La Farmacia de Perón
Hace algunos meses en De Letras Y Colores publicábamos el Post “Antiguas puertas de Buenos Aires” donde hacíamos mención a la permanente desprotección del patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires, traído de la mano del negocio inmobiliario que tantos estragos ha originado en países como España. (ver aquí) Resulta sumamente preocupante que los propietarios de inmuebles históricos reciban ofertas que pueden hasta triplicar el valor del inmueble, simplemente porque en esa ubicación y merced a los metros cuadrados del terreno (FOT) es posible construir una torre de quizás 30 pisos, que redundará en un negocio de varios millones de dólares una vez finalizada la comercialización. Muchos invierten en el pozo (es decir invierten antes de la construcción) dándole el capital inicial de inversión a la constructora para adquirir el terreno y comenzar la obra. Luego de iniciada, muchos de estos inversores venderán su parte a valores que pueden llegar a triplicar lo pagado inicialmente, pues la construcción avanzada atrae a nuevos clientes “dulces” que deciden pagar el valor al ver el edificio casi terminado. Esto puede detenerse aquí o seguir pasando de mano en mano hasta finalizada la obra. Para ese momento habrá ”movido” varios millones de dólares. Todo a partir de la compra de una vieja casona bien ubicada. Ah¡ y si no quieres vender hay métodos que les han dado grandes resultados a estos mafiosos del ladrillo. Un ejemplo es el desarrollado en el barrio de Palermo. En complicidad con los políticos de turno (muchos de ellos abogados y emprendedores inmobiliarios, tal como los últimos funcionarios y presidentes del país) se inundó la zona de Palermo con prostitución y drogas. La propiedad bajó terriblemente en pocos años y muchos vecinos vieron en sus puertas las tarjetas de renombradas inmobiliarias ofertando minucias por sus propiedades. Muchos vendieron y hoy esa zona está libre de prostitución (pero no de drogas) y el metro cuadrado vale cerca de tres mil dólares. Si eso no alcanza, pueden munirse de mano de obra desocupada (pistoleros) para amedrentar y robar en la zona, todo con la finalidad de que la creciente inseguridad convenza a los vecinos de mudarse. Hay varios nuevos proyectos que se encontraban en ejecución a inicios del año 2009 y que gracias a dios fueron abandonados cuando comenzaron a explotar las burbujas inmobiliarias y ya nadie podía comprar un mísero departamento de un ambiente.
Luchando en contra de estos elementos que viven en el filo de la legalidad, convirtiéndose en criminales amparados por la ley, se encuentran ONG´s como “BASTA DE DEMOLER” tratando de proteger lo poco que va quedando. Una futura posible victoria de esta ONG es la que nos ocupa hoy, dado que desde hace pocos días se ha logrado promover un proyecto para la protección de un inmueble que desde hacía muchos años debía estar preservado.
En el mercado de antigüedades ya estaban frotándose las manos mientras imaginaban a que valores ridículamente altos podían vender a los turistas que pasean por San Telmo lo que se desmantelaría de una de las pocas farmacias clásicas que quedan en la ciudad. La misma funciona desde 1880 en la esquina de Pichincha y Moreno y fue fundada por Tomás Liberato Perón, abuelo del ex presidente y uno de los más reconocidos sanitaristas argentinos. Nueve años antes de morir, Tomás inauguró la farmacia “Stella Maris”, un antiguo despacho y laboratorio de emplastos, ungüentos, tisanas, ventosas y medicinas elaboradas a pedido de recetas magistrales.Hoy en día la farmacia se encuentra justo en la vereda de enfrente de su locación original, pues en el año 1930 su siguiente dueño José Patiño Gómez la mudó creando un comercio de medicinas que los historiadores consideran un verdadero museo gracias a sus muebles y vitrales, verdaderas piezas de colección que en la actualidad configuran uno de los rastros más importantes del Art Nouveau. En su inventario, el local no sólo tiene piezas de artesanía en madera que dejan sin aire a cualquier ebanista profesional. También posee intactos todos los frascos, balanzas y marquesinas que supieron ofrecer, desde 1930, un potentísimo analgésico llamado Geniol y un fijador de color azul, cuya marca era Glostora.
Varios legisladores porteños están tratando de preservar este sitio, pero hasta el momento no hay ningún resultado. Se ha instalado una feria americana en su lugar y varios de sus muebles se han desmantelado para ser vendidos por separado. Es que el actual dueño del local no puede solventar los gastos pues el negocio de farmacia ya no le resulta rentable. Habiendo intentado todo para lograr la valorización de este legado, solo nos queda esperar que “BASTA DE DEMOLER” , el legislador Patricio Di Stefano (PRO) y la ex-diputada Teresa de Anchorena (anterior presidenta de la Comisión Especial de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico de la Legislatura) logren que se apruebe el proyecto de “Declaración de Sitio Histórico” de cinco farmacias, entre las cuales está incluida “Sella Maris”, que fue presentado antes de entrar en receso la Legislatura (10 de diciembre 2009).
Espero poder cerrar esta entrada dentro de unos meses declarando algún final feliz para la “Stella Maris”. Chau.
Te dejo un enlace a BASTA DE DEMOLER y a un blog de otra entusiasta de la belleza urbana.
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NINGÚN TEXTO ES ANÓNIMO.
Tags: Buenos Aires oculta, Vejestóricas
Publicado por OPin
El artículo La Farmacia de Perón fue publicado por OPin el miércoles, 6 de enero de 2010. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 1comentarios: en el post La Farmacia de Perón
EL "GENIOL" ES USTED.
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