Claro, usted puede estar bien informado, incluso mejor que yo, y decirme que ando entendiendo mal las cosas, pero mire, en Argentina rige la pena de muerte y se cumple gracias a la voluntad inquebrantable de varias asociaciones defensoras de los derechos humanos.
Sé que suena loco, pero nosotros que nos hemos diferenciado de los EEUU en este particular como en cientos de otros, seguimos diciendo que la peor pena que existe en nuestro país es la cadena perpetua, que si hemos de ser francos es una condena a 25 años cuando hasta hace poco era a 35.
No parece que tengamos una justicia tan férrea y brutal como para administrar una inyección letal, pero sí, la tenemos.
Usted puede ver el accionar reiterado de asesinos que no dudan en matar familias enteras, violadores seriales, torturadores, secuestradores, terroristas y otros delincuentes variados que evitan la pena de muerte cumpliendo un período de máximo 25 años en una cárcel del circuito correccional nacional, pero asociaciones como Mujeres al Pie del Cañón, Mujeres Conurbanas, Confluencia Política 29 de
Mayo, Las Rojas, Campaña contra las Violencias regional Oeste, y FOL-La
Brecha, logran que se aplique el homicidio asistido por el Estado Nacional, ejecutando a un bebe de 23 semanas de gestación.
Claro, ninguna de esas mujeres haría lo mismo si le dieran el bisturí en sus manos para que en lugar de obligar a los médicos a cometer homicidio lo tuvieran que hacer ellas.
¿Cual es el delito del bebé?
Simple: Haber sido concebido por una violación a una menor de edad, cosa en la que seguramente no ha tenido más participación que la que puede tener un óvulo o un simple espermatozoide. O puede que también sea culpable de que su mamá no tomara la píldora del día después, que aún cuando es gratuita y suministrada por cualquier hospital, no llega a ser homicida porque evita la fijación del sigoto y nada más.
Pero cuidado, otra cosa es forzar un parto de un bebe de 23 semanas y dejarlo morir, o lo que es peor, ejecutarlo mediante medicamentos inyectables con la venia del Estado y luego extraerlo de la madre.
¿No sería más humano darlo en adopción? ¿No hay un límite para esto?
Si, pero las feministas involucradas prefieren seguir bañando de sangre sus banderas.
La directora asociada del hospital que se negó a intervenir, Mariana Dunayevich, reafirmó su
decisión, ya que una interrupción "pondría en riesgo la vida de la mamá"
porque "no es un aborto, es un parto prematuro".
Y digo yo, que "un parto prematuro" que intenta suprimir una vida, es homicidio y si lo habilita el Estado es una ejecución. Una condena a muerte.
En Argentina un asesino puede reincidir y hasta puede que logren que sus antecedentes no afecten su sentencia, pero un bebé producto de una violación es ejecutado por el delito de su padre.
A las mujeres que han apoyado este asesinato no les pido entendimiento pues son peores personas que quién violó a la pequeña inocente. Son asesinas con la cobardía de quién manda a matar pero no tiene los huevos de hacerlo con sus propias manos.
Son intelectualmente asesinas.
La solución con un embarazo tan avanzado es llevarlo a término y que el niño sea puesto en adopción por el Estado.
Ese mismo Estado que se ha convertido en ejecutor de la peor sentencia de muerte: la que mata a un inocente.
Taluego.
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