Gente de alcurnia

A mediados del siglo XX era muy común encontrar que las estancias del interior del país eran pequeños pueblos armados por sus dueños. En la mayoría de los casos se proveía vivienda para la peonada y su familia, así como también había escuela, sala de primeros auxilios, iglesia e incluso un ramos generales .

Para aquellos que conocieron a esos estancieros, se trata de gratos recuerdos de "Pater Familia" que lejos de hacer política sabían que su productividad dependía de lo bien que tratara a sus empleados.

Con ésto uno no quiere ocultar que también existían los explotadores de siempre, pero es un buen punto de partida para analizar el por qué hay gente de alto poder adquisitivo detestable, así como otras que son todo lo contrario.

Cuando uno conoce a una persona de verdadera alcurnia, por lo general no se da cuenta. No intuye nada raro, no siente ningún efluvio de superioridad ni intentos de mal trato. Es que una persona educada en cuna de oro, por lo general tiene los pies más firmemente clavados en la tierra que un "Nuevo rico" generado por algún vaivén de la economía, la timba o la bicicleta financiera que tiene que luchar cada día con sus peores recursos para no caer nuevamente en la mediocridad de donde había salido.

Una mansión y una Ferrari estacionada en la puerta, viajes a Las Vegas o Miami, tarjetas de crédito gold sin límite, pueden ser el modelo cliché impuesto por EEUU para identificar a una persona rica. Pero quién proviene de un linaje de alcurnia es posible que no necesite de ninguna de ellas, le guste evitar a los delincuentes manejando un auto normal de alta gama y seguramente viajará a Praga, La Toscana o Florencia antes que pisar el suelo del país más vulgar y decadente del planeta.
No siempre fue así. En otras épocas se viajaba a Europa con la vaca embarcada para obtener leche fresca y hasta se importaban las mansiones ladrillo a ladrillo para reconstruirlas aquí. Pero los que fueron quedando adoptaron los buenos modales, la cultura y obviamente los mecanismos como para sacarse de encima a todo aquel que intente sacarles tajada. Incluso casi todos se han desprendido de sus mansiones, reconvertidas en hoteles de campo o museos.

Si usted tiene la fortuna de encontrarse con alguien criado en una familia funcional (remarco funcional pues existe mucha endogamia que afecta la salud y la psiquis dentro de éstas familias) y de alcurnia, disfrutará de lo mejor del buen trato, la charla amena y la calidez que emana aquél que no está preocupado por su economía ni por hacer ver a los demás que vale por lo que tiene o cuenta.

En la actualidad uno nota la diferencia cuando trata con esos nuevos ricos que generó el neoliberalismo de Menem. Gente sin cultura que tampoco usan su dinero para incrementarla. Prefieren el hedonismo inútil y la ostentación enfermiza a lograr un mínimo de cultura, empatía y don de gente.

Por supuesto que uno puede encontrar muchos delitos en la línea familiar que antecede a la persona a la que terminamos de estrecharle la mano. Sólo hay que ver desde donde vienen sus riquezas.
Muchos son terratenientes que comenzaron sus actividades apenas los españoles desembarcaron en estas tierras. Pero si contamos desde nuestra revolución, hacia 1810 la jurisdicción efectiva de la ciudad de Buenos Aires en la campaña no se extendía más allá del río Salado. Al norte de este río las estancias estaban originadas en las antiguas mercedes (la concesión de un premio como reconocimiento de méritos de alguna clase contraídos por un vasallo como donativo por voluntad del rey.) de tierras o pagos, al igual que en el resto del territorio del antiguo Virreinato del Río de la Plata. Un cuarto de siglo más tarde, el 10 de mayo de 1836, el gobierno de Buenos Aires puso en venta mil quinientas leguas de tierra, mayormente ubicadas al sur del Salado. Los principales adquirentes de esas tierra y las superficies poseídas, en hectáreas, fueron las siguientes familias:

(Pinche en el nombre para ver un resumen de su origen)

Álzaga 159.475

Anchorena 75.833

Díaz Vélez 67.500

Mackinlay 42.600

Girado 37.500

Cobo 30.000

Pereyra 27.500

Lastra 23.750

Bosch 21.500

Ortiz Basualdo 20.000

Vivo 17.000

Además de los nombrados, con anterioridad habían adquirido tierras de la provincia otros como

Comandante Nicanor Otamendi 15.000

Torres Candia 14.000

Familia Alvear 10.000

Algunas de estas familias, y otras que se sumarán posteriormente, lograron acumular -a veces mediante alianzas matrimoniales- inmensas extensiones de campo, en parte favorecidos por la mayor disponibilidad territorial que implicó la conquista del desierto, y constituyeron los núcleos familiares representativos de la élite de Argentina, una aristocracia que algunos sectores llamaron despectivamente la oligarquía conservadora. Así, hacia 1928, fecha que marcó el apogeo de la burguesía terrateniente de Argentina, algunas de estas familias incrementaron sustancialmente sus extensiones y patrimonios camperos:

• Álzaga (en 1836) 159.475 ha.; Álzaga Unzué (en 1928) 411.938 ha.

• Anchorena (en 1836) 75.833 ha.; Anchorena (en 1928) 382.670 ha.

• Pereyra (en 1836) 27.500 ha.; Pereyra Iraola (en 1928) 191.218 ha.

• Girado (en 1836) 37.500 ha.; Pereda Girado (en 1928) 122.205 ha.

Actualmente, extensos grupos de primos segundos y terceros, descendientes de la burguesía terrateniente, controlan el 32% de la superficie de Argentina (principalmente estas gigantescas extensiones de campo se ubican en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, aunque también tienen una importante presencia en las demás provincias argentinas) y hay personas poseedoras de más de 100.000 hectáreas de campo

Como usted comprenderá, ésta gente no necesita demostrarle a usted o a nadie que poseen mucho dinero. Es poco probable que los vea alardeando como un nuevo rico de Menem que viaja dos veces al año a Las Vegas para sacarse selfies frente al Cesar´s Palace sobre una Ferrari.

Ésta gente no necesita de su aprobación y es por ello que no tienen ningún empacho en tratarlo con el respeto que usted se merece, no le digo que lo va a invitar un cafecito o a charlar un rato largo de las cosas buenas que tiene la vida, pero por lo menos no le va a faltar el respeto.
Eso si, no les pida ni un mango prestado.

Taluego.

Fuente de datos: Wikipedia