En un país tan carnívoro como Argentina, aún en las crisis más profundas existe un restauran o parrilla cada 50 mts y todos logran sobrevivir de su clientela. Cuesta pensar que existiendo tanta oferta y de tan buena calidad, lograran radicarse con tanto éxito las cadenas de hamburguesas que son famosas en todo el mundo. Lamentablemente aunque una buena comida de fonda cueste lo mismo que un combo de una famosa cadena de hamburguesas, ésta última siempre contará con más clientela, sea por moda, velocidad o saturación de grasas. Pero no siempre fue así. Hasta hace unos años el costo de una hamburguesa era inferior al del pasaje de colectivo o un choripan y era más una opción para el vagabundo homeless que para el selecto enjambre de la juventud fashionista.
Por esos mismos años nació una franquicia de las muchas que los perezosos empresarios autóctonos dejaron morir por falta de atención. En 1974 un visionario llamado Alfredo Lowenstein creó de la nada la marca Pumper Nic a través de su empresa Facilvén, con la que desarrolló su negocio en Argentina, mientras que su hermano Ernesto ejercía como empresario ganadero y recibía el apoyo de empresas distribuidoras como Paty, cosa que les aseguraba la provisión del mejor producto local para sus bocas de expendio.
A partir de 1975 decidieron expandirse como franquicia, convirtiéndose en la primera cadena argentina de comida rápida. En los primeros años el logotipo de la marca era muy similar al clásico de Burger King, cosa que les originó posteriores problemas legales.
Por esos mismos años nació una franquicia de las muchas que los perezosos empresarios autóctonos dejaron morir por falta de atención. En 1974 un visionario llamado Alfredo Lowenstein creó de la nada la marca Pumper Nic a través de su empresa Facilvén, con la que desarrolló su negocio en Argentina, mientras que su hermano Ernesto ejercía como empresario ganadero y recibía el apoyo de empresas distribuidoras como Paty, cosa que les aseguraba la provisión del mejor producto local para sus bocas de expendio.
A partir de 1975 decidieron expandirse como franquicia, convirtiéndose en la primera cadena argentina de comida rápida. En los primeros años el logotipo de la marca era muy similar al clásico de Burger King, cosa que les originó posteriores problemas legales.
El negocio se expandió con éxito y rapidez por todo el país, llegando a contar con más de 70 locales y facturar hasta 60 millones de dólares al año. Sin embargo, su crecimiento fue demasiado rápido y la empresa central no mantuvo un control efectivo sobre los franquiciados. Debido a la falta de un control que homogeneizara la oferta de todos los restaurantes, la calidad difería en algunas sucursales afectando negativamente a la marca .
El fin se vio próximo cuando llegaron a Argentina las grandes cadenas multinacionales como McDonald's (1986) y Burger King (1989) cosa que complicó la situación de Pumper Nic en los mercados de consumo. Burger King obligó a Pumper Nic a cambiar su clásico logotipo, y la empresa modificó su nombre comercial por un simple Pumper.
Lowenstein entregó la empresa a sus hijos en 1990, pero como en muchos casos de empresarios exitosos sus hijos no mostraron ningún interés en ocuparse de ella. La familia vendió la cadena de restaurantes en 1995 para asociarse con Wendy's, que desembarcó en Argentina en 1996.
Los nuevos propietarios, los empresarios inmobiliarios Goldstein y Rosenbaum, no supieron relanzar el negocio.
Al no poder competir con las multinacionales, Pumper Nic cerró definitivamente en 1999 tras declararse en bancarrota.
Una historia que tiene el sello de un exitoso fracaso.
Taluego
Fuente: Wikipedia
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