Como todo niño de 9 años de edad Cayetano se rebeló a las pautas paternas que lo pretendían tener controlado y dejó a los pies de la cama de su padre una caja de zapatos cuidadosamente cerrada. Cuando Don Fiore abrió la caja se encontró con los cadáveres de todos los canarios de la jaula del patio , Cayetano les había arrancado los ojos y las plumas. A los 8 ya había cometido su primera fechoría. Tomó de la mano a un niño de 21 meses y lo llevó a un baldío donde comenzó a pegarle en la cabeza con una piedra. Al pequeño Miguel de Paoli lo salvó el vigilante de la esquina, que llevó al agresor a la comisaría. El padre, un farolero enfermo de sífilis , alcohólico y golpeador , tuvo que ir a buscarlo y todo quedó como una pelea de chicos.
Ya nadie podría detenerlo.
En el año 1906 Don Fiore Godino recurrió a la comisaría de Urquiza 550 para denunciar a su hijo Cayetano Santos Godino. alegando la imposibilidad de gobernarlo. El comisario se apersonó en el conventillo de la calle 24 de Noviembre 623, llevó al niño ante el juez y luego de una recriminación fue devuelto a sus padres. Como no se veía ningún tipo de mejoría en 1908 lo encerraron en el reformatorio de Marcos Paz donde pasó tres años de reclusión.
Al año siguiente a su liberación, en 1912 para ser mas exactos el 25 de enero apareció el cadaver de Arturo Laurora de 13 años. Encontrado en una casa abandonada de Pavón 1541, presentaba signos de golpes y estrangulamiento.
A las seis de la tarde del 7 de marzo, una niña de 5 años vestida con un hermoso vestido blanco lleno de volados y puntillas, llamada Reina Bonita Vainicoff comenzó a arder frente a la vidriera de una zapatería. Alguien la había rociado con fósforo. Murió 16 días después. Su abuelo al ver que su nieta ardía cruzó la avenida Entre Rios sin mirar y un carro lo mató.
El 16 de julio de ese mismo año, Cayetano incendió un corralón en Garay al 3100. En septiembre, mientras trabajaba como mandadero en unos almacenes del barrio, acuchilló a un caballo en los establos de Chiclana al 3300. Dos días después prendió fuego a la estación de tranvías de la Compañía Anglo, que tenía entrada por Estados Unidos y por Carlos Calvo. El 8 de noviembre de 1912, y en un descuido de sus padres, desapareció el niño Roberto Carmelo Russo, de dos años y medio, quien jugaba con su hermanito mayor en la vereda de Carlos Calvo al 3800. Minutos más tarde, un vigilante rescató a Roberto Carmelo en un baldío. Lo habían maniatado con un piolín. Junto a él estaba un muchacho menudo y de orejas apantalladas: alegó que acababa de descubrir a Robertito y estaba desatándolo.
Muchos otros hechos similares acontecieron hasta el fatídico martes 3 de diciembre de 1912.
Jesualdo Giordano era un nene gordito de tres años que vivía en la actual calle Pedro Echagüe entre Jujuy y Catamarca. Desapareció de la vista de su madre, frente mismo a su casa, para aparecer muerto en un basural conocido como la quinta Moreno. Lo habían estrangulado con trece vueltas de un piolín que se le hundió en el cuello. Como no terminaba de morir, el homicida le perforó la sien derecha con un clavo de cuatro pulgadas, al que golpeó con una piedra hasta que la punta salió por el otro parietal. Luego tapó el cuerpito con chapas de zinc y se fue tranquilamente a su casa. Este crimen logró hacer estallar a la opinión pública obligando a que la policía comenzara a considerar una lista de sospechosos entre los que estaba el Petiso Orejudo. Para colmo, Godini asistió oculto entre el público, a la reconstrucción del asesinato y al velatorio del niño donde algunos testigos dicen se mostró compungido al acercarse al féretro blanco y tocar la cabecita con mano trémula. Si sumamos que debido a su analfabetismo debió hacerse leer por terceros las notas de los diarios que luego guardaba celosamente y que había sido visto llevando de la mano al pequeño Jesualdo el día del asesinato, resulta obvio que sus días de libertad estaban contados. Fue detenido el 5 de diciembre. El tipo habló sin tapujos por horas y todo se publicó en los diarios de la época.
El proceso judicial duró dos años que pasó recluido en el Hospicio de las Mercedes, no podía ser mas feliz. Todo el mundo le prestaba atención. Las mayores eminencias en la psiquiatría criminal de la época muy unida a la anatomía humana, lo estudiaban y analizaban. Pero aunque todos pidieran a gritos la pena capital , resultaba inimputable para ella. El Petiso Orejudo sólo tenía 15 años de edad.
Godino fue condenado por cuatro crímenes, que resultaron ser los más documentados, quedando en el olvido una gran cantidad de niños que nunca fueron encontrados.
Fue examinado como un cobayo; en el diagnóstico, se destacaban sus características físicas: la escasa talla (1,51 metros), la cabeza pequeña (microsomía); la extensión de sus brazos, que abiertos alcanzaban una envergadura de 1,85 metros; sus orejas desmesuradas y en asa, su delgadez y lo gigantesco de su órgano sexual. Todo conducía a una conclusión: Godino estaba predestinado al crimen. Al menos según la ciencia de la época.
El Petiso Orejudo fue condenado en 1914 a la pena de reclusión perpetua, que en esa época no permitía excarcelación. El juez lo envió a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, donde podía ser aislado en una celda. Allí donde hoy se encuentra el parque pasó varios años. Aprendió a leer y a escribir.
En 1923 se inauguró en Ushuaia un presidio de máxima seguridad. Se la llamó "la cárcel del fin del mundo". Godino, severamente custodiado y engrillado, fue trasladado a ella .
En 1933 la famosa revista Caras y Caretas envió a su corresponsal José María Soiza Reilly a realizarle una entrevista exclusiva en su residencia numero 90 de Ushuaia. El público así logró enterarse que el Petiso había matado a dos gatitos que eran las mascotas del resto de los reclusos y también que el gobierno había pagado una de las primeras cirujías estéticas practicadas en el país por medio de la cual le redujeron esas enormes orejas que lo caracterizaban.
Parece que a los reclusos no les gustó nada el tema de los gatitos y lo molieron a golpes . Falleció el 15 de noviembre de 1944 (muchos años después de la paliza) por una hemorragia interna causada por una gastritis avanzada.
Cuando en 1947 se cerró el penal, no pudieron encontrar sus huesos en el camposanto. Habría que preguntarle a Roberto Pettinato ya que su padre fue el último director del penal y dicen que su esposa tenía un pisapapeles hecho con el fémur de Cayetano Santos Godino, alias El Petiso Orejudo. El primer asesino serial argentino.
Que pena que no fuera el último.
Chau.
Fuente: El Petiso Orejudo: primer asesino serial argentino de Albaro Abos
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Conocìa la historia, pero està muy bien contada.
ResponderEliminarQue cosa! Los asesinos seriales yanquees, son glamorosos.
Pero los nuestros, son una peste. Tendrìa que aparecer alguno que sea asesino serial de polìticos.
Saludos
Gracias Gaucho, le envidio el poder de síntesis, siempre tan acertado.
ResponderEliminarYo gasto muchas palabras para decir lo mismo.
Me llama la atención como pasados tantos años y asesinos, se sigua hablando de Godino como si fuera una excepción a la regla.
Escribí la entrada por que tiene ese aura de historia de época, como la película que señalé, pero hay cientos de asesinos diarios (sólo alcanza visitar un hospital pediátrico para conocerlos)que no llegan a ser famosos por que no son lo suficientemente brutales como para aparecer en los medios.
Coincido en el tema politicos amigo, pero en ese caso debería ser un señor de más de 70 inimputable también y que si lo agarran le toca reclusión domiciliaria.
Así quedamos todos contentos, digo...
muy buena yo actue en la peli el niño de barro. todas las locaciones estan en san antonio de areco bs as. saludos por mas data nadieesdejadoatras@hotmail.com
ResponderEliminarDon Anónimo. Muchas gracias por el comentario, siempre es interesante ese tipo de datos.
ResponderEliminarUn abrazo