Sarmiento dijo:
'Llego feliz a esta Cámara de Diputados de Buenos Aires, donde no hay gauchos, ni negros, ni pobres. Somos la gente decente, es decir patriota'.
También escribía en su última obra "Conflictos y armonías de razas en América" que se alegraba al estimar extinguidos a los negros en menos de medio siglo. Sin embargo lo que el ex presidente olvidaba, tal vez adrede, era que San Martín partió a sus campañas y el cruce de los Andes con cerca de 2500 negros entre sus 5000 infantes de los cuales sólo regresaron 159 al Río de la Plata. Hasta el mismísimo Sargento Cabral, quien salvara al libertador en la batalla de San Lorenzo, era de color. Olvidó también que la defensa de la ciudad en las invasiones inglesas estuvo a cargo de africanos cedidos por sus patrones o amos, y que por ello la primer medida del Cabildo de Buenos Aires una vez vencidos los invasores fue desarmar a los esclavos por las dudas. Quien firmaba el manifiesto era el mayor tratante de negros del Virreinato junto con el primer José Martinez de Hoz y Sarratea: Don Martín de Alzaga, quien suponiendo una mala acogida de la medida por los implicados mandó pagar y agradecer los servicios en forma especial y con promesas de libertad por sorteo. Sólo 22 de los 668 que formaban el cuerpo la lograron por este medio.
Y eso que el país era negro en su gran mayoría. Desde épocas anteriores se sabía que en su mayor pico el 50% de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eran de origen africano. La actual provincia de Tucumán tenía un 64% de población negra, Santiago del Estero un 54%, Catamarca un 52%, Salta un 46% y Córdoba un 44%
Y es que los europeos que llegaban a Buenos Aires se calaban el peluquín y trapos costosos para dedicarse al comercio y nunca volver a trabajar, así que lo primero que compraban era un buen grupo de esclavos que los mantuvieran.¿Que cómo es eso? Bueno, existía la visión equivocada que en Argentina o más correctamente en las zonas urbanas de esta parte del Virreinato del Río de la Plata, la esclavitud era mucho más relajada que en el resto de las colonias. Esto obedecía a que en otros lugares se utilizaba al esclavo para trabajar la tierra, mientras que en Argentina se lo usaba para el trabajo artesanal. De tal forma se gestó un nuevo método de esclavitud denominado "condición estipendiaria" por la cual el esclavo debía pagarle un jornal fijo a su amo. A cambio, el esclavo podía vivir fuera de la hacienda y emplearse en cualquier tipo de fabricación artesanal. Lo que ganara debía sustentar su vida así como pagar el jornal al amo. Muchos ahorraban unos pocos centavos para así algún día poder comprar su libertad. Muy pocos lo lograron. Generalmente se les permitía adquirirla cuando ya eran viejos para trabajar y su manutención resultaba costosa al amo.
Quienes venían de visita a Buenos Aires y observaban el libre andar de los esclavos malinterpretaban este tipo de pseudo libertad.
Cuando su hijita se vista de masamorrera o vendedora de empanadas para un acto colegial, recuerde usted (y no le diga a ella) que las masamorreras que vendían ese néctar a base de harina de maíz blanco cocido, leche y azúcar, hacían tratos "deshonestos" con sus clientes para luego copular por la noche en lo que era el pequeño cementerio junto al
convento de Santo Domingo, solo para juntar un extra que las pudiera liberar.
Ahora bien esta pobre gente era la mercadería que conformó uno de los mayores genocidios de la humanidad. Piense que el tráfico de esclavos que llegaba a nuestras costas tenía su origen en la que se dio en llamar Slave Coast o Costa de los Esclavos, que iba desde Senegal hasta Angola. Sólo en el cruce del Atlántico para llegar hasta aquí, moría el 40% de los embarcados. En América muchos otros no llegarían a su destino "Terra adentro". La explosión económica de este comercio solo puede ser comparada a la revolución industrial originada en el mismo país que nos proveía de esclavos. Ciudades como Liverpool en Inglaterra y Nantes en Francia crecieron exponencialmente a raíz de este mercado. Los barcos partían con vituallas hacia África donde se intercambiaban por seres humanos generalmente prisioneros de guerras tribales que eran vendidos por los vencedores. Cuanto más crecía el comercio más se promovían las guerras entre tribus para contar con "mercancía" para intercambiar. Si usted quiere verlo así, la esclavitud era esponsoreada por las propias tribus africanas.
Luego de realizado el trato se cruzaba el océano y se vendían aquellos que lograban llegar vivos. Si se notaba algún enfermo a bordo que pudiera contagiar a los demás se lo tiraba por la borda, si enfermaba y no podría ser útil, se lo tiraba por la borda, si hablaba de más o sembraba la discordia se lo tiraba por la borda. Miles de torturas tales como sacarle la piel en vida, azotarlos, extraerles los ojos, y todo lo que una mente enferma pudiera inventar era usado por ingleses y franceses para sembrar el terror y así evitar rebeliones y revueltas. Los que llegaban vivos se encontraban en pésimas condiciones, comidos por las enfermedades y hambrunas, a tal punto que se hacía necesario una revisión médica y el método de la cuarentena antes de pasar a comercializarlos dentro del continente. El primer sitio encomendado a tal fin se encontraba en la Aduana Vieja en la actual esquina de Balcarce y Belgrano, lugar que daba al río y permitía un desembarque sin contacto con el pueblo. Luego debido a la gran cantidad de cadáveres que se acumulaban se debió mudar un tanto más lejos de la zona poblada. Esto es en los predios que hoy ocupa el Parque Lezama. Aún así se armaron también en la actual Plaza San Martín en Retiro pero luego de la queja de los vecinos por los malos olores y pestes que traía el viento norte en verano debió irse alejando más y más de los horrorizados habitantes de la vieja ciudad. Los últimos centros de revisión y cuarentena se situaron en la orilla del Riachuelo, luego se mudaron a Quilmes. Casi al fin del Virreinato se obligaba a que todo desembarco de esclavos se realizara en la zona de la Ensenada de Barragán.
A esta mercadería humana se la denominaba "Piezas de Indias" aunque al contrario de lo que uno podría llegar a pensar, una pieza no correspondía a una cabeza sino a un potencial de trabajo. Así una pieza de indias se refería aproximadamente a un joven de 25 años sano, pero en su defecto podía "armarse" sumando una niña, una vieja, un viejo enfermo y un niño hasta completar un potencial de trabajo equivalente.
Las medidas negreras eran así:
Cabeza de negro, Cabeza de esclavo: Cualquier persona sometida a la trata, sea cual fuere su edad, sexo o condición.
Pieza de Indias: Hombre o mujer de quince a veinticinco o treinta años, sin vicios y con todos los dientes.
Cuarto, Medio, Cuatro quintos de pieza: Cuando no llenaban aquellas condiciones.
Tres piezas de Indias: Corresponde a una tonelada de negros.
Bozal: Negro recién introducido del África, que no habla el idioma local.
Ladino: Negro que había sido esclavo en América, por lo menos un año, y que ya conoce la lengua local
Muleque: Negro bozal de siete a diez años.
Mulecón: Negro bozal de diez a quince o dieciocho años.
Una buena Pieza de Indias se podía comprar en Buenos Aires a 130 pesos y venderse en Chile, Perú o Bolivia a 500 o más.
Los cupos eran regulados , pero el contrabando y la entrada por otros puertos hacía que el negocio hiciera florecer y prosperar a lo más encumbrado de la sociedad porteña. Con el tiempo, los cupos de importación definidos por el rey de España y el método de asentamiento equivalente al del tabaco y el cacao frenaron un poco esta actividad, aunque en cualquier censo que se realizara eran mayoría los negros recién llegados de África pues se hacía lo posible para evitar su reproducción local.
Entonces luego de este resumido preámbulo al tema, me pregunto: ¿dónde están los afroargentinos en la actualidad? ¿qué ha pasado con ellos?.
Con sólo cruzar el "charco" usted encontrará que en el Uruguay gozan de buena salud todos los descendientes de los afrouruguayos. Que han mantenido su identidad y tradiciones, aún cuando se encuentran integrados plenamente a la sociedad luego de largas generaciones de ejercicio de la ciudadanía plena.
Los argentinos ocultos tras una falsa máscara de amplitud de ideas, parecen ser tan racistas como el Sarmiento de las primeras líneas.
Muchos historiadores han pasado por alto esta singular y tan importante pregunta. ¿Que ha sido de nuestros negros? ¿No queda nadie de aquellos que trajeron la voces de la zamba, la milonga, el malambo, el candombe y el tango?¿De aquellos que poblaron los barrios del Tambor y del Mondongo en la antigua Buenos Aires?
Continuará.
Taluego
Fuente: Folklore y tradiciones, 1810, Felipe Pigna
Y bueno, Sarmiento y su "generaciòn del 80" se encargaron de mandar los ùltimos, a la guerra de la triple alianza, y no volviò casi ninguno.
ResponderEliminarQue tipo, este Sarmiento.
cuando mataron a Peñaloza, a traiciòn, y delante de su familia, escribiò: "lo felicito por el ajusticiamiento, ESPECIALMENTE, por su forma".
nunca me aprendì la marcha de este tipo, gracias a Dios.
Un abrazo.
Opin, me ha dado ud, una buena lección de la historia de su país,que desconocía, pero me ha dejado el alma encharcada.
ResponderEliminarComo relato,perfecto.Como testimonio,para echarlos por la borda, uno a uno.
Un abrazo estremecido
Don Gaucho: Esta es la Parte 1, una pequeña introducción para intentar responder mi propia pregunta. ¿Por qué en Uruguay siguen existiendo y ninguno se quiso quedar acá?. No me convencen algunas respuestas, el tema es más complicado de lo que parece.
ResponderEliminarSarmiento se muestra como el más sincero dentro de una época extremadamente racista.
Continuara
Le mando un abrazo.
Doña Noah: El panorama se pone peor en la segunda parte. Usted no sabrá si en la actualidad no somos todos continuidad del mismo problema.
ResponderEliminarPara nosotros en Argentina es un tema que no ha sido tocado por mucho tiempo por parte de los historiadores tradicionales. El análisis de los acontecimientos nos cuenta una historia mucho más lamentable que la que incluí aquí.
Un cariño
Don Opin, Sarmiento no es santo de mi devoción pero hay que verlo dentro del contexto.
ResponderEliminarSi hasta no hace tanto se dudaba que la gente de color tuviera alma.(se dudaba de lasmujeres tambièn)
Si aún hoy se habla de "raza negra" cuando la raza humana es una sola.
Si,somos racistas,me consta.
Espero la segunda parte negrito lindo jaja
Creo recordar que algo tiene que ver la fiebre amarilla.
Besos
Doña Cantares: Creo que ha quedado demostrado que los negros tienen alma pero las mujeres no...nnoooooo se me enoje. Usted la dejó picando.
ResponderEliminarY, si, me descubrió, soy negrito mota de ojos verdes ;)
Y por lo que leo, recuerda bastante bien, pero no alcanza. Lamentablemente se juntaron un montón de cosas en contra de esta pobre y alegre gente.
La segunda parte estará para el jueves.
Un cariño.
El argentino avivado todavía sigue viviendo esclavizando "negrit@s", aunque no afros pero sí de otros lares.
ResponderEliminarDe aquél que trajo la alegría desde Uruguay, creo que Bs.As. le robó todo lo que pudo y lo marginó (esto si se salvó de ser liquidado) como para que se vuelva,NO SEA COSA QUE ESPANTEN A LOS TURISTAS, vió?
Besitos Op!
Tapronto
Doña Mónica: Anda muy cercana a mi teoría de la verdad. ¿Vio que no eran alegres los post que se venían? Justo usted que es tan alegre, le vengo a arruinar el día con esto. Pero bueno, de vez en cuando regreso a los temas como Malvinas.
ResponderEliminarLe mando un cariñazo
Me recordaste, en el parrafo de Sarmiento, a cuando le explicaba a mi hermano las convicciones que tenia ese seudo sujeto que conforma una parte de un feriado (por suerte solo la parte de maestro)
ResponderEliminarGracias por esta llamativa reseña historica!
Don Lic_jasper: Ojalá su hermano ya fuera medio grandecito, pobre, si no me imagino las amonestaciones en la escuela cuando dijera lo que el hermano le enseñó.
ResponderEliminarUn gusto verlo por acá.
Le mando un abrazo grande.