda"?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA las puertas de una huelga general... contra una reforma laboral, deforme... leo su texto, lo disfruto como siempre, me entristezco por razones varias.
ResponderEliminarEs increíble la manera de contar, de comunicar, de enseñar que tiene usted. A nosotros, obvio, sólo nos queda prestar atención, derramar los no sé cuántos sentidos y sensibilidades sobre tus palabras doctas. Es cierto, también, que nunca deja indiferente. Qué va... todo, todo, menos indiferente. Levanta sonrisas, apaga sonrisas, levanta ánimos, nunca desgasta el ánimo... pues lo necesitamos para seguir buscándole...
Somos, ya dije alguna vez... fruto de nuestras imperfecciones. Y como humanos, tenemos unas cuantas... O unas "muchas" cuantas.
Otra cosa, poca cosa... creo que el ser humano es lo más racista que hay sobre la faz de la tierra. Si todos perteneciéramos a una misma raza, con su color de piel, con sus modos y costumbres, con sus creencias, con sus etcéteras sobre lo humano y lo divino, también encontraríamos un motivo para ser racistas, sexistas y taxistas conductores de un odio estúpido. Si no, capaces seríamos de darle un nuevo significado a la palabra "racista".
En fin, ¿quién dijo aquello de que segundas partes nunca fueron buenas? Si ese alguien lo lee, lo disfruta, lo estudia y lo aprende... puedo asegurarle que, como yo, le felicitaría por esta entrega número dos.
Un abrazo, de igual a igual.
Mario
Sarmiento!! Gracias a Dios, nunca me aprendì su marcha. Lo odiè desde chico.
ResponderEliminarLa "preclara" dirigencia argentina, y los inefables ingleses.
Incluso la disecciòn de la "Provincias unidas del Rìo de la Plata", en Chile y Argentina, por ejemplo, se debe a ellos.
Un paìs que dominara el Cabo de Hornos, podìa ser peligroso. Habìa que desunir.
Pero su tiempo històrico, està acabando. Ya pagaràn tantas tropelìas.
Un abrazo.
No creo poder expresar lo que siento sin que se preste a malentendidos.Tampoco quiero que suene a "justificación"
ResponderEliminarSoy de un tiempo en que la escuela era una sucursal de la ONU, habìa Polacos,
Españoles, Rusos, Italianos, un Turco y no recuerdo ahora más, los chicos jugando en los recreos no teníamos problemas.
Me crié entre perfumes y sabores, sonidos y costumbres de diferentes paises y eso me enriqueciò como persona.
Pero, no soy perfecta y tengo mis reparos con algunas personas.
Claro que no movería un dedo para hacerles daño.
Creo que ahora expresé mejor lo que siento.
De todas formas es un tema que da para mucho, no se si todos los argentinos somos racistas y los habitantes de otros pises limítrofes no.
Un beso
Doña Cantares: 1;2 y 3. Disculpeme si la he puesto en este problemón, pero no soy yo, es el tema. Cuesta hacer saber lo que uno piensa pues se mezclan muchos conceptos y en pocas palabras uno no puede expresar lo que siente.
ResponderEliminarNi siquiera estaba seguro de que fuera correcto escribir "negro" o poner "gente de color" así que escribí como hablo.
No quise decir que todos los argentinos somos racistas, o que en otros países no los son. Hay de todo. Hoy el tema en muchos lados está focalizado con los gitanos.
En mi caso particular, no me siento racista, pero no puedo asegurar cual sería mi sentir en otras circunstancias de vida. Sé que discrimino por conductas y segrego de mi entorno a cualquiera que se maneje con agresividad o malos modos. Por ejemplo si mi vecino pone la música a todo volumen a las tres de la mañana lo insultaré, así sea chino, negro o ario con un consabido "xxx de mierda" y no por ello odio su raza, sólo rechazo su comportamiento o lo que el produce en mi vida.
En muchos paises cierran las fronteras de manera proteccionista a cualquier inmigración, nosotros las mantenemos abiertas y proveemos de salud pública y ciudadanía libre y gratuita a cualquier extranjero que se quiera afincar. Mal puedo decir que somos racistas porque se nos escape algún "xxx de mierda". Pero en el caso de la esclavitud en el pasado, la cosa venía desde el Gobierno Nacional, así como en EEUU duró hasta los años 60.
Su reiterado intento de explicarse puede que no la haya dejado satisfecha, pero no le quede dudas que la he entendido desde el comienzo y valoro cada frase que ha escrito.
Un cariño muy grande para usted.
Doña Noah: Espero que cada día quede aún más enterrado en la historia, como algo anecdótico que tal vez algunos piensen que nunca ocurrió y sigamos pintándonos la cara con corcho quemado en las fiestas escolares para representar a los queridos negros de la antigua aldea.
ResponderEliminarLa esclavitud es muy triste, pero hace a la condición humana desde sus inicios. Aunque hoy parezca que es un comportamiento desterrado de la vida moderna habría que mirarlo con los ojos del futuro y analizar si no ocurren cosas mucho más perversas que consideramos dentro de la normalidad.
Un cariño cómplice para usted ;)
Don Mario: Tiene razón en que aunque fuéramos una única raza encontraríamos la forma de ser racistas. Es la condición humana que desde la educación nos lleva a encontrar nuestra individualidad diferenciandonos. Pero como, por suerte, es sólo un hecho cultural, las nuevas generaciones ya comienzan a crear anticuerpos que los defienden de los virus y bacterias de la discriminación. Tal vez en el futuro tengamos nuevos problemas y nuevas soluciones, pero si desde ahora se educa en la amplitud, es probable que como en mi nota, sólo debamos pegarle una mirada al hecho histórico para no olvidar a lo que nos arriesgamos si llegamos a tener mala memoria, o al menos valorar lo que otros han sufrido para que estemos en este lugar.
ResponderEliminarComo sea, el tema me supera por todos lados.
Un abrazo.
Don Gaucho: Amigazo. Cuanto uno más escarba, más se da cuenta que con los españoles estábamos mejor (ja). Por algo luego de las invasiones Inglesas los liberamos a todos y hasta los mandamos en primera clase de vuelta a casa. !!! Si todos negociaban con ellos ¡¡¡ ¿De qué aceite o agua hirviendo me hablan? en menos de seis años eran dueños del país, o de lo que les interesaba, la riqueza natural.
ResponderEliminar¿No le suena a que la historia se está repitiendo, o siempre fue la misma? Se nos llevan el oro, la plata, el uranio, los glaciares, el petroleo... y no dejan regalías.
Suerte que tenemos un gobierno K.
Por dios, no ha cambiado nada.
Seguro que tampoco se va a aprender la marcha kirchnerista...
Un abrazo
Encuentro tanta diferencia entre yo y yo mismo como entre yo y los demás.
ResponderEliminarMichel Eyquem de Montaigne
y de paso
Que el diccionario detenga las balas (Sabina)
Doña Noah: Cierto, pero conmigo tengo que vivir cada día y las diferencias las puedo obviar ;)
ResponderEliminarSoy seguramente mucho más permisivo dentro de mi caparazón que fuera de ella.
Todo esto si es que entendí lo que me ha mandado (creo que sí) Aunque lo del diccionario me suena a un deseo muy pero muy positivo, más que a una posible realidad.
Como sea, gracias por hacérmelos llegar.
Me gustan.
Cariños
¿Dónde anda Mónica? ¿Nadie la ha visto por allí?. La estoy extrañando.
ResponderEliminar