Probablemente se me haya ocurrido abrir mi primer blog para no tener que repetir mil veces las mismas historias. Pensé que si sustentaba mis posiciones medianamente bien me libraría de la necesidad de discutir acaloradamente con aquellos que esgrimen verdades tan sólidas como el oxígeno, pero olvidé en el camino que nadie lee mis notas y que mucha gente opina en la distancia, como si todos los males los hubiéramos creado exprofeso y por una malsana necesidad de auto inflingirnos algún tipo de daño.
Siempre pienso que podré rebatir o enriquecer un argumento vacío de algún oponente mediante el enlace a una de mis notas pasadas, pero la realidad nos lleva a ejercitar el comentario justo y acorde con lo que el otro ha expuesto, ya que intuimos que nadie seguirá el enlace para leernos fuera de contexto. Allí es cuando nos enroscamos en discusiones vanas, con personas que alejadas de la realidad cotidiana, ya sea porque gozan de un muy buen pasar o porque se han ido del país y disfrutan anotando las desgracias ajenas, debaten nuestros problemas como si ellos en lugar de nosotros estuvieran en la trinchera enfrentando las balas.
Las redes sociales suelen ser lugares desde donde los mal entendidos ganan la calle para alejar a la gente. Los límites de espacio para expresar una idea o las limitaciones de caracteres, suelen requerir de habilidades especiales para sintetizar una idea que no permita otras interpretaciones. Lamentablemente cada día es más difícil encontra personas que puedan con ese desafío, pues han abandonado cualquier ejercicio mental que no implique una retribución salarial o un regalito a fin de año. Así que el único recurso que nos queda es escribir más despacio para que logren entendernos...
Tal vez lo que más me molesta es que luego de ejercitar el oficio de la escritura por tantos años, todavía me encuentre con gente que habla desde un plano superior y agresivamente, como si el resto de los mortales fuéramos criaturas deleznables y carentes de empatía. Lo noto más con los europeos adoptados que con otras personas, y pienso que se trata de una desconexión con la realidad de los otros (que antes eran propios) y una soberbia alquilada desde la supuesta comodidad del que prefiere su ignorancia a conocer lo que es la realidad ajena.
Me llega a indignar también la discusión deportiva, en la que aún cuando ambas partes se encuentran de acuerdo, una de ellas asume la posición de superioridad intelectual inventando un debate innecesario.
Gente buena hay por todos lados, pero gente que proclama su bondad a los cuatro vientos hay mucha más. Este es el argumento con el cual terminan cualquier conversación medianamente ríspida, escudándose en paradigmas humanitarios que recién descubren cuando quieren ocultar el desconocimiento que poseen sobre ciertos temas e intentan cerrar con un punto y aparte.
Siempre digo que como agnóstico jamás he tratado de convencer a alguien a que niegue su religión, pero miles, y digo miles, han tratado de convencerme a que me una a la de ellos. Desde el evangelista que te obliga a escuchar su bendición en la mesa, el judío que te obliga a cubrirte la cabeza , el cristiano que pretende el bautismo indiscriminado o el político con sus derechos humanos, todos pretenden escudarse en sus valores humanitarios para sustentar sus dichos en la buena fe y el don de gentes y así quitarte cualquier entidad intelectual que puedas esgrimir frente a ellos. La credulidad sobre la razón, como siempre.
¿Cómo rebatirlos sin convertirnos en hijos de Satán?
La caridad está de su lado, la buena fe solo la conocen ellos, son ingenuos profesionales hasta que llega la hora de sacarse la máscara y mostrarnos que son capaces de cualquier cosa con tal de asegurarse el éxito.
¿Qué argumentos puede uno esgrimir en una discusión que ya está perdida desde el comienzo?
Tal vez y solo tal vez, uno deba recurrir de tanto en tanto a la vieja frase: "Si, Juan. Todas las vacas son tuyas..." e irse a tomar un té de tilo bien calentito y no hacerse tanta mala sangre. Después de todo, ninguna discusión vale la pena
O tal vez dar todas y cada una de las batallas hasta que nos quedemos tan solos que nuestros hijos tengan que contratar extras para asistir a nuestro velorio.
Usted dirá qué prefiere...
Taluego.
Quedo como un espectador más, y que ignora la mitad de las cosas a las que refieres. Pero por lo poco que mi no-ignorancia me permite entender, quedo encantando como nene con chiche nuevo. Mientras salto y aplaudo.
ResponderEliminar¿Qué más OPin? Es cento per cento cierto...
Mil perdones Eugene. Como digo al principio, siempre pienso que nadie lee mis post y entonces me relajo y escribo estilo libre.
EliminarTraté de resumir lo que pasa cuando alguien que no está ducho en las redes sociales entra en discusiones sin sentido.
Me hacen perder mucho tiempo hasta que me doy cuenta que se ponen violentos y discutidores simplemente porque están fuera de su elemento.
Y para más datos me está pasando con argentinos (varios) que se radicaron en España, nunca con mis amigos en Norteamérica, Alemania, Suiza, etc.
Me pregunto si no será que existe algún tipo virus español que los ataca ;)
Cariños.
Saludos !
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