Cuando usted no recibe a tiempo sus boletas de seguro automotor o algún otro servicio, seguramente se acerca a la oficina más cercana y solicita que le impriman o cobren el servicio in situ. Pero cada día es más frecuente que allí no le cobren y en más de una oportunidad que el empleado o cajero le ofrezca la opción para que usted se adhiera al débito automático, supuestamente "para su comodidad". Si usted se niega es posible que también dicho empleado le sugiera que haga el pago por Internet o al menos baje su boleta imprimiéndola usted mismo y a su costo, directamente desde la página oficial.
Aún cuando la empresa donde se desempeña el empleado paga religiosamente los costos del servicio del correo contratado para la distribución, los pactos con las tarjetas y bancos que manejan el débito automático, son mucho más redituables y el empleado, no sabe bien por qué, ayuda inconcientemente y por órdenes superiores, a que su puesto de trabajo también desaparezca en poco tiempo.
Cuando el usuario pague todos sus servicios por Internet, las empresas reducirán aún más la cantidad de empleados y lamentablemente seguirán aumentando sus tarifas para enriquecer a unos pocos y no generar ningún puesto de trabajo genuino. (que no me vengan con que habrá más requerimiento de técnicos e ingenieros en informática porque su necesidad resulta ridículamente inferiores en cantidad)
Esta actitud de corderos digitales se hace notar en muchos ámbitos, pero principalmente donde la gente deja de entender como la tecnología va minando sus derechos y beneficios como ser humano que vive en sociedad.
Otro caso de corderismo digital es la tarjeta SUBE. Un subsidio al transporte urbano para que a la gente le resulte más barato el desplazarse por la ciudad, pero que tras de sí esconde una violación al derecho a la privacidad. Si usted cuenta con la tarjeta SUBE paga su viaje , digamos1$, pero si no la tiene 5$, algo bastante poco constitucional.
Para sacar la SUBE usted debe dejar todos sus datos personales, que pasan a integrar una base de datos que a nivel nacional cuenta con distribución libre en los organismos estatales y paraestatales. Es decir sus datos personales ya son de dominio público. Pero no contentos con esto, la SUBE sirve como medio de "rastreo" para hacer un mapeo de sus movimientos cotidianos o excepcionales por la red de transportes urbana.
Si bien pronto, prontito, le van a tratar de imponer el voto electrónico con la escusa de que es mucho más seguro y veloz, no olvide que la mayoría de los argentinos ni siquiera sabe los que es una palabra de código y que por lo tanto no está en condiciones de verificar si el programa fue alterado o no para beneficio de uno de los postulantes. Mucho más fácil y claro es contar una por una las boletas que van saliendo de las urnas ¿no?. Pero al mejor estilo Chavez, nos pasará como a Homero Simpson, que a la hora de votar en un medio electrónico, cada vez que votaba, digamos, a Scioli la máquina le agradecía su voto por Cristina.
El tema del neoanalfabetismo (desconocimiento de los lenguajes informáticos) se ha convertido en la actualidad en la misma herramienta de fraude que era el analfabetismo a principios del siglo XX.
Yo no puedo olvidar que en la empresa multinacional donde trabajaba, muy cercanos al cierre o reducción masiva de personal, implementaron una herramienta que corría en la Intranet. Lo que hacía dicha herramienta era llevar un historial de cada movimiento laboral del empleado. Por ejemplo, luego de una reunión de planificación con el cliente uno debía asentar todos los datos y compromisos asumidos, contactos personales utilizados, argumentos esgrimidos, colaboradores que participaron , distribución de tareas y datos sobre próximos eventos y decisiones sobre el tema tratado.
Cada vez que uno respondía un email o pactaba una reunión o vendía algo, debía asentar todos los datos y documentos dentro de esa máquina de picar carne digital.
Su objetivo era bastante evidente: si lo despedían, cualquiera podía tener toda la información y continuar el negocio sin siquiera un impas que recordara su malograda existencia.
Por último y para no abundar en un tema que creo se ha comprendido, se encuentra el caso de las empresas de eletrodomésticos que le piden todos sus datos personales pero dicen que no le van a molestar con publicidad spam. No les de nada. De lo contrario en poco tiempo verá como todos sus datos se venden por Internet en formato CD de Bases de datos orientadas a diversos negocios.
Las cosas van pasando y uno no dice nada. Sabe lo que le pasará pero sigue en el mismo camino con la manada.
No me diga que no somos corderos digitales.
Taluego.
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