viernes, 29 de marzo de 2019

La Propaganda y la Radio de Hitler

Es natural que algunos grupos totalitarios que han quedado y se empecinan en negar su calidad de tal, se enojen cuando se hacen paralelismos. Sin embargo, si bien se ofuscan al ser relacionados con Hitler, sus pechos se hinchan de orgullo cuando nombran a Stalin. Nunca entenderé el por qué de esa discriminación. Pero que son totalitarios disfrazados, no le quepa ninguna duda.
El tema es que mucho antes de que los kirchner impulsaran el Futbol para Todos, el Canal Encuentro, La Televisión Publica Digital , hicieran actos desproporcionados como el del Bicentenario o nos atormentaran con Cadenas Nacionales de varias horas tan seguido como se les diera la gana, un señor bajito y con un pie deformado por una enfermedad padecida en su infancia , ya había inventado todo en 1933.
El tema siempre fue ¿cómo llegar con la Propaganda a las masas?
En 1933 la alfabetización era baja, los diarios pocos, la radio era un medio apenas en el inicio de su explotación. Así fue como Goebbels , porque de él se trata, debió buscar mecanismos con llegada a la multitud de alemanes que no podían escuchar los discursos del Führer. Además de toda la parafernalia de actos y films nacionalistas que se emitían en los cines, se dominó a los diarios y se instaló el adoctrinamiento de la infancia dentro de las aulas.( modelo que Perón usaría más tarde y La Campora redescubriría en el siglo XXI)

Para aumentar la llegada lo mejor era lograr que toda Alemania contara con un receptor de radio, que en aquella época era muy caro. Algo muy parecido a entregar gratis los decodificadores de la Televisión Publica Digital. Así nacerían los Volksempfänger (en alemán, literalmente 'receptor del pueblo'), una serie de receptores de radio desarrollados por Otto Griessing para la empresa Seibt a petición de Joseph Goebbels.
El primer aparato presentado fue el Modelo VE301 el 18 de agosto de 1933 en la Internationale Funkausstellung Berlin (la feria internacional de la radio de Berlín). Este diseño VE301 tenía un cuerpo de baquelita creado por Walter Maria Kersting. Se fijó el precio de la versión de corriente a 76 Reichsmark, y para la versión de batería se fijó un precio de 65 RM.
Los VE301 eran aparatos simples con sólo dos bandas, pocos VE podían captar las emisiones de onda corta y tenían una sensibilidad bastante limitada, de manera que sólo pudieran captar las emisoras locales. Hubiera sido de poca utilidad para los nazis si los aparatos hubieran sido capaces de captar las emisoras británicas o soviéticas. En los diales, contrario a lo que era habitual en la época, sólo figuraban cadenas alemanas.


Una vez resuelto el problema de los aparatos, empezaron a adaptar la programación para asegurarse que los oyentes recibieran información correcta política y culturalmente. Todos los discursos públicos de Hitler y del resto de líderes del partido eran emitidos por radio. Había charlas sobre el nacional socialismo, algunas dirigidas al público en general y otras a grupos específicos, como por ejemplo las amas de casas o los obreros. Las emisiones de música extranjera se fueron reduciendose en favor de la música alemana, clásica o popular, hasta llegar a la prohibición de la música “negroide” y decadente, como el jazz, y también las obras de compositores judíos. 
Pero la radio no sería sólo utilizada para ganar voluntades en el territorio alemán. Una de las demostraciones de su poder ocurrió a finales del 1934 en Saar, un pequeño territorio que después de la Primera Guerra Mundial había quedado bajo jurisdicción francesa y en el que a principios de 1935 tocaba celebrar un referéndum que permitiera a sus habitantes decidir si querían seguir como franceses, volver a ser alemanes u optar por la independencia. Aunque era bastante previsible que el resultado sería favorable para el partido, los nazis saturaron Saar y Alemania con programas, más de 1000 en 3 meses, en los que publicitaban las ventajas de volver a Alemania. La campaña fue un éxito, el resultado del plebiscito fue abrumadoramente a favor de la reincorporación a Alemania. 
El éxito en Saar pareció convencer a los agitadores nazis que mediante el uso propagandístico de la radio se podía permitir conseguir cualquier objetivo político. Además este primer éxito les mostró el camino que seguirían años más tarde con Austria y Checoslovaquia, aunque en estos casos la radio no se limitó a convencer mediante el uso de propaganda positiva sino que usó una mezcla de propaganda y amenazas. 


Entre 1933 y 1939 se fabricaron en torno a los 7 millones de aparatos de radio, un 40% de toda la producción alemana de radios. Alemania llegó a ser a finales de los 30, el país de Europa con más receptores de radio, el 70% de los hogares contaba con uno.
El precio fue siempre una barrera para el éxito de la radio, así que durante los años de su producción buscaron maneras para reducir su costo, por ejemplo, algunos modelos de la VE301 en vez de la madera original fueron montados con la carcasa de baquelita. También aparecieron nuevos modelos más baratos, como el DKE1938, introducido en 1938. El nuevo modelo era un aparato más pequeño y de sólo dos válvulas, una menos que la VE301, y su precio bajaba a sólo 35 marcos. Los nazis decidieron también subvencionar la producción de los aparatos de radio y ordenaron a los fabricantes, como Siemens o Telefunken, dar prioridad a su producción frente a los aparatos más caros.
Usualmente las radios se vendían en función de su diseño, precio y calidad de sonido, pero la más bien básica “radio del pueblo” era sólo un medio de propaganda. En un popular anuncio de la radio, podía verse una multitud desfilando al estilo de Núremberg en torno a una de estas radios, en el anuncio se leía el eslogan “Toda Alemania escucha al Fuhrer con la Volksempfanger”. 
El diseño de la “radio del pueblo” tampoco escondía cuáles eran sus intenciones, todas las radios tenían un águila y una esvástica en la parte frontal. Los aparatos más grandes podían conectarse a altavoces para bombardear a las masas, los altavoces estaban presentes en casi todos los lugares públicos, como plazas o fábricas, y era prácticamente imposible no escuchar a Hitler los días de grandes discursos.
Pero cuando se iniciaron las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial en 1939, el papel propagandístico pasó a ser aún más crítico, con más y más tiempo dedicado a la música patriótica y al anuncio de las victorias militares. A medida que avanzaba la guerra, el contenido político llegó a ser tan abrumador, que empezó a saturar a la audiencia, que harta empezó a dejar de escucharla. Goebbels, entonces, ordenó que al menos el 70% del tiempo de emisión fuera dedicado a música ligera.


El comienzo de la guerra también trajo la prohibición de escuchar emisoras del enemigo, que pasó a ser considerado un delito. A partir de entonces todas las radios vendidas llevaban una advertencia: “Piense en esto: escuchar emisiones extranjeras es un crimen contra la seguridad nacional y contra nuestro pueblo. Es una orden del Fuhrer castigada con prisión y trabajos forzados”. Las cosas empeorarían cuando la Gestapo recibió órdenes de ejecutar a cualquiera que fuera descubierto escuchando emisiones enemigas.
Incluso en los meses finales de la guerra, aún había alemanes que desconocían que Alemania la estaba perdiendo, algunos se enteraban cuando veían como los soldados aliados entraban en sus pueblos y ciudades. No fue hasta que Radio Berlín anunció la muerte de Hitler que los alemanes más fanatizados se convencieron definitivamente de la derrota. La Volksempfanger, en combinación con el resto de propaganda, había ayudado a mantener la visión cerrada y manipulada de la realidad hasta el final, engañando y atemorizando a millones de alemanes durante toda la guerra. 
Al igual que el régimen nazi, la producción de la Volksempfanger murió con Hitler. Aunque en la Alemania arrasada de post-guerra hubo quien supo sacar partido de los montones de radios que los nazis habían fabricado. Ese fue el caso de Max Grundig, un ingeniero eléctrico sin dinero que decidió probar suerte arreglando y vendiendo radios “del pueblo”. La fabricación de nuevos aparatos estaba paralizada y, en cualquier caso, la población hubiera sido demasiado pobre para comprarlos. Dos años más tarde con la progresiva restauración de la industria no-militar alemana, el dinero que Grundig había conseguido hacer le permitió desarrollar su propia radio y su propia marca.

Dedicado a 678, C5N, Crónica, Canal Encuentro, Página 12, América TV y todos aquellos que por un sobre de dinero hacen Propaganda totalitaria.

Taluego.

Fuentes: Wikipedia, Cabovolo

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