La repostera que me rompe los huevos

La piba no es mi prima, ni mi sobrina, ni mi amante, de ser así tal vez no escribiría este post y la dejaría seguir en lo suyo sin calentarme. Pero acá estoy, escribiendo, cada día más consciente de que los españoles también consumen una televisión paupérrima y también han abandonado la meritocracia.

Para alguien como yo, que sabe cocinar y disfruta haciéndolo, resulta doloroso ver a quienes ocupan la pantalla sin tener la menor idea de lo que están haciendo. En nuestra televisión se suman cocineros de todo el mundo, pero hasta ahora, todos de primera calidad. La niña no es cocinera y uno sospecha que tiene un amante que le ha montado el programa y que para nuestro pesar ha logrado venderlo a Argentina.

Silvia Marty, que así se llama la tía, es una actriz, bailarina, cantante, bataclana y presentadora española que llegó a la fama con el papel de Ingrid Muñoz en la serie Un paso adelante. Tras el éxito de Un paso adelante, Silvia, al igual que el resto de sus compañeros, ha participado en multitud de series españolas y en gran cantidad de películas. Pero la señora en la actualidad presenta en el Canal Cocina de su país natal, el programa Los dulces de Silvia, en el cual ella misma elabora ante las cámaras diversas recetas de repostería.

La mina sabe de cocina cero, así que se ubica en el papel de chica del barrio, o la vecinita de al lado, pero linda, que no sabe batir pero le pone ganas.

 

La petisa tiene un aire a Kylie Minogue, pero bueno, nada más que un aire que ni llega a brisa.

Porque lo cierto es que Silvia no es ni cocinera ni repostera: es actriz. Y se nota.

Ella no se dedica a esto. Para ella es un hobbie.

Cuando comenzó con el programa en España jamás imaginó que podría llegar a tener alguna audiencia. Menos podía creer cuando la llamaron de la productora para informarle que iban a pasarlo del otro lado del océano torturando a los pobres pobladores de un país que sabe cocinar y cuenta con maestros de la repostería como Osvaldo Gross. 

Silvia se mueve con torpeza por la cocina y cada uno de sus platos debe ser reproducido por cocineros ocultos a la cámara para así poder mostrar la obra terminada.
 

Posiblemente ésto ocurra porque no abandona ni por un momento su carrera como actriz y la cocina televisada es simplemente para poder juntar unas monedas y pagar los impuestos.

A ver niña, que podrías utilizar el tiempo y el dinero para hacer un curso de repostería con alguien que sepa.

Apenas han comenzado a emitirse los viejos programas españoles, que la chica ya está tirando líneas con intención de conseguir trabajo por aquí y si es posible en alguna película de Campanella.

Además resultó ser un cerebrito en lo referente a originalidad, pues dice que lo que siempre le da resultado y nunca falla es cualquier postre con chocolate. Que ama el chocolate... y dice que es infalible.

Menos mal. No nos habíamos enterado...

En una situación normal la llegada de esta cocinera sería motivo suficiente para declararle la guerra a España (una vez más) , pero considerando que nosotros tenemos a Narda Lepes, sería suficiente castigo conseguir que alguna cadena de la Madre Patria pase sus programas por allá.

Taluego.