Corría el año 1968 y Argentina vivía su quinta dictadura militar, con Juan Carlos Onganía en la presidencia. El último gobierno democrático había sido el de Arturo Illia, que había terminado derrocado dos años antes. En el Sur del Conurbano bonaerense existía un diario que se llamaba Autonomía y no tenía ese nombre en vano. En él publicaron un artículo que le molestó al almirante Benigno Varela, un militar que había sido parte de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas que hizo el Golpe. Se había retirado hacía un mes dejando el cargo de comandante en jefe de la Armada, y para ese momento era un hombre bastante conocido..
En la nota en cuestión lo habían tildado de traidor y a Varela, claro, no le gustó nada. Entonces decidió actuar. Y lo hizo a su manera. Eligió a dos hombres de su círculo cercano para que actuaran de "padrinos", una especie de asistentes de los contendientes de duelos. Fueron el almirante Carlos Alberto Garzoni y el doctor Atilio Barneix. Los mandó hasta Lanús a buscar a Yoliván Biglieri, un abogado y periodista radical que por ese entonces dirigía Autonomía y que era, por lo tanto, el responsable de las palabras que incomodaron a Varela, que no estaban firmadas por nadie.
"Los dos padrinos fueron hasta la oficina de Biglieri y le informaron que Varela quería batirse a duelo. El militar habrá pensado que Biglieri se iba a asustar y que le iba a pedir perdón. Pero no sabía que se estaba enfrentando a un hombre con todas las letras y a una figura clave para Lanús, que de ninguna manera se iba a achicar", cuenta el historiador Omar Dalponte, ex director del Museo Municipal Juan Piñeiro, de Lanús.
"Lo que no sabía, tampoco, es que el abogado tenía conocimientos de esgrima y que iba a ser capaz de dar una pelea pareja", agrega Dalponte.
Entonces Biglieri también eligió a dos personas cercanas para que oficien de padrinos: el ex diputado nacional Vicente Mastrolorenzo y Jorge Najle. Acordaron día y lugar para el duelo. Sería el 3 de noviembre de 1968 en lo que en ese entonces era la calle Caá-Guazú (hoy la avenida Eva Perón) casi llegando a las vías del viejo Ferrocarril Belgrano, en Monte Chingolo, la parte Este de Lanús.
Fue a primera hora de la mañana, cerca de las 6, cuando el sol recién empezaba a asomarse. Pero no pasó desapercibido. Es que por esos días se decía que iba a venir el magnate griego Aristóteles Onassis a renovar su pasaporte argentino. Entonces muchos medios internacionales mandaron representantes para cubrir el evento. Pero finalmente, el millonario empresario nunca llegó y como ya estaban acá, los periodistas fueron a ver el duelo.
Por eso, el evento apareció hasta en el New York Times y la BBC. En Los Ángeles Times titularon el relato "Affaire de honor en Argentina" y los medios locales no se quedaron atrás: lo cubrieron Clarín, La Nación y Crónica, entre otros.
Es que para ese momento, un duelo a espadas en pleno Lanús era algo casi tan raro como ahora. "Un hecho absolutamente extraño. Llamó muchísimo la atención. Porque además tuvo todos los detalles de un verdadero duelo. Además de los padrinos, cada contendiente tenía un médico. El de Biglieri fue José María Vázquez, otro vecino de Lanús que también participaba en política, pero desde el peronismo", afirma Dalponte. También hubo árbitros titulares y suplentes.
Para pelear, los hombres se sacaron la camisa. Sable en mano y en cuero, rodeados por el verde de la quinta de Chingolo, lucharon. "La policía de la Provincia de Buenos Aires, a través de la acción de un cabo y un agente, intentó impedir el lance pero no logró sus propósitos y debió permanecer ante la puerta de entrada de la quinta", contaba la nota de Clarín que salió publicada el día siguiente, el 4 de noviembre de 1968.
Los periodistas tampoco fueron recibidos adentro, pero vieron la pelea subidos a árboles y asomándose entre las plantas que rodeaban la quinta. Así, armaron los relatos que duran hasta hoy. "Las condiciones del lance establecían asaltos de dos minutos de duración por tres de descanso, a sable con filo, contrafilo y punta, interrumpiéndose únicamente ante la inferioridad física de uno de los rivales", detallaba la nota de Clarín.
Hubo apenas tres asaltos y pasadas las 6.30 terminaron por acuerdo de los médicos. Tanto Biglieri como Varela tenían cortes en la cara y el torso, y, a fin de cuentas, decidieron que era mejor que ninguno terminara realmente lastimado. Mucho menos, muerto.
Los dos contendientes terminaron heridos, pero los dos sobrevivieron. Sus médicos acordaron que la pelea finalizara antes de que alguno se pusiera realmente en riesgo.
Varela dijo a la prensa que su contrincante, el vecino de Lanús, demostró "gran valentía y caballerosidad" y que no parecía "la misma persona que había escrito el agravio publicado". Pero no se reconciliaron y nunca más se volvieron a ver. "Esos hombres cuando se enojaban, se enojaban para siempre", sostiene Dalponte.
El evento, por su parte, terminó de una forma mucho menos protocolar que el duelo en sí. Como la policía seguía en la entrada de la quinta, todos los participantes tuvieron que escaparse por el fondo del terreno.
Al año siguiente, Varela se fue a Bélgica como embajador. Murió en 1996. Biglieri, además de dirigir Autonomía, fue docente de la Universidad de Lomas de Zamora y presidente del Club Lanús. Murió en 2003 y hoy una calle de Lanús Oeste lleva su nombre. Uno de sus hijos, Alberto Biglieri, contó que su padre nunca se arrepintió del duelo. "Siempre luchó por sus convicciones", aseguró.
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