jueves, 31 de julio de 2014

Cuento - El subtitulado de los sueños

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Ella me conquista con sus tacos aguja y las puntas de sus zapatos apuntando hacia una intersección ubicada justo en medio entre la nada y el infinito. Parece un sueño hecho realidad. El pelo recogido sobre un hombro que acaricia insistentemente y un escote que invita a zambullirse en medio de su cálida y turgente tectónica de montañas. La sonrisa nívea enmarcada por labios carnosos y de profundo carmesí, surge luminosa como un faro en la oscuridad para guiarme al placer carnal más alejado del alma, en el centro mismo e irracional de mi privado y salvaje coto de caza. Todo parece sacado de una novela erótica de poca monta orientada al  público femenino de la cuarta década, sin embargo aún no sé ni siquiera como nombrarla. ¿Maca?, ¿Leila?, ¿Carla?... Es una falla demasiado evidente que debo comunicar. Una corrupción de datos básicos.
Ella me llama Franco, pero debería saber que soy Marcos. No es que me conozca. Estaba declarado en el formulario de carga antes de haber comenzado con todo este baile. Se trata como siempre de una nueva falla por substitución y en el protocolo ya son 2899 sólo en ésta versión, mientras que el parche del bio-programa tiene casi la misma cantidad de ediciones y sigue sin operar correctamente. Mientras lo pienso disfruto y  continúo acariciando sus firmes nalgas, exponentes de una marcada lordosis lumbar que ilumina mi imaginación en poses que serían rutinarias sólo para un entrenado contorsionista circense, tan extremas como mi propia imaginación o el mejor y más incómodo porno aún por filmar.
Nuestras manos van en busca del sexo del otro, ya húmedos y necesitados de una ulterior acción pero escucho un ladrido cercano. Ella igual me besa con un beso profundo, largo y húmedo, humedad que desborda mi boca y se expande a mi  cara y más tarde al cuello hasta lograr generarme un intenso reflejo de la micción y a despertarme en medio de una aguerrida erección que ni una sobredosis de citrato de sildenafilo habría logrado.
Schnösel me está lamiendo la cara entre ladridos constantes. Todavía no ha comido y ya se encuentra muy avanzada la tarde. Descartando cualquier vinculación con la zoofilia, deduzco que una vez más perdí la noción del tiempo en medio de uno de mis reiterados viajes y alguien con cuatro patas, una cola y poca sutileza, me lo está reclamando.
Cada día de sus seis años he intentado enseñarle al pobre y testarudo bicho como apretar el inmenso botón rojo con forma de hueso del expendedor automático de alimentos, pero el animal es más testarudo, ignorante, daltónico o vago que yo y simplemente se sienta con su lengua afuera mirando como todo lo hacen los demás no sin demostrar algo de pervertido y casi humano gozo.
Anoto en mi móvil un recordatorio para reportar los desvíos del programa mientras Schnösel me aturde con sus fauces destrozando esas piedras de cantero que llaman alimento.
Al menos no va a cagar blando ni con mucho olor.
Vuelvo a analizar lo ocurrido en mi sueño frustrado y me repito que no por barato el usuario tiene que aceptar su mal funcionamiento, así es que decido encaminar mis pasos hacia la tiendita del horror de Artz, como me gusta llamarla, ubicada al final de la galería comercial frente a la plaza del pueblo, justo donde nadie llega, agotados ya de tanta vidriera vacía donde se acumula el correo en facturas cubiertas de polvo y olvido.
Oscura por fuera y por dentro, la pobre tienda sigue necesitando año tras año la ayuda de una franela o al menos un plumero que cambie el polvo de lugar y así dar la sensación de que alguna alma en pena sigue vagando por allí y es el motivo que ha espantando a todo cliente.
Artz es el dueño y encargado permanente, posición que desaburre gracias al uso del mismo producto en venta: el IS, o Interferon Sináptico, la primera molécula de diseño programable digitalmente para entretenimiento personal. La droga blanda como solemos llamarla quienes defendemos su inocuidad frente a las drogas duras que terminan en serios predicamentos para el usuario.
Claro que Artz no es su verdadero nombre. A  mi empresario amigo antes solían tratarlo de "Don", hecho que, aunque uno pueda considerar respetuoso, nunca llegó a ser totalmente de su agrado, tal vez porque sentía que era una forma tácita de señalarle al Mundo que carecía de cualquier tipo de título profesional habilitante y que se le daba así un trato que  lo desmerecía. Así es que construyó su propio apodo "Artz", palabra que en el idioma germánico de sus ancestros significa nada más ni nada menos que médico. Con esa simple y tonta medida había logrado que nadie más le dijera Don Sigfrido como es su nombre en realidad. Y aunque nos cueste no llamarlo Chifri, todos estamos acostumbrados a que Artzy sea nuestro tolerante y económico proveedor habitual.
Como sea, la cuestión es que el susodicho elabora desde hace varios años su propio IS a precio mucho menor que el del mercado oficial regulado por el gobierno. Dice que por definición el IS no es una droga, que aún cuando se trate de una molécula creada artificialmente, que produce efectos en el sistema nervioso central modificando el estado de ánimo o produciendo placer, que incluso pueda tener potencial de abuso, no cuente con fines terapéuticos, altere los aspectos afectivos, cognitivos y conductuales y que además pueda ser auto administrada creando adicción, sigue siendo la mejor amiga de cualquier adulto aburrido en búsqueda de la más pura, económica, inofensiva y simple diversión.

El problema con la IS es que debe ser pre programada por un especialista medianamente bueno como él, teniendo en cuenta y de común acuerdo con los deseos del usuario o cliente.
Por eso es que  tengo que pasarle la lista de los desvíos de programa y así evitar una nueva decepción con la mujer de mis sueños.
Sería el parche 2900.

-Tengo novedades- Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja mi no diplomado proveedor apenas me vio cruzar la puerta-

-Y yo te tengo una lista de quejas chabón...Para empezar otra vez tuve que terminar el programa "manualmente"...

- ¿En serio mein lieber Freund ? mirá que te salen pelos en la palma de la mano...-dijo con la sonrisa ya medio apagada- No, te cuento, te cuento, lo que pasa es que recibí información de un hacker amigo que trabaja para BIOCOM y creo que puedo modificar mi IS para convertirla en ProInterferona de mediana calidad...Nada muy elaborado ya que no tengo todo el equipamiento, pero funcional...

-¿Vos me hablás de imitar una de las tecnologías más caras de todas las que se conocen? ¿En serio? sería un golazo chabón...me anoto... claro...aunque no sé si podré pagarlo. Por más barato que sea, ya estoy tocando fondo y Petra me saca todo para la manutención... ¿Te diste cuenta que la sigla ahora sería PIS...? - le digo sonriendo mientras muestro las lampiñas palmas de mis manos-

La ProInterferona Sináptica no es otra cosa que el resultado de una segunda etapa de desarrollo donde la molécula IS aprende en base a muestreos constantes donde y cuando actuar gracias a la lectura de los recuerdos almacenados en la memoria del usuario. Un sistema autónomo que tan solo debería contar como limitante el evitar situaciones o hechos  que pudieran dañar o traumatizar al cliente. Es que, por ejemplo, yo no quisiera soñar mil veces las mismas cosas una y otra vez y menos si esas cosas se convierten en pesadillas o situaciones estresantes. De allí que aún los laboratorios de diseño más importantes se encuentren desde hace años a punto de iniciar las pruebas sobre humanos sin lograr obtener hasta el momento el permiso de los organismos reguladores de la salud.

-Si te parece -le digo en un intento de sacar partido de la situación- yo puedo ser tu conejillo de indias...a cambio de provisión gratuita... digamos...por los siglos de los siglos...amén...-total (pienso) el "no" ya lo tenemos de antemano-

Artz ni siquiera me responde, supongo que estaba esperando una propuesta por el estilo y se está poniendo a trabajar de inmediato en mi primer viaje. Claro que no existiendo otros oferentes que quieran competir y dada la voluntad manifiesta del científico iletrado,  el trabajo y la remuneración ya debo considerarlos absolutamente míos. Junto con los riesgos, se supone.

La primera dosis la programa con los mismos datos base que su antecesora menos compleja. No vamos a andar perdiendo tiempo en trivialidades. Para él y con la finalidad de ir sobre seguro, lo importante es el funcionamiento dinámico y no la calidad de los datos de inicio, así que ya podemos considerarnos listos para comenzar con lo que hay.
Veo que una de las ventajas del nuevo modelo radica en que la inyección ya no hay que aplicarla de la antigua manera cruenta directamente sobre la yugular. Las nuevas moléculas cuentan con un sistema de orientación propio con su correspondiente mapeo que les permite encontrar la corteza cerebral con facilidad y una vez inyectada en el brazo o el muslo, orientarse por el flujo sanguíneo hasta alcanzar las neuronas y establecer las conexiones sinápticas necesarias.
Solo me recosté en la camilla y Artz me aplicó la inyección electrónica.

- Quedate tranquilo Marcos. La Neuroingeniería es lo mío. Tengo todo bajo control. No puede fallar...

Y veo una pared de luz.

La luz duele. Nunca lo había notado con anterioridad sin estar tirado en la playa, pero lo suponía. Pienso que debe ser la razón básica por la que los bebés nacen con los ojos cerrados y se niegan a abrirlos hasta estar seguros de estar protegidos en la sombra del regazo de la madre con una teta al alcance de la boca.
La luz duele, digo, y en cuanto abro mis ojos una catarata de material blanco munido de millones de filos cortantes de claridad caen súbitamente sobre mi nervio óptico sin la más mínima conmiseración.
Pero todo dolor pasa o se asimila con el tiempo, y esa luz que me ciega de manera destructiva, al tiempo me permite sentir en su lugar el ardor indescriptible que quema todo mi cuerpo.
La duda está planteada, ya no se cual dolor es preferible y debo batallar con los dos simultáneamente.

-Ahora no sos tan machito vos huinca sorete, ¿no?-escucho que dicen a mi lado-

Trato de localizar el origen de aquella voz y volteo para encontrarme sólo con una figura sombría recortada contra un fondo blanco luminiscente.

-Huinca, ¿vos desertor? ¿Cagón vos? ¿Vos juyendo de lo otro milico? ...Hablá antes de que se te seque el garguero...

Y parece que en mi cerebro una ficha cae correctamente haciendo mucho ruido, pero en un casillero muy alejado de la zona de confort de la felicidad. Más bien digamos que cae para el lado oscuro que uno siempre anda esquivando.

Reacciono de la manera más infantil que podría haber pensado o permitido mi desesperación

-Si, Indio. Huinca desertor, pero ni cagón, ni mata indios. Soltame y hacemos un trato. Un arreglo... ¿Qué andáy queriendo vó?- le dije en una traducción libre de lo que creo que es la manera autodidacta del hablar indígena-

La figura se corre un poco hacia la sombra y puedo ver a un indio mapuche o araucano y más allá su caballo tordo atado a un raquítico caldén que apenas podría retenerlo en una estampida.

-No. Quidequeo no quiere tratos con vos sorete, Quidequeo tiene todo lo que necesita. Vos milico, y a Quidequeo no le gustan los milicos. Y me huelo que a los milicos tampoco les gustás vos, sorete. Mejor quedate así nomás. Alhue está encima tuyo esperando que te mueras. Él te va a pacificar la Araucanía a vos...sorete...

-¿Alhue?

-Si. Ustedes lo llamás Diablo. Con cuernos, ése...el que vive en el Miñche Mapu...Y yo lo veo colgando de la cola sobre vos. Te está esperando para comerse tus tripas y tirarle tu corazón a los caranchos...

Las llagas originadas por las quemaduras del sol ya comienzan a asomar sobre mi piel y el dolor que me producen es apenas comparable al de los insectos que bajo mi sombra han comenzado a alimentarse por todos mis orificios, incluidos los naturales.
Algo me recuerda un pasaje del Martín Fierro y me doy cuenta que el estaqueado nunca tiene mucho tiempo de sobrevida en las condiciones del desierto. Incluso en lo gélido de las noches.

Cuatro pitones de madera, probablemente extraídas del caldén, están clavados en forma de equis siguiendo mis extremidades. Brazos y piernas se encuentran firmemente atados a ellos mediante lonjas de cuero crudo humedecido, que a medida que se secan, se contraen y hacen que mis ataduras se endurezcan y estiren toda mi osamenta inmovilizándome aún más. Los labios cuarteados, la sed extrema y las llagas quemando mi piel, son relojes a los cuales ya se les termina la arena en medio del inmenso desierto.
El indio comenzó a pegarme en los testículos con una vara.

-Huinca huevón. Huevón y mata indios. Mi gente muerta por milicos tres inviernos atrás. Se los llevó la Ngenechén al Wenu Mapu. Pero a vos te va a llevar Alhue, porque indio ahora quiere matar huinca sorete...

Entendiéndo tan sólo la mitad de lo que dice atino a responder en un susurro, casi sin aliento ni convicción.

-No Quidequeo, yo no era milico hace tres años, te lo juro, no, yo hace poco que caí en la leva y me estaquearon porque no quise matar indios como vos...- la mentira nunca ha sido mi fuerte- Yo huinca sorete pero bueno...

-Huinca cree que Quidequeo come pasto- dice el indio mientras con una risotada saca un facón caronero con mango blanco que seguramente había obtenido matando a algún cristiano- Quidequeo te va a enseñar como castigamos nosotros a los milicos asesinos, traidores y mentirosos....

El indio se mueve hacia mis pies blandiendo el acero de un lado al otro mientras lo hace silbar en el viento.

-¿Querés que te suelte?

-Si... Tengo cosas que te pueden gustar. Tengo ginebra, chinas, tabaco, todo para vos si me soltás...-le digo a sabiendas de que es un comentario inútil destinado al fracaso y que el indio sólo está jugando con un milico caído en desgracia y a su disposición-

-No. -dice, y sin mediar otra palabra comienza a lonjear la planta de mi pie izquierdo-

Cada feta finamente cortada suma más agonía a mis dolores, me quita el aliento, contrae mis músculos impidiéndome incluso el gritar. Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y las manos copian la crispación de todos mis músculos, pero todo es en vano, estoy en manos de mi torturador y nada que diga o haga logrará un cambio en lo que está decidido a hacerme.
En algún momento pienso en dejarme ir, en terminar definitivamente con todo, pero la muerte suele ser una mujer altiva que nunca acude cuando se la necesita y menos en los sueños.
Una vez que Quidequeo llega al primer hueso abandona mi pie desollado, se mueve apenas unos palmos y siempre con la rodilla en tierra comienza a sacar lonjas de la planta de mi otro pie.

-¿Sabés qué Huinca? -Dice sin dejar de cortar- Así tratamos a los nuestros cuando nos traicionan. Por más que te suelte no vas a poder ir muy lejos y los bichos ya están oliendo tu sangre. Alhue me está sonriendo mientras se frota las manos. -Señala el cielo en un gesto amplio- Éste es tu Pikun Mapu. Pero no tengas miedo, todavía le falta mucho para que te coma las tripas...

Con el facón en la mano derecha y sin dejar de hablarme toma mi escroto con la izquierda para comenzar a capar...

Artz está frente a mí con la cara crispada por la preocupación.

-¿Bist Du verrückt geworden Marcos? Te desperté porque empezaste a convulsionar...estabas como loco...scheiße... ¿Qué te pasó hermano?

-¿!Que no andaba muy bien la cosa¡? !!Era una puta pesadilla Artzy¡¡ ¿Vos me querés matar del susto?, mirá, mirá, todavía tengo el corazón a todo galope y me tiemblan las manos y las rodillas, la puta que te remil parió y la concha de tu madre...hijo de mil putas ¿Qué carajo me diste? Aprendé a programar, pedazo de imbécil!...

-Tranquilo, ya pasó- me dice Artz en tono bajo y tranquilizador- Te di la dosis baja. Está programada para terminar en quince minutos. Tratá de recordar siempre eso. Poca bio-batería, lo manejo de esa manera, es un truco que me enseñó Rudolf el jefe de desarrollo de BIOCOM. Ya estaba por terminar pero lo que me preocupa es que hayas tenido una pesadilla. Se supone que los elementos toman datos de tu memoria feliz los analizan, traducen y reproducen de manera vivida. Yo suelo decir que leen tu memoria y forman algo así como el subtitulado de tus sueños. Como en una película, si el traductor es bueno y se pone las pilas la entendés completa pero si es malo y anda desganado o sin baterías, no va a tener ni pies ni cabeza o va a ser toda una pesadilla. No te tendría que haber despertado. En una de esas se ponía mejor.-

-¿Mejor? ¿Mejor decís, pelotudo? ¿Cómo mierda se va a poner mejor si estaba estaqueado en el medio de la nada y un indio hijo de puta me estaba cortando en lonjas la planta de los pies y las bolas...mejor me decís? !! dejáte de joder..!! Andá a hacerte una enema de poronga !!

-¿Las bolas? Hay no, con eso no se jode. ¿Te capó? Scheiße!...

Lo miro con cara de "Si seguís a vos te va a pasar lo mismo" y él continúa hablándome sin darse por enterado.

-Macht nichts. Tengo que suponer que es sólo un tema de carga. Le puse muy poca para que te despertaras pronto y puede que haya afectado al programa traductor. Se fue para el lado de la memoria, por lo menos estaba bien orientado, pero parece que no era para nada de la feliz o la estuvo malinterpretando-

-Ya se me pasa...dáme un momento...

-Si te sentís mejor mañana probamos con una carga más alta y le programo unos limitantes sinápticos para que como medida de seguridad no puedan leer la parte oscura de tu mente-

Más relajado pienso que a todo hay que darle su tiempo y sus segundas oportunidades si se quiere algo bueno y más si eso en el futuro va a ser libre de costo, así que me digo que total como todo es irreal, como todo es un sueño que no puede dañarme, vale la pena darle otra oportunidad y aguantarme cualquier sufrimiento.

-Mañana. Todo sea por la ciencia y por que cuando funcione me des toda la que quiera y...ojito...GRATIS.

No recuerdo si me fui y volví, o simplemente permanecí durmiendo acostado en la misma camilla. Solo veo de inmediato a Artz con su jeringa de luces de colores entrando en mis venas otra vez y como mi visión se enturbia en medio de una nube de agradables sensaciones.

-Kein Problem... Se vá la segunda !...Aro, aro, aro!!...- grita bailando una supuesta chacarera- Dale, pensá en cosas lindas salame. No puede fallar...- escucho que me instruye Artz mientras la realidad se diluye.

Yo le señalo el techo con mi dedo medio.

Y veo un bosque.

Estoy sentado en una especie de hueco armado con casi unos 50 metros de soga de cáñamo enrollada sobre sí misma formando un barril. Frente a mí se extiende un claro de unos doscientos metros producto de la tala pero sin tocones que impidan que el terreno se convierta en un futuro campo de siembra. Aún así el sol apenas logra entrar con rayos oblicuos que rompen la más cerrada oscuridad.
Me resulta extraña la opresión en el pecho y la angustia que me cierra la boca del estómago con un doloroso nudo que no deja de apretar, pero tal vez lo peor sea mi mente, embarcada en una serie repetitiva de preguntas sin respuesta, vueltas a formular una y otra vez aún cuando parece que la solución es imposible.
¿Por qué? Ella era todo. ¿Qué sentido tienen las cosas ahora? y vuelta a comenzar.

Un Mustang amarillo del 57 se encuentra estacionado a unos diez metros frente a mí. Su escape emite bocanadas de vapor de manera acompasada y el rugido de su motor, como un monstruo de otro mundo,  se mueve por las frecuencias más bajas de mi oído haciendo callar a todas las aves, ardillas y lagartijas del lugar.

Un extremo de la soga está atado con un ballestrinque a un añoso roble junto a mí  y el otro lo puedo ver en mis manos mientras formo una ese, luego paso el extremo por una presilla dejando bastante cabo para poder realizar la gaza. Sé que debo darle al menos seis vueltas para que esté correctamente realizado. Lo hago y paso el chicote por en medio de la otra gaza para finalmente apretar el nudo tirando de la primera.

Es el típico nudo que todo el mundo quiere saber hacer  por haberlo visto alguna vez en la televisión donde recibió el ominoso nombre de nudo del ahorcado debido al macabro uso que siempre se le ha dado, aun cuando también sea útil para salvar vidas, por ejemplo lanzándolo a una persona que se está ahogando para que se lo coloque por debajo de sus brazos, como si el nudo la abrazara.
Me muero por abrazarla aunque no sé quién es, pero mi angustia se incrementa al pensarla. Ocupa toda mi mente. Ella no me mira, ni responde ni me explica el porqué hizo lo que hizo. Observo sus firmes nalgas, exponentes de una marcada lordosis lumbar que ilumina mi imaginación en poses que serían rutinarias sólo para un entrenado contorsionista circense. Mi cerebro afiebrado bulle en preguntas mientras mis pies sangrantes se mueven hacia el auto arrastrando la soga que reduce sus anillos en la pila a razón de una circunferencia por cada paso.

La puerta del conductor está abierta y la ventanilla baja.
Entro a la cabina y me abrocho el cinturón de seguridad.
Pruebo el rugido del potente motor dándole gas una y otra vez con el acelerador, hasta alcanzar las 7.000 vueltas.
No sé cómo ni cuándo pero el nudo se cierra en mi garganta generando el picor inevitable del cáñamo contra la piel. Giro la cabeza y veo la línea de soga que parte desde allí hasta el barril y luego al viejo roble. La presión en el pecho crece y un zumbido dolorosamente molesto va aumentando en mis oídos hasta hacerse insoportable.
Pongo primera, acelero a fondo y mientras una lágrima inicia un río sobre mi mejilla, suelto el embrague y en medio de un primer derrape que pone en vuelo  hojas y tierra, comienzo mi carrera de 50 metros hacia la Nada.
Siento en el cuello el peso de la soga que voy arrastrando tras de mí y que intenta sacarme fuera por la ventanilla. Pongo segunda y acelero más sin escuchar otra cosa que el silbido que perfora mis tímpanos, borrosa la mirada de tantas lágrimas y oprimido el corazón por una angustia que quiero erradicar definitivamente mediante este evento.
Sé que el sol ilumina el parabrisas en el mismo instante en que la soga llega a su fin y que el latigazo es fulminante, haciendo que mi cabeza se desprenda del cuerpo aferrado al asiento por un cinturón inercial, para así poder observar desde fuera como el Mustang amarillo colisiona diez metros más adelante contra un ciprés que dibuja su contorno sobre el capot humeante. Mi cuerpo asoma por el parabrisas destrozado y puedo contemplarlo con los ojos que ya no están unidos a él.

Por detrás del árbol aparece una figura que camina con un brazo en alto. Ni siquiera mira el auto o el cuerpo desmembrado, simplemente se dirige donde mis ojos están atrapados por la soga. Pronto puedo observar que es un conocido indio alto y demacrado como el propio Alhue o como si la misma muerte lo hubiera alcanzado. En la mano que tiene en alto sostiene algo ensangrentado y se ríe de mí mientras en la otra blande un facón caronero de mango blanco.

Lo veo a Artz.

Intento golpearlo pero apenas tengo fuerzas para vocalizar un insulto y llevar la mano hasta mi garganta para verificar que sigue unida al resto del cuerpo.

-Nada, nada, nada... bien... Schade! No sé...-suspira- Respirá más lento que ya se pasa...- dijo adivinando lo desastroso del experimento- Insisto en que es un problema de carga. Algo falla y hace falta un poco más de energía para asegurar una buena respuesta. Más energía, si,...tengo que ver cómo...
Artz ve que con mi mirada lo estoy insultando más de lo que mis energías podrían expresar.
Me da la espalda para no tener que lidiar con mi enojo.

-Marcos, ya te lo dije: la clave está en el subtitulado de los sueños, y hay algo en las cargas de bio-material que está alterando las lecturas. Pienso que lo puedo solucionar. Teneme un poco de confianza y dáme un poco de tiempo más. Necesito más energía...No puede fallar...

Y mientras intento responderle noto que la fuerza regresa a mí mientras la angustia es reemplazada por sensaciones de calidez que hacía muchos años había experimentado en el contacto con esa mujer amada.
Noto que el tiempo se ha alterado y que Artz está vestido de otra manera, mientras cargando una nueva jeringa electrónica me da un discurso del cual sólo logro escuchar una parte, tal vez la menos relevante, o todo lo contrario.

-Te dije que lo iba a solucionar. Klar! Te lo dije. Se terminó el problema...alles in Ordnung !!-dice Artz casi saltando en una pierna y bailando de la alegría- pero para que funcione como Dios manda debí extender la duración de las cargas bio-nucleares de cada molécula. Yo te lo decía. Hablé con Rudolf y dijo que tengo razón. Rudolf ¿te acordás? el de la BIOCOM. Creo que ahora pueden durar eternamente, pero lo más importante es que ahora sí deberían conseguir el subtitulado correcto de tus sueños y darte un viaje de primera calidad...-

Lo miro cansado de tanto experimento y sin saber cómo podría hacer para que toda esta locura pare.

-Relajate Marcos, éste va a ser un muy, muuuy, muy buen viaje. Lo cargué como para que tengas algo de sexo. Digamos que como agradecimiento por todo lo que aguantaste. Estoy seguro que lo vas a disfrutar. No puede fallar...Auf keinen Fall!...

Cansado lo insulto digitalmente y me zambullo en la más profunda oscuridad que apenas se ilumina con el contorno de una figura femenina.
Una mujer conocida.
Inolvidable.
Eterna.

Ella me conquista con sus tacos aguja y las puntas de sus zapatos apuntando hacia una intersección ubicada justo en medio entre la nada y el infinito.
Parece un sueño hecho realidad...

OPin 2014

En otras palabras e idiomas

Schnösel : gilipollas, pajero, mojigato.
mein lieber Freund : mi querido amigo
Huinca : Conquistador español (despectivo)
Alhue : Diablo
Miñche Mapu:  la tierra de abajo, donde se encuentra la fuerza del mal o espíritus malignos.
Ngenechén : Dios
Wenu Mapu :espacio sagrado e invisible donde habitan la familia divina, los espíritus del bien y los antepasados mapuche.
Pikun Mapu : Lugar de Mala suerte.
Bist Du verrückt geworden ?: ¿Estás loco?
scheiße : mierda
Macht nichts : No importa
Kein Problem : No hay problema
Klar!: Claro!
alles in Ordnung : todo en orden
Auf keinen Fall!: de ninguna manera !


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El artículo Cuento - El subtitulado de los sueños fue publicado por OPin el jueves, 31 de julio de 2014. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 0 comentarios: en el post Cuento - El subtitulado de los sueños

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-¿Qué somos?, ¿Adónde vamos?-No tenemos la más pálida idea.
El psicoanalista no nos mandó tener un blog. No estamos escribiendo un libro, ni somos periodistas en trabajo práctico. No hablamos de nuestros ex, ni de sexo, ni de estreñimientos. No tenemos segundas personalidades como "groncho grasa" , "pituco fiestero" o "mujer de la vida". No somos poetas ni tenemos fotos de gatitos o figuritas con brillantina que se mueven.
Eso sí, hablamos en primera persona del plural de nosotros mismos. Algo raro teníamos.

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