jueves, 24 de octubre de 2013

Mis autos reales

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Si, el chiquitín de la foto es en broma, aunque para ser sincero tengo cierto vínculo añejo ya que muy cerca de mi casa se fabricaban las versiones originales. Además recuerdo que en una serie de locales a la calle con triste fortuna, se apilaban varios de ellos juntando óxido mientras uno que era pequeño y quería ir a Disney les daba el mote de Mickey (por lo de ratones).
En esas épocas de mi vida las familias con suerte tenían casa, (igual que hoy) teléfono (ahí mejoramos un cacho) , una vez en la vida hacían un viaje en avión o salían de las fronteras patrias, tenían televisor blanco y negro y un auto en la puerta.
Pero la mayoría no tenía suerte.
Si tenías auto era que habías logrado el éxito personal dentro del pequeño Sueño Americano del sur, pero en casa, si bien mi viejo era gerente de una automotriz, no había auto. La razón era que papá no quería manejar. Cuando se decidió le costó mucho, pero lo hizo simplemente porque "los chicos" necesitaban auto y mi vieja (viejos son los trapos) le insistió a más no poder.
En aquellos días mi vecino de la izquierda, llamado Amadeo, tenía un Renault Gordini como el de la foto de abajo


Renault Gordini
Una hermosura redonda que era fiel copia de su original francés y hacía un ruidito a motoneta que no ayudaba a tomárselo en serio.
Por el lado derecho los Boykens tenían un auto bien justicialista: el Graciela, que era el nombre que la Libertadora le había puesto al auto el Justicialista, obra de Perón, nombre que , por supuesto, estaba prohibido.

Sedán Graciela
A la vuelta de la esquina había un super auto norteamericano que se disputaba el mercado con el Falcon de la Ford. El Kaiser Carabela, una máquina insaciable que consumía nafta como yo caramelos y figuritas. Salir a pasear con ese bicho era un gasto más que un placer. Tal vez por eso no hayan quedado ni para coleccionistas. Ah, y la mayoría a diferencia del de la foto eran negros.

Kaiser Carabela (IKA)
Si nos vamos para el lado de la familia, el tío de mi viejo tenía uno de los autos más queridos por los argentinos: el Fiat 1500.

Fiat 1500
Un bichito que andaba y andaba sin parar y que hasta en nuestros días se puede encontrar en perfecto estado meced a los miles de fanáticos que lo cuidan y miman a más no poder.

Por el lado de sus hijas, es decir las primas de mi papá, existía un Renault 4L que hacía las delicias de grandes y chicos. Recuerdo que los asientos eran como los de playa, un armazón de metal y una especie de cuerda de plástico que se entramaba formando el respaldo y el asiento. Algo que uno solía ver solamente en las reposeras de playa. El autito era uno de los típicos productos franceses orientados al trabajo rural ya que por su despegue era muy fácil de conducir por las huellas y en pleno barro. Lástima que a la hora de subir cuestas no se daba maña. Recuerdo haber estado en Córdoba y necesitar más de diez intentos, con toma de carrera incluida, para llegar a la cima de una loma. Un autito que hoy día tiene fanáticos que los mantienen en perfecto estado de conservación, simplemente porque de tan gauchitos dejaron un recuerdo imborrable.

Renault 4L
Si el 4L tenía un amigo que le hacía la pata era el querido Citroën 2CV (2 cilindros en V). Un aparatejo que en alguna época uno podía comprar desarmado y le llegaba un poco más barato en una caja de madera de la que usted sacaría el despiece que lo obligaría ponerse manos a la obra. Un auto sencillo y para el campo como su otro amigo francés. Fácil de arreglar, con buen despeje y un sonido característico a ametralladora gastada que avisaba en cada esquina su llegada. Recuerdo haber visto como un Falcon apenas lo tocaba en una esquina y el 2CV no paraba de dar vueltas y vueltas sin parar. Digamos que la estabilidad era su peor desventaja.

Citroën 2CV
Finalmente el primer autito de la casa, el Fiat 800 Coupé que llegó para que todos aprendiéramos los primeros pasos en el negocio del manejar. Con él aprendimos todos en casa, mi viejo que no podía domarlo y corcoveaba a cada rato , mi hermano que me mandaba a llamar cada vez que pinchaba para que le cambiara la rueda y yo que como soy un adoquín con pelos, en lugar de aprender con mi hermano de maestro, me negaba a pasar de primera a segunda sin vaselina. Terminé aprendiendo dentro del garage, haciendo veinte centímetros para adelante y veinte centímetros para atrás, durante la que para mí fue toda una década.
El fierrito, como muchos de aquellos años, tenía más ñañas que beneficios. Si arrancaba en invierno era un milagro y si no rompía manchones una vez por mes era porque no lo habíamos usado.
Sin embargo en ese pequeño habitáculo, siete personas entre grandes y chicos, soportaron más de una vez los 404 kilómetros a Mar del Plata, que por aquellos días de Ruta 2 angosta llegaban a tomas más de 12 horas.
Envidiábamos a las sardinas.


Fiat 800
Poco tiempo después llegó a la familia el Fiat 128, una máquina que por ser cero kilómetro nos fue entregada hasta sin rueda de auxilio gracias a las trabas de importación de la época. Un autito que me llevó de juerga a mí y a mis amigos durante mi adolescencia, con la única condición de lavarlo los fines de semana. Con él estrené mi registro de conductor , y el mismo día que ocurría cometía el error de dejarselo manejar a mi amigo Sergio quien frente a un policía lo chocó contra un hermoso Taurus de hierro sólido.
Llegar el primer día con el remolque del ACA y el coche chocado luego de haber manejado por cuatro años sin registro ni inconvenientes, era más humillación de la que mi ego podía soportar, así que me quedé calladito mientras Sergio se hacía cargo en la comisaría de la correspondiente coima por manejar sin registro. Mis viejos se enteraron que no había sido yo, recién veinte años más tarde.
Autito genial que se llevo el ERP luego de encañonar a mi papá con una hermosa AK47 en la puerta de casa. Las dos chicas y el muchacho armados fueron tan amables que no se llevaron a mi viejo con ellos. Luego de dos semanas de búsqueda, apareció semi desarmado y pintado con aerosol en los pagos de Quilmes, lugar donde el escuadrón anti bombas se ocupó de dejarlo listo para que el seguro lo reconstruyera. Y hoy hay amigos que aún me dicen que ellos no se enteraron de que había guerrilla.
Ese mismo 128 fue también aplastado por un camión con semiacoplado que sin frenos bajó por la calle Herrera de Capital, justo frente a la fábrica de Luteral, donde mi viejo lo estacionaba y además de llevarselo por delante, lo estampó contra un poste de alumbrado. Uno de los obreros de la fábrica lo fue a buscar a mi viejo y le preguntó si era de él el 128 aplastado que había en la puerta.
Pobre 128. Mi viejo tenía razón, no hay que tener auto. Uno es más feliz.

Fiat 128
Mi hermano se decidió y sacó un Fiat 600 cero Km que para la época ya estaba cerca de salir de fabricación. Un lindo autito que ya no necesitaba de llevar abierta la tapa de motor para refrigerarlo, pero que seguía siendo tan incómodo como todos los microautos de post guerra. Ya llegaban las épocas de los coches más grandes y el garage de casa pronto tendría tres autos en línea.

Fiat 600

Como ocurre en muchas empresas comprar los autos para el personal jerárquico se hace en flotilla, así el precio es menor y deducible de impuestos. De esa forma mi viejo ligó un Renault 12 que luego pagaría en cómodas cuotas para que quedara en la familia. Recuerdo haberlo ido a buscar a la concesionaria y que el olor a nuevo duraba mucho más de lo que dura ahora.
Un auto noble que se convirtió en el más vendido en Argentina. Sólo tengo buenos recuerdos de él, salvo que un día cuando llegaba del trabajo, un par de chorros que venían haciendo rally delictivo se llevaron el auto con mi viejo arriba. Nunca había estado tan conmociondo en mi vida. Hasta el dueño del auto anterior, el que se había robado antes y con el que habían llegado los chorros, me llevó a ver si podíamos encontrarlos. Fueron más de dos horas de cortar clavos, hasta que apareció mi viejo con auto y todo. Parece que lo habían llevado a robar con ellos, y como se portó tan bien que hasta les avisó de donde había comisarías, cuando encontraron otro auto (en realidad lo elijió mi viejo) le dijeron que si hubieran tenido tiempo se tomaban un café con él. Mi aterrorizado viejo solo escuchó- fijate bien adelante que cuando nos vamos te tiramos las llaves- Y así fue, tiraron las llaves del 12 y mi viejo volvió a casa mientras el dueño del Peugeot 504 seleccionado comenzaba su peripecia.
Al día siguiente hicimos la correspondiente denuncia policial.
Un buen día, cuando los chicos ya eramos más grandes, mi viejo no quiso tener más auto y lo vendimos. Como siempre, tenía razón.

Renault 12
El tercer auto en el garage fue el mío. Mi primer auto lo compré con los ahorros de mi primer trabajo. Con seis meses de sueldo pude llega a comprar un Peugeot 504 con más de 9 años de uso. Con él vi crecer la autopista Buenos Aires- Rosario que debía estar terminada para el mundial del 78. Fin de semana por medio de 1977, hacía el viaje a casa los viernes y de regreso a Rosario en la madrugada del lunes.La cantidad de veces en que casi me mato sería difífil de contar, pero el fierrito siempre funcionó, incluso cuando lo dejaba barranca abajo para que arranque sin burro.
El distribuidor ajustado con papel de diario y los constantes cambios de estética incluida una repintada completa luego de manejar por un monte de espinos a campo traviesa, eran parte de la aventura de alguien que por aquel entonces disfrutaba el estar frente al volante.
Recorrí toda Córdoba y Santa Fé con ese auto en el que se llovía el techo corredizo.
Un día en Chascomús volaron los aros, rompieron la bomba de aceite y los días de mi amigo estuvieron contados. Lo arreglé y se lo vendí a un compañero de trabajo de chascomús que conocía la historia.
Diez años más tarde , cuando regresé de unos años de estadía en Europa, me encontré con el nuevo dueño que le había comprado el auto a mi amigo pero con el 08 vencido. 
Desde entonces no vendo autos si no se hace la transferencia de forma inmediata.

Peugeot 504

La macana fue que la economía del país no me dejó volver a comprar auto inmediatamente. Debí conformarme con máquinas que proveía mi empleador.
Por ejemplo, en mi estadía en Rufino Santa Fe, mi máquina era una mantequera VW que contaba con tan solo tres velocidades. La primera servía solo para salir, a los tres metros se debía poner la segunda, que tampoco duraba mucho, para finalmente hacer todo el recorrido en tercera, que era bien larga.
Sin embargo uno llega a entender a los hippies y su amor por la VW mantequera frontalita.

Mantequera VW
Haciendo un esfuerzo sobrehumano llegué a comprar un Peugeot 404, que se encontraba en perfectas condiciones. Lamentablemente cayó en mis manos en mal momento, porque hoy en día lo habría tratado como un auto de colección , pero en aquel momento hasta le rompí la varilla de la bocina al volante porque no estaba acostumbrado a manejar con ella.
El auto era genial, pero yo quería algo más moderno. Me sentía como un viejito, así que en cuanto un amigo me ofreció una oportunidad, me lo saque de encima.
Pero era un auto genial. Y el GP era un misil en cualquier ruta. Uno podía ir a 160 durante dos horas y al llegar tocar el block sin que se sienta la temperatura.

Peugeot 404

Mi amigo el Tano me financió un Ford Taunus que él quería dejar para comenzar con los cero kilómetros. Un auto del que no tengo mayores quejas. Un poco pesado , si, pero andaba muy bien. Incluso tuvo la decencia de quebrarse un elástico cuando estacionaba luego de manejarlo a 80 kh por la General Paz. Un poquito antes y no estaría escribiendo este post.
Con él aprendi que el lustra muebles no sirve para encerar autos. El techo pelado fue una información tan clara que nunca más lo he usado.
El auto se vendió pero como yo no estaba en el país, no se a quién ni sé si con los papeles firmados. Por allí andará este hermoso auto que no superaba los 120 kh.

Ford Taunus
En mi primer estadía larga en Alemania mi autito fue durante un corto tiempo un hermoso Volks Wagen Jetta, un modelo bastante grande que por aquí no se fabricó. Recuerdo la cochera de mi edificio mucho mejor que el propio auto, ya que eran rebatibles y entraban dos autos, uno arriba y otro abajo. El que estacionaba apretaba el botón y el elevador acomodaba su auto a 45º de inclinación, un método  que ahorraba mucho espacio en la cochera subterránea de mi edificio. Algo como ésto (click aquí) pero inclinado y en un sótano.
Con ese auto recorrí Suiza, Alemania, Austria e Italia, razón por la cual creo que cuando alguien en Buenos Aires duda de mi habilidad al conducir, deberían hacer la prueba a ver como les va a ellos por alla´.
Un muy buen auto y con el TUF en orden.

Volks Wagen Jetta

Siempre lejos de querer comprar un cero kilómetro, terminé aprovechando que a un amigo (Fequi) le habían robado su auto nuevo. Resignado a que no apareciera y teniendo un suegro dueño de concesionaria, a la semana Fequi tenía un nuevo cero kilómetro mientras la policía le avisaba que había recuperado su auto original. Con 600 km recorridos, era mi oportunidad de alcanzar un cero kilómetro sin pagar los costos asociados. Quien dice 600 puede decir cero.
Con ese auto y pasando por un momento muy triste de mi vida, decidí hacer un largo viaje al sur en solitario. El Dunita me acompaño sin problemas y me trajo de la misma forma. Desde entonces mi relación con él fue del tipo enamoramiento, tal es así que el día que se lo entregué a su nuevo dueño, un compañero de trabajo, se me escapó un lagrimón.
Apenas rodados uno 60.000 km, me habían vendido que a partir de ese kilometraje comenzaban a dar problemas. Mentiras.
Lo curioso es que mientras lo tenía, la empresa me daba un Fiat similar pero blanco y diesel , razón por la cual a mi dunita lo sacaba los fines de semana y para las vacaciones.
Gran auto y con un baúl que casi nadie pudo igualar.


Fiat Duna
Antes del Duna empresarial me habían entregado un Volks Wagen Rural color naranja rojizo con el que me movía por todos lados. Tanto que sumé algunos robos o accidentes variados. Incluso un par de motoqueros indocumentados que me chocaron en plena General Paz mientras me encontraba detenido. Recuerdo que sentí el impacto pero no vi nada hasta que en el pasto vi rodando a uno de los dos salames. Cuando salí a auxiliarlos vi una moto nueva con la horquilla destruida, dos chicos doloridos pero no lastimados y una ambulancia de la Policía Federal que se ofreció para dar ayuda. Los chicos la rechazaron sospechosamente, pero yo estaba satisfecho porque mi camioneta naranja rojiza no tenía ni  un solo rasguño.
Recuerdo que a la VW (Dodge) 1500 la llamaban Jesucristo porque había sido el modelo salvador de la marca.

Volks Wagen (Dodge) 1500 Rural
Durante casi un año completo me dedique a la búsqueda de un coche tan bueno como mi viejo Dunita. Seguí todo el Road Test del Renaul 19 que publicaba la revista Parabrisas y pude ver que luego de 50.000 kilómetros el despiece demostraba un desgaste ínfimo. Allí me decidí por el auto aunque su estética no me gustara. Incluso su baúl era exactamente del mismo tamaño que el del Duna.
Con mi amigo Rubén salíamos a la hora del almuerzo a recorrer algunas concesionarias en busca del R19 perfecto. pero no fue sino hasta una tarde de domingo que en una concesionaria de Rombo Sur me encontré con dos piedras preciosas.
Uno marrón con un año de antigüedad y uno azul de ese mismo año. El azul era propiedad de uno de los gerentes de Renault que lo ponía en venta porque le habían otorgado el nuevo Laguna.
Con 600 kilómetros (otra vez) aún cuando mi hijo de 5 años quería el marrón, terminé comprando por seis mil dolares menos que el cero, un coche del que al patentarlo me convertí en su primer dueño gracias a que el primero era el propio Renault.
Y para mejores datos, es totalmente fabricado en Francia. Y digo "es" porque hasta el día de hoy lo tengo funcionando y en perfecto estado.

Renault 19 RT
Cuando la mano vino un poco mejor con la flaca compramos un segundo auto con la finalidad de hacer travesías. Así luego de intentar comprar alguna cosa buena terminamos con una LADA Niva como la de la foto, que el dueño anterior había modificado tanto que ya poco le quedaba de la marca. Estéreo Pioneer, amortiguadores Rancho, etc. etc. Le puse tanto trabajo y ploteo encima que terminó siendo una pequeña obra de arte que todos reconocían en Capital Federal. Incluso mi mecánico que la odiaba a más no poder ,pero al que no le tembló el pulso a la hora de facturarme la conversión a GNC, o tirármela en el garage semi desarmada porque no encontraba una pieza en especial. Lo peor fue que debí pagar a un tornero para que me la hiciera a medida. La Nave, era un dolor de testículos mayor al disfrute que uno pudiera obtener de ella. Incluso era de tan mala fabricación que un día mi mujer llegó a casa con la palanca de cambios en la mano. Si, una mujer había quebrado las aleaciones Rusas de la que estaba hecha la misma.
Nunca un rodado me había dado tantos dolores de cabeza, hasta que decidimos venderla y en tan solo un día salió como pan caliente y al mejor precio. La compró un muchacho que tenía experiencia en la marca y que incluso había competido en Rally con una de ellas.
Aún no me explico cómo no me maté con esa máquina en la ruta. Las oportunidades y fallas fueron infinitas.


LADA Niva
En otra de mis visitas al viejo mundo alquilé un hermoso Fiat Fiesta con el que me dediqué a pasear por Alemania con amigos del alma y visitar a mi hermano en Austria, donde estaba de vacaciones.
Lo retiré de su estacionamiento y lo devolví a las tres de la madrugada al mismo estacionamiento, una semana después, dejando las llaves en un buzón de entregas. Tomé el subte y salí en el aeropuerto antes de que nadie se despertara. Para cuando el avión decolaba ya estaba siendo manejado por otro cliente del alquiler Hertz.
Tal vez lo que más recuerdo del pequeño pero rendidor autito fue que en varias oportunidades al sentir bocinazos, (algo que en Alemania no es usual) me desvivía por encontrar al tonto que los producía, hasta que mi amigo Chifri me avisó que era yo mismo que al girar el volante tocaba la bocina que estaba en un botón sobre él.
Gran autito. Me gustó manejarlo.

Ford Fiesta

Finalmente, vencidos por el enamoramiento por la marca y el modelo, llegó a casa una Duster Luxe 2.0, demostrando que cuando uno sabe manejar no hace falta una 4x4 para salir de cualquier aprieto. ¿Sabe cuando le sirve una 4x4? , cuando anda sobre piedras tan grandes que le queden dos ruedas en el aire, sino, con una tracción delantera siempre se sale con los mismos trucos que con una 4x4.
No entiendo a las minas que tienen 4x4 de super lujo y gran tamaño para ir a buscar a sus hijos a la escuela que les queda a dos cuadras. Me parece ridículo. Incluso el Audi sedán que cuenta con la misma transmisión. No exageremos, el ángulo de ataque es mucho más importante para un off road que si cuenta o no con tracción en las cuatro ruedas. Mire sino al 4L o al Citroën 2CV, no había forma que se quedaran en medio del campo.
La nueva integrante es colombiana como algunos de mis mejores recuerdos. Una máquina que solo luego de diez años podré decir si es tan buena como sus originales europeas, aún cuando sea un modelo que lejos de ser francés es de la rumana Dacia. 
Renault ya mezcla productos de todas las marcas que ha comprado. Dacia, Samsumg, Nissan y los desarrollos de sus filiales brasileras.
En unos años les cuento.

Renault Duster Luxe 2.0
Probablemente me haya olvidado de alguno de los autos que se cruzaron en mi vida, pero éstos son los que recuerdo con mayor cariño y merecen estar incluidos en este post de recuerdos perdidos.
Haga el ejercicio y recuerde aquellos autos que aunque no hayan sido suyos, formaron parte de su vida.

Taluego.


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NINGÚN TEXTO ES ANÓNIMO.

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El artículo Mis autos reales fue publicado por OPin el jueves, 24 de octubre de 2013. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 5 comentarios: en el post Mis autos reales

5 comentarios:

  1. Hola amigo , suelo andar por acá en silencio , pero aunque nunca tuve auto propio disfruté de algunos de mi viejito...A mi , se que se va a reir , el que mas me gusta es el Citroën 2 o 3 CV...¿ se acuerda que lo llamaban Milonguita por aquello de que " los hombres te han hecho mal " ? De los que hubo en casa el que mas me gustó fue un Lincoln Capri color turquesa que era hermoso...si nos habrá llevado y traido de los bailes a mi y a mi barra...Bueno Don Opin , aunque no se manejar , y soy bastante ignorante en marcas , si me encanta andar en auto , asique he disfrutado esta entrada , abracito

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    Respuestas
    1. Doña Elba. El Citroën 2 o 3 CV tiene ese no se qué que a todos atrapa. Un auto noble, que si uno se daba maña en lo mecánico, nunca lo iba a dejar de a pie. La Rana fue el apodo que le conocí, pero el que usted dice está mucho mejor.

      Cariños para usted y gracias por pasar.

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  2. Ja, lindo post. Me gustan los autos, y la historia de los autos. Aquí tuve como una avalancha de episodios, suyos de vecinos, tíos, registros y choques. Espectacular. De un taunus escribí algo, se acuerda? Está acá http://gusanosmetalicos.blogspot.com.ar/2010/08/un-taunus-ghia.html
    De su nueva adquisición, dejeme decirle, desde mi modesto lugar, que el sistema de tracción ese que desdeña a veces ayuda (p.ej. en calzadas mojadas, conecta "lock" y ayuda a la tenida, sobre todo cuando estos vehículos no tienen controles electrónicos de estabilidad y tracción). Además, la versión 4x4 es la única que tiene un eje trasero multilink, algo valioso no solo a la hora del off-road, sino también en la ciudad, para la comodidad de los que viajan atrás. Digo yo, por si alguien que lee esto está pensándolo, ahí puede encontrar un punto a favor de la 4x4.

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    Respuestas
    1. Don SAL. Lo tenía olvidado a Palmer, pero lo visité a ver si había confirmado la alcurnia del Taunus.

      Con respecto a las 4X4 y desde mi pobre bolsillo, he notado que casi nunca la necesite mientras tuve la LADA y el consumo subía estrepitosamente con su uso. Yo se que hay algunos que se quejan de la Duster porque a 170 kmh no se comporta como un Audi, pero uno sabe para qué la va a usar y gasta en correspondencia a ello. Yo no suelo superar los 140.

      Por eso decía que no entiendo a las señoras que tienen una super 4X4 para ir a dos cuadras a buscar al hijo al colegio.

      No dudo que lo que comenta es un punto a favor y que tiene razón, sobre todo porque es un sistema de NISSAN, pero la diferencia de precio es muy importante.

      Le mando un gran abrazo y le agradezco que pasara por acá.

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    2. Y no me deje olvidado a su blog. ;)

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