En un post reciente les contaba sobre la casa más angosta de Gran Bretaña, pero algo similar podemos encontrar en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Se trata de una pequeña casa conocida como la casa mínima, vivienda ubicada en el número 380 del Pasaje San Lorenzo del turístico barrio de San Telmo. Con sólo 2,5 metros de ancho y 13 metros de profundidad, tiene la particularidad de ser la más angosta de la ciudad.
Esta casa tiene una fachada exterior lisa, con una pequeña entrada y una puerta pintada de verde atravesada por una cerradura de hierro. En la planta superior asoma un balconcito con barrotes verticales de hierro, donde se esconde una ventana de dos hojas simétricas y dos cortinas iguales pliegue a pliegue.
Esta casa tiene una fachada exterior lisa, con una pequeña entrada y una puerta pintada de verde atravesada por una cerradura de hierro. En la planta superior asoma un balconcito con barrotes verticales de hierro, donde se esconde una ventana de dos hojas simétricas y dos cortinas iguales pliegue a pliegue.
Fue construida entre los años 1810 y 1815 y muchos cuentan la historia de que perteneció a un esclavo liberto, ya que cuando ocurrió la abolición de la esclavitud en 1813, el propietario habría mandado construir esta casa para su esclavo. Otros sostienen que la casa era anexo de una casa más grande que pertenecía a una familia y esta casa a su esclavo. Como veremos más adelante, lo más probable es que ninguna de las dos versiones sea real, lo que no quita que la Casa Mínima sea un recordatorio arquitectónico de un pasado en que incidentalmente la población afro americana formó parte de la realidad porteña.
La casa mantiene sus paredes de barro cocido y otros elementos originales. Por sobre la cornisa aparecen algunas plantas que dejan ver los cimientos a través de los viejos y descascarados materiales.
En el barrio de San Telmo es frecuente escuchar leyendas e historias sobre las casas y calles, siendo la casa mínima parte de una de ellas: En el Buenos Aires de la primera mitad del siglo XIX la cantidad de esclavos negros era realmente importante (sobre 800 000 habitantes en 1850, 110 000 eran mulatos y 20 000 negros); al declarar la libertad de vientres y abolir la esclavitud, todos estos esclavos debieron buscar un lugar donde vivir, por lo que resultaba frecuente que sus antiguos amos les proporcionaran pequeños terrenos para que levantaran sus casas. La leyenda del barrio dice que un esclavo de Urquiza, al ser liberado recibió esta pequeña casa en 1813.
Diego M. Zigotto lo plantea de la siguiente manera: "La historia, recogida por más de una guía turística y páginas de internet dice que fue construida en 1813, cuando la Asamblea Constituyente dictó la libertad de vientres. Sin embargo, la esclavitud no se abolió hasta 1853, y por lo tanto la casa no puede haber pertenecido a ningún «esclavo liberto» de 1813."
El arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, condujo una investigación en la que encontró en un catastro de 1860 (donde se señalan las dimensiones de los lotes) que el terreno perteneciente a la casa mínima era una propiedad que tenía 16 metros de frente con 17 de fondo. Es por esto que Peña tiende a pensar que en sucesivas divisiones del terreno quedó un lote de menos de 2 metros y medio de ancho, en el que hoy sobrevive la casa mínima.
En los años 1960, la propiedad fue comprada por un anticuario, quien aparentemente fue el propagador de la leyenda del esclavo liberto.
La casa forma parte del Complejo El Zanjón, una de las obras arqueológicas más importantes de Buenos Aires descubierto a mediados de la década del 80. Se trata de un sistema de túneles debajo de la manzana donde se pueden ver los restos de uno de los arroyos que desembocaban en el Río de la plata, el Zanjón de Granados.
Casa mínima 2016
El poeta Baldomero Fernández Moreno la describe así:
....“una fachada lisa, con una puerta a dos hojas en el medio pintada de verde con cerradura y falleba de hierro, el número en alto, como una flor en la solapa.
Es de dos plantas exactamente sobre la puerta hay un balconcito con barrotes verticales de hierro, detrás de la ventana de dos hojas se pueden ver dos cortinillas tejidas al crochet, producto de manos artesanales, a un lado del balcón un gran cacharro con geranios rojos, al otro lado otro cacharro con geranios rojos y en el intermedio cuatro macetitas con flores de multicolores. Y luego la cornisa, un repulgo de argamasa. La casa se prolonga hacia atrás pero, parece sola, con esa habitación, con esa celda”...
Para conocer la historias y leyendas que esta pequeña casa alberga, podemos realizar la visita guiada que ofrece el Zanjon de Granados, ya que la misma forma parte del recorrido del Zanjon.
Taluego,
Fuentes: Wikipedia y El Zanjón
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