lunes, 1 de octubre de 2012

Yo lo defiendo a Guillermito

Todo parece indicar que después de todo Argentina era un país de total tolerancia y ausencia de autoritarismo y yo no me había dado cuenta. Digo, debo haber estado muy equivocado o dormido, porque en las ultimas semanas parece que la gente se ha enterado que el autoritarismo y el patoterismo no solo resulta efectivo, sino que todos los gobiernos los han manejado de una u otra manera. 
Y es raro ¿no? porque incluso el ciudadano más modosito alterna en su vida diaria con estas modalidades tan argentas. Se deberían haber avivado antes.
En mi vida laboral he soportado a unos pocos jefes intolerantes, gritones, locos e injustos. Tipos que hacen suyo el mecanismo de atacar como mejor defensa. 
Y les resulta. 
Recuerdo a varios, pero al más representativo lo llamaban "El loco" o según las secretarias hipocampo (porque se creía un potro y era un pescado) entre otros apodos menos agradables. Su nombre era o es  G. B. (Creo que la G es de Gustavo y la B de Bongiorno o Buentiempo, pero por motivos legales no se lo quiero asegurar) y supo llenarse los bolsillos con el mecanismo de lograr sus objetivos insuflando el terror en sus subalternos y haciendo equilibrio en la cornisa que separa lo ilícito de lo legal, junto con otros directivos que hasta el momento han evadido el juicio pero han quedado perpetuados como delincuentes en varios libros sobre la corrupción en Argentina. 
La cuestión es que el tipo no paró de trepar hasta lograr terminar de fundir a la empresa en la que trabajaba como director y llevarse como indemnización (luego de autoaumentarse el sueldo of course) nada menos que 2 millones de dólares. Un ídolo. Y de loco como usted entenderá el tipo no tiene ni un moco.
Con Guillermo Moreno pasa lo mismo. El tipo es un arado y su humor es casi amenazante, pero convengamos que su forma de actuar es la misma que la del 80% de los directivos empresarios argentinos, que de cultos tienen bien poco.
La simple y directa brutalidad de Moreno a esta altura de mi vida hasta me produce un cachito de  ternura, porque aunque el tipo ponga un arma sobre la mesa para negociar, haga referencia al personaje de la empleada pública de Gasalla para lograr que alguien se vaya para atrás o los ultimatums telefónicos del estilo "vos escuchás y cuando termino te corto", solo pueden sorprender a una carmelita descalza o a alguna pasante de aduana que probablemente no haya querido arreglar el valor de la coima.
Si, cierto, Guillermo Moreno es un calentón , gritón, atropellador y petulante, que hasta el momento, que yo sepa, jamás tocó a alguien ni con la mirada. 
A los fines es igual que muchos otros y funcional a las necesidades de la señora que preside la Nación.


A ver si me explico con algunos pensamientos de clase media cacerolera.

Cuando recibo un 10% de aumento en la cuota del seguro de mi auto (La Caja) cada trimestre sin que el monto asegurado se actualice , (siendo el auto cada vez más viejo y la cuota casi idéntica que la de un 0 Kmt)  rezo por que Moreno vaya a cagar a palos al dueño de los Seguros La Caja.

Cuando Cablevisión me sube la cuota del Cable y de Internet aún cuando promociona menores valores para los que recién se suscriben, imploro porque Moreno vaya a cagar a palos al dueño de Cablevisión.

Cuando mi seguro médico recibe permiso para aumentar mi cuota tres veces por año por encima de lo que aumenta mi sueldo, prendo una vela para que Moreno vaya a cagar a palos a los dueños de mi seguro de salud.

Cuando un vendedor dice que mejor me apure a comprar algo aunque me lo quiera vender más caro o a valor "Blue" porque ya no entrará debido a Moreno y sus restricciones, yo suplico que el susodicho ministro vaya a casa del vendedor sinvergüenza y lo cague a palos sin piedad.

Si la inflación oficial es del 9 % y la real del 25%, yo le rogaría a Morenito que vaya a cagar a palos a los titulares de las inmobiliarias que aumentan el 45% los alquileres de veraneo aprovechando que los ricachones no pueden salir con dólares del país.

¿Me entiende? Mire que puedo seguir ¿eh?
Pero Moreno a mí no me hace caso...


Tener un Moreno no es tan malo. Lo malo es que nunca "apriete" a sus amigos ni se meta con los que son más grandes que él. Es decir, que no esté de nuestro lado.
Por eso es que no aplica el epíteto de Loco, ni Estúpido ni nada por el estilo. 
El tipo la tiene muy clara y es posible que si se maneja bien y no deja ningún muerto con su firma, se pueda retirar de la función pública con tanta plata como mi antiguo jefe hipocampo. 
O más.

Taluego

2 comentarios:

  1. ¡Ay OPin¡ Este Guillermo Moreno que creo conocer, te ha puesto muy nervioso. ¡Y todo lo demás¡ Les invito a su familia y a usted unos días a mi isla, y les dejo tirar lejos la llave.

    Cariños :)

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    Respuestas
    1. Doña Jonhan. Si hay algo de lo que uno no puede quejarse en Argentina es de aburrimiento. Es un país parecido a una montaña rusa donde uno deja el estómago a cada rato. Por eso suelo pensar que la vida de un argentino equivale a cinco vidas pacíficas y normales. Si me pregunta, soy pacífico (aunque no normal), así que dígame cual es su isla que ya me estoy yendo ;)

      Cariños.

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