Una característica del pueblo de los Estados Unidos es que siempre hacen el mayor esfuerzo por ser los inventores de cuanta cosa existe. De hecho elaboraron un sistema de patentes que se mueve independientemente del resto del mundo, razón por la cual los plagios de Bell o Edison pasaron a ser ideas originales pero en realidad habían sido importadas del viejo continente. Así ocurrió también con el bolígrafo Ellos aseguran que la historia comienza en 1888 cuando John Loud, un peletero americano patentó un bolígrafo de balín. La invención de Loud tenía un depósito de tinta y una pelota giratoria que aplicaba la línea de tinta en pliegos de piel. El bolígrafo de Loud nunca fue producido, ni ninguna de las otras 350 patentes de bolígrafo de balín que se registraron en los siguientes treinta años en EEUU. El mayor problema siempre fue la tinta; si la tinta era muy ligera el bolígrafo goteaba, y si era muy espesa, se tapaba. Dependiendo de la temperatura, a veces le podía pasar ambas cosas convirtiéndolo en un objeto inútil y dañino.
Casi cincuenta años después de la patente de Loud, vio la luz una versión mejorada, inventada en Hungría en 1935 por Ladislas Biro y su hermano Georg. Ladislas Biro era muy talentoso y confiaba en sus habilidades, pero nunca tuvo algo que lo mantuviera permanentemente interesado y por eso casi nunca ganaba suficiente dinero. Había estudiado medicina, arte e hipnotismo, y en 1935 estaba editando un pequeño diario cuando se encontró frustrado por la cantidad de tiempo que perdía llenando las plumas fuente y limpiando las manchas de tinta. Aunado a esto y como le ocurría a todo el mundo, la punta de su pluma fuente a veces se quebraba o atravesaba el papel. Determinado a desarrollar una mejor pluma, Ladislas y Georg (quien era químico) se pusieron a hacer nuevos diseños de bolígrafos (ahora Biromes) y mejores formulaciones de tintas para usar en las plumas.
Un día de verano mientras vacacionaban en la playa, los hermanos Biro conocieron a un interesante anciano, Agustín Pedro Justo Rolón, el presidente de Argentina entre 1932 y 1938. Después de que los hermanos le mostraran su modelo de bolígrafo de balín, el Presidente Justo los alentó para poner una fábrica en Argentina. Cuando la Segunda Guerra Mundial devastaba Europa, los Biro volaron a Argentina, deteniéndose en Paris para patentar el bolígrafo por si las moscas.
Una vez en Argentina, los Biro encontraron muchos inversionistas deseosos de financiar su invención, y en 1943 ya habían puesto una planta manufacturera. Desafortunadamente, los bolígrafos fueron un fracaso espectacular. El bolígrafo Biro, como los diseños que lo precedieron, dependían de la gravedad para que fluyera la tinta hacia el balín giratorio. Esto significaba que el bolígrafo solo funcionaba cuando era sostenido verticalmente, e incluso así el flujo de tinta a veces era muy pesado, dejando manchas en el papel.
Los hermanos Biro regresaron a su laboratorio y diseñaron un nuevo modelo, el cual se basaba en la “acción capilar” en lugar de la gravedad para suministrar la tinta. El balín o esfera al final del bolígrafo actuaba como una esponja de metal, y con esta mejora la tinta podía fluir más suavemente y el bolígrafo podía ser sostenido de forma normal. Un año después, los Biro estaban otra vez en el mercado vendiendo su nuevo y mejorado bolígrafo en Argentina. Pero siguió sin ser un completo éxito y los hombres quedaron en la quiebra.
El interés más grande en el bolígrafo vino de unos americanos que habían estado en Argentina durante la Segunda Guerra Mundial. Aparentemente el invento era ideal para los pilotos debido a que funcionarían bien a grandes altitudes y, a diferencia de las plumas fuente, no se tenían que rellenar frecuentemente
Aquí debemos recordar forzosamente la anécdota del invento del bolígrafo de gravedad cero. Cuentan que la NASA dedicó algunos años y seis millones de dólares para diseñar un bolígrafo que pudiera funcionar en gravedad cero. El resultado fue un adminículo dotado de una carga gaseosa que expulsaba de manera controlada la tinta. Los rusos sin embargo lograron solucionar el problema sin gastar un solo rublo, Usaron un lápiz.
Pero volviendo a nuestra historia principal, el departamento de Estado de los Estados Unidos mandó solicitudes a muchos fabricantes de bolígrafos Americanos pidiéndoles que desarrollaran una pluma similar a la de los Biro. En un intento por acaparar el mercado, la Compañía Eberhard Faber pagó a los hermanos Biro $500, 000 dólares por los derechos para fabricar el bolígrafo en los Estados Unidos. Eberhard Faber después vendió sus derechos a la Compañía Eversharp, pero ninguno fue lo bastante rápido para poner los bolígrafos de balín en el mercado, ya que seguía habiendo muchas fallas en el diseño de los Biro. Mientras tanto, en un movimiento sorpresivo, un vendedor de cincuenta años originario de chicago llamado Milton Reynolds se convirtió en el primer fabricante americano en vender exitosamente el bolígrafo de Biro o Birome. Mientras estaba de vacaciones en Argentina, Reynolds había visto la pluma de los Biro en las tiendas y pensó que el novedoso producto se vendería bien en América. Debido a que muchas de las patentes habían expirado, Reynolds pensó que podría evadir cualquier problema legal, y así es como copio mucho del diseño de los Biro. Fue Reynolds quien hizo el trato con Gimbels para ser la primera tienda en América en vender bolígrafos de balín. Puso una fábrica con 300 trabajadores quienes comenzaron a hacer los bolígrafos con todo el aluminio que no había sido usado para la guerra. En los meses siguientes, Reynolds hizo millones de bolígrafos y se volvió bastante rico, así como otros fabricantes quienes decidieron hacer dinero en la nueva área de interés.
La competición entre los fabricantes de plumas durante los años cuarenta se volvió un poco frenética, cada uno sacaba nuevos y mejores bolígrafos. Reynolds incluso afirmaba que su bolígrafo podía escribir bajo el agua, y contrató a Esther Williams, la nadadora y estrella de cine, para ayudarle a probarlo. Otro fabricante afirmaba que su bolígrafo podía escribir a través de 10 hojas de carbono, mientras que otros demostraban que sus plumas podían escribir de cabeza. Sin embargo, el efecto de los slogans y los anuncios hizo evidente para los dueños de los bolígrafos que seguían existiendo muchos problemas sin resolver. Cuando la venta de los bolígrafos comenzó a disminuir, también lo hizo el precio, y los más lujosos no se llegaban a vender por más de 19 centavos de dólar. De nuevo, parecía que el bolígrafo era un completo fracaso. Para que una pluma ganara al público, alguien tenía que inventar una que escribiera suave, y secara rápidamente, no se desvaneciera la tinta, no se tapara, y lo más importante, no goteara.
La competición entre los fabricantes de plumas durante los años cuarenta se volvió un poco frenética, cada uno sacaba nuevos y mejores bolígrafos. Reynolds incluso afirmaba que su bolígrafo podía escribir bajo el agua, y contrató a Esther Williams, la nadadora y estrella de cine, para ayudarle a probarlo. Otro fabricante afirmaba que su bolígrafo podía escribir a través de 10 hojas de carbono, mientras que otros demostraban que sus plumas podían escribir de cabeza. Sin embargo, el efecto de los slogans y los anuncios hizo evidente para los dueños de los bolígrafos que seguían existiendo muchos problemas sin resolver. Cuando la venta de los bolígrafos comenzó a disminuir, también lo hizo el precio, y los más lujosos no se llegaban a vender por más de 19 centavos de dólar. De nuevo, parecía que el bolígrafo era un completo fracaso. Para que una pluma ganara al público, alguien tenía que inventar una que escribiera suave, y secara rápidamente, no se desvaneciera la tinta, no se tapara, y lo más importante, no goteara.
Dos hombres, cada uno con su propia compañía de bolígrafos llegaron a estos resultados. El primero fue Patrick Jr. Frawley quien conoció a Fran Seech, un químico desempleado de Los Ángeles quien había perdido su trabajo cuando la compañía de bolígrafos en la que estaba trabajando quebró. Seech había estado trabajando en mejorar la tinta del bolígrafo, y por su cuenta continuó sus experimentos en un pequeño laboratorio hecho en casa. Frawley estaba muy impresionado con el trabajo de Seech por lo que le compró la fórmula de tinta en 1949 y comenzó la Compañía de Plumas Frawley. Dentro del año, Frawley estaba dentro del mercado de los bolígrafos con otro modelo mejorado: el bolígrafo con punta retráctil y la primera tinta que no se corría. Para sobrellevar muchos de los viejos prejuicios en contra de los bolígrafos que no se corrían y no goteaban, Frawley inició una imaginativa y riesgosa campaña, una promoción que él llamó Proyecto Normandía. Frawley les dio la instrucción a sus vendedores de que entraran en las oficinas de los clientes y escribieran en las camisas de los ejecutivos con las nuevas plumas. Después los vendedores debían ofrecer el reemplazo de la camisa con una incluso más cara si la tinta no se borraba completamente. Las camisas se limpiaron y la promoción funcionó. Conforme más y más compradores aceptaron la pluma llamada por Frawley “Papermate”, las ventas comenzaron a subir. Dentro de unos pocos años, la pluma Papermate llegó a vender cientos de millones.
El otro hombre en revivir el éxito del bolígrafo fue Marcel Bich, un fabricante francés de estuches y porta plumas. Bich estaba horrorizado por la baja calidad de los bolígrafos que había visto, y además estaba aterrado por su alto precio, sin embargo reconocía que los bolígrafos eran una gran innovación y decidió diseñar una pluma de alta calidad a un bajo costo que pudiera acaparar el mercado. Fue con los hermanos Biro y acordó pagarles los derechos de autor por su patente. Después, durante dos años Marcel Bich estudió la detallada construcción de cada bolígrafo en el mercado, a veces trabajando con un microscopio. Para 1952 Bich estaba listo para introducir su nueva maravilla: un bolígrafo que escribía claro, suave, no goteaba y que, sobre todo, era barato, lo llamó “El bolígrafo Bic”.
El bolígrafo finalmente se había convertido en un instrumento práctico para escribir. El público lo aceptó sin quejas, y hoy en día es como un suplemento de escritura estándar, como el lápiz.
En Inglaterra, los siguen llamando Biro, y varios modelos de Bic también dicen “Biro” en un lado de la pluma, como prueba de sus verdaderos inventores. Un par de hermanos que NO eran norteamericanos.
Taluego
Fuente :www.quieninvento.org
¿Sabías que el agujero de los bolígrafos Bic sirve para que, en caso de un niño se trague el capuchón y este se quede atascado en el sistema respiratorio, se mantenga abierta una vía de aire que impida que el menor se ahogue ? Cerca de un centenar de personas mueren al año después de haberse tragado uno de estos elementos.
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