Triste el sino de un país donde junto a cada brote de pasto se yergue una vaca.
No, es broma.
Pero no muy lejano al problema que afrontaban los habitantes de la República de Platina al sur de Gondwana en el siglo XIX.
¿Quién podría creer que aún teniendo una ganadería en franca expansión no nos era posible hacer llegar el producto a los mercados mundiales? El tema era muy importante. Imagine que cuando una familia ganadera argentina viajaba a su segunda patria (París, Francia y sólo París) llevaba en el barco las vacas necesarias para proveerles el jugo de res en empaque ubre a sus vástagos insoportables.
Y todo porque aún no existía el frigorífico.
Las carnes Platinas dependían del saladero, es decir un proceso de deshidratación que poco más convertía los preciosos bocados en pedazos de
charqui difíciles de degustar.
Grande fue la alegría cuando el Ingeniero
Charles Tellier demostró allá en la Academia de Ciencias de París que podía mantener las carnes frescas mediante la evaporación del amoniaco o del éter metílico.
Hasta ese momento habían fracasado todos los métodos de conservación propuestos por particulares.
El Gobierno Nacional de Platina había llamado a concurso en el año 1868 con el propósito de estimular a los inventores, pero los proyectos presentados no cumplían con las condiciones esenciales, así que la invención de Tellier era una bendición.
En 1876, aparece el navío "Le Frigorifique" que constituye la primer prueba de transporte de carnes a larga distancias, manteniéndolas a 0º C, según el método de Tellier quién contó con la colaboración del Platino Máximo Terrero y de dos ciudadanos Uruguayos: Federico Nin Reyes y Francisco Lecocq.
El barco llegó con carga a Buenos Aires el 25 de diciembre de 1876. Probadas las carnes en una comida pudo comprobarse que aún cuando su gusto era levemente desagradable por haber permanecido entre 50 y 105 días en las cámaras frigoríficas, eran comestibles por estar en perfecto estado de conservación.
De inmediato la Sociedad Rural Platina se sumó completando una carga vacuna para el retorno del navío, como mensaje publicitario que indicara que el tema de la conservación de la carne estaba resuelto en forma definitiva.
En 1876 aparece un segundo barco llamado "Le Paraguay" que trajo desde Marsella cuatro cuartos de vacuno y diez carneros, pero en este caso enfriados mediante el método llamado "Carré-Julien" que permitía temperaturas de -20 o -30 ºC
Ahora sí, sin faltar a la verdad el representante de la Sociedad Rural, Alfredo Biraben declaró que el estado y sabor de la carne luego de descongelada era idéntico a si la hubieran faenado el día anterior.
Los viajes de regreso de ambas naves no hicieron más que aseverar que el tema del transporte de carnes estaba solucionado, aún cuando algunas de las reses del "Le Frigorifique" no llegaron en perfecto estado.
El pobre Tellier había inventado un método que había quedado en desuso casi un año después de su aceptación, principalmente porque el método "Carré-Julien" era más seguro y económico.
Pero resulta mucho más interesante cómo fue la desaparición del navío "Le Frigorifique".
En la brumosa noche del 19 de marzo de 1884, a corta distancia del golfo de Gascuña, fue colisionado por estribor (que es el lado de allá) por el navío inglés no pirata Rummey. Cuando la tripulación vio que ambas naves habían quedado enganchadas de lado y que los daños de "Le Frigorifique" eran mayores, saltaron todos a cubierta del vapor inglés. Ésta acción parece haber dañado la autoestima del buque de nombre francés cargado de carnes. Yo les digo, amigos lectores, ojo como tratan a sus barcos, bicicletas o automóviles, que los están escuchando y no hay que herir sus sentimientos. Parece que alguno de los tripulantes habría dicho,
-Vámonos a la mierda que este cascajo se viene a pique-
Y una vez que hubieron trasbordado todos, el más frío de los barcos se desprendió y alejó en medio de la bruma cual despedida de telenovelón de la tarde.
Una lágrima de cocodrilo corrió por las mejillas de sus decenas de tripulantes.
La visibilidad seguía siendo casi nula. Los franceses y los ingleses a bordo del barco de éstos últimos intentaban superar el momento de tensión vivido cuando de la nada, surgió "Le Frigorifique" una vez más , lanzándose contra el Rummey a todo vapor, colisionándolo y hundiéndolo al fin.
No, no era la venganza de la mujer abandonada que regresa por más. No, parece que el timón había quedado trabado de forma caprichosa haciendo que su trayectoria lo llevara nuevamente hacia donde se encontraba su traicionera antigua tripulación.
Por eso, ojo con lo que dicen dentro del auto. Si piensan cambiarlo, que no se entere...
Taluego.
"Le Frigorifique"
Fuentes consultadas: Producción animal, Daniel Balmaceda, Wikipedia
Algo de esto leì, cuando estudiaba el tratado "Roca Runciman", y la imposibilidad de llevar a Englandlandia, la carne desde New Zeland.
ResponderEliminarPero igual entregaron todo.
Muy bueno lo del "Frigorifique!"!!!
Lex, dura lex, sed lex!!!
A mire yo siempre digo que a las máquinas las carga el que no se nombra,Carlos Saúl no, el de más abajo.
ResponderEliminarCuando en un ascensor alguien se queja del ruido o el movimiento yo, le hago una caricia y le digo que es bonito, las caras de los que estàn a mi lado son para un cuadro.
Autos, barcos (me gustò lo del lado de allà) pc ni hablar de lavarropas y heladeras, indudablemente tienen su sensibilidad.
¿Habrà sido un barco francés o la tropa de algùn Moyano?
Como sea, me gustó la historia, hoy di un paseo por los otros blogs suyos pero como estaba de mal humor me retirè,vuelvo otro día con tiempo.
Besos
Don gaucho: Usted estudia cada cosa¡¡¡
ResponderEliminar¿Vió todo lo que escribí solo para contarle que el barco pegó la vuelta y los hundió?
En cualquier momento escribo un libro relatando el cruce de la Av. 9 de Julio.
Tendría unas 800 páginas.
Un abrazo.
Me quedó picando saber qué es un 335 que dice se llevó su hijo.
Doña Cantares: Yo por las dudas a las cosas las trato bien hasta que se rompen, ahí las insulto como a cualquier hijo de vecino. Pero mientras se portan bien, que nadie intente decir algo que hiera sus sentimientos porque seguro que de inmediato dejan de andar.
ResponderEliminarIncluso a mi auto lo acaricio cada día como si fuera un alazán. Estaré piantao?
Espero mejore ese humor que seguramente se ha dañado por razones valederas.
Un cariño.
Me encanta ese humor surrealista que aplica ud a historias reales.
ResponderEliminarDesde hoy,voy a prometer amor eterno,incluso a la batidora,al frigorífico, le regalo hasta un anillo de compromiso :-)
Felicidades Opin, y gracias, porque leerle es un placer.
La verdad Opin es que ud.,DON, me resulta muy entretenido, hasta cuando juro no pasear por los blogs como terapia baratajustaynecesaria porque una, tiene sus lunas,vio?
ResponderEliminarSoy una brutita de 4ª, pero como me quiero, trato de aprender acá, sí.Lo suyo es de lo mejor!
Cuando unos amigos de Formosa, trajeron cecina secada al humo y después de probarla, por años, no pude comer carne de ninguna manera.Ellos eran estudiantes pensionistas y sus flias, con qué amor les preparaban "eso".Cosas de gente con campos envidiables. Hasta ahí nomás...
Con respecto a los aparatos, tendré cuidado.Ahora entiendo lo que pasó cuando pateé sin querer el de matamosquitos.
Muy interesante le posté otra vez.
Muchos cariños
Tapronto
P.D.:también aprovecho los comentarios de aquí, así que alargue todo, que si me falta, entro de nuevo, eh? jajajaja
La verdad verdadera, la que circunda por mis sensaciones y nace en sus textos, es que su dicción ni me deja frío cual primer frigorífico, ni se hunde en la ciénaga del aburrimiento y el vano conocimiento.
ResponderEliminarQué manera de mostrar, usted la historia. Que manera de aprender, un servidor. Qué manera de improvisar verbos. Qué manera de aglutinar conocimientos. Qué manera, qué maneras de entretener mientras se lee.
Su humor, fresco, que no frío. Su frescura, literaria y realista. Mi agradecimiento, tan simple como sincero...
Seguiré navegando por los mares del sur, con su permiso.
Y gracias por sus acertados comentarios en mi blog. De REMITE y la sensación que le produjo, sería un placer contarle y hablarle el porqué...y por qué... En fin, le agradezco cada una de sus visitas, cada una de sus palabras. Cada uno de los enlaces que me ha prestado, también.
Un abrazo, viento en popa.
Mario
Doña Noah: Siempre hay que imaginarles un almita a los objetos que nos hacen la vida más fácil. Solo hay que imaginarnos la vida sin ellos. Pero de allí a formalizar una relación, habría que fijarse que tipo de baterías lleva... ;)
ResponderEliminarUn cariño con aire acondicionado.
Doña Mónica: Usted anda visitando otros Blogs? No míhijita... este es el único que vale la pena (y los de mis amigos).
ResponderEliminar¿Vio lo que es la carne desecada? Pensar que antes era casi lo único que había.
Y mire que hay algunas recetas que llevan esa carne y aún son ricas. Una se llama "Ropa vieja" y es un guiso que se puede hacer con carne común pero hecha fibras.
Después me cuenta lo que le pasó con el matamosquitos. ¿Se electrocutó?
Le mando un gran abrazo
Don Mario: Es un orgullo que aún tenga el ánimo dispuesto para leer mis desvaríos. Yo por mi parte disfruto cada uno de sus relatos e intento ir a visitarlo en esos momentos en que el cuore pide un poco de literatura de nivel.
ResponderEliminarMis comentarios son un vicio. Un vicio que en los talleres llamamos devolución, pero que al no tener forma de leer sus argumentos se me hace un camino que no debería haber recorrido. El artista es el único dueño de su obra y tal vez por eso en mis otros Blogs no dejo habilitados los comentarios.
Cuando quiera, aquí arriba hay un enlace de correo para aquellos que quieran comentar algo pero no quieren que sea leído por los demás. Es un correo privado que todos pueden tener en sus blogs y que lo provee 123contactform
http://www.123contactform.com/
En éste figura bien arriba de la página junto a una arroba destellante de neón.
Le mando un abrazo con toda mi admiración