En la vieja ciudad de Munich (München) en Baviera , a un lado del Rathause o ayuntamiento y a pocos pasos del Viktualienmarkt, donde las verduras son más frescas que en el resto de Alemania, encerrada entre las viejas puertas de la ciudad que permitían el acceso a aquella urbe de antaño, se encuentra la llamada vulgarmente Frauenkirche o Iglesia de la Señora, aunque en realidad se llame Dom zu Unserer Lieben Frau (literalizando: Catedral de Nuestra Amada Señora) y se trate de la Catedral de la capital del antiguo reino de Baviera.
Luego de su casi total destrucción durante la segunda guerra mundial, se ha visto reiteradamente restaurada y cubierta por andamios. Tal es así que en la década de los 90 resultaba difícil poder retratarla sin algo que se interpusiera en el camino.
Dicen que lo más importante recién se terminó de restaurar en 1994, cincuenta años después de ser destruida por los bombardeos.
Como muchas iglesias alemanas fue recuperada con el toque de vejez que hace que uno, por ejemplo en lugares como Nüremberg, crea que está pisando historia antigua cuando en realidad todo ha sido reconstruido con olor a viejo y materiales nuevos
.
La Frauenkirche está construida sobre las ruinas de una antigua iglesia del siglo XIII llamada Capilla de Santa María, pero en 1458, el pésimo estado en que se encontraba la capilla y el aumento de la población de Munich se confabularon para que se cree una nueva iglesia.
El trabajo se lo dio Segismundo de Baviera al aquitecto Jörg von Halsbach, quien comenzó el trabajo en 1468 y lo dio por terminado en 1488, año en que se terminaron sus dos originales pero no definitivas torres. Fue construida en ladrillos y resultó ser una de las más reconocidas obras del estilo gótico hasta la actualidad.
Para 1494 la consagraron y como ya era moda tener torres para defensa de las ciudades se terminó con el modelo actual de las mismas que data de 1525.
Una de las tantas cosas interesantes que ofrece la visita a este lugar icónico es la denominada "Huella del Diablo" (Teufelstriff). No faltará guía turístico profesional o amigo voluntarioso que le cuente la historia de una huella que se encuentra en la entrada principal, justo apenas usted ha ingresado a la Catedral.
La historia cuenta que el arquitecto de la iglesia, Jörg von Halsbach había hecho un pacto con el mismísimo Diablo.
Dicen que el diablo andaba leyendo el diario cuando se enteró de que iban a construir una iglesia tan grande que cabrían unos 20.000 fieles en ella. La noticia lo encolerizó más que un discurso por cadena nacional, de manera que se propuso impedir por todos los medios que avanzara la obra. Pero el arquitecto que había tratado con múltiples primeros mandatarios y políticos en general, le supo proponer al Diablo un pacto que consistía en algo que tenía, por supuesto, una consecuencia a su favor.
El muy bicho del arquitecto le propuso al cornudo amigo construir la iglesia SIN ventanas.
Imagínese que poco lustre tendría un lugar tan grande sin una pizca de luz natural.
Al Diabólico le empezó a gustar la propuesta e incluso accedió a no entrometerse en la construcción y a concederle algunos favorcitos personales que consistían en algunas niñas que tenían al arquitecto engolosinado y no podía ganar sin su ayuda.
El Diablo, calculando que la obra en esas condiciones era imposible de realizar y que si así se hiciera iba a quedar más que horrible, aceptó la apuesta.
-Pero ni una ventana- le dijo por las dudas a Jörg
-Ni una- aseguró el arquitecto de Don Segismundo.
La cuestión es que no volvieron a hablar y la iglesia se construyó en un lapso de tiempo que para aquella época era todo un logro: 20 años.
Usted comprenderá, que en realidad el arquitecto le mandó ventanas por todos lados y vitrales que para que le cuento. Todas bien angostas y altas y colocadas a espacios regulares calculados científicamente.
Cuando el Diablo se acercó a comprobar si habían cumplido con lo pactado, se dio cuenta que él no podía entrar a un recinto tan sagrado y que , a lo sumo, podría mirar el interior desde la entrada.
Justo en el punto ciego que había calculado el arquitecto y que usted hoy puede corroborar con una visita guiada, desde donde las columnas tapan todas y cada una de las ventanas.
La ilusión óptica surtió efecto, pero el Diablo que sabe por Diablo pero más sabe por viejo, se percató del engaño y cual niño que hace una rabieta, pegó tal pisotón en las baldosas de la iglesia, que hasta hoy se puede ver el berrinche de tan insigne figura, justo en el punto desde donde no se ven la ventanas.
Claro la aparición de la huella coincide con la construcción de la Catedral y encima apenas un tiempo después Halsbach murió como si se tratase de una venganza del Maligno.
Bueh, con un Mass desbordante de cerveza y una Pretzel la historia suena mucho mejor.
La cuestión es que, en definitiva y sin lugar a dudas, les puedo asegurar que el Diablo usa zapatos por encima de sus pezuñas y además calza del 42.
Taluego.
Buen reportaje, escrito y grafico.
ResponderEliminarDan ganas de ir a ver esa huella satanica.
Un abrazo
Curiosa historia, desde luego... El Diablo se vengaría seguramente echándole mano al mamonazo del arquitecto que pagaría su atrevimiento tapiando durante toda la eternidad las calderas del Infierno. Una historia curiosa y graciosa y supongo con una carga emocional par alos bávaros.
ResponderEliminarUn saludazo.
Que buena historia.
ResponderEliminarNo la conocìa.
Un abrazo.
Era más fácil inventar una historia que arreglar la pisada de algún distraído.
ResponderEliminarDoña Noah. Si vivo del turismo le invento esta historia y cualquier otra que usted me pida ;)
ResponderEliminarEs tan pequeña la anécdota que yo la tenía totalmente olvidada, aunque mi profesor de alemán me la contó in situ.
Un cariño pilsen
Don CS Peinado. Los Bávaros al igual que los Irlandeses son gente muy imaginativa, capaz de sacarle una historia a la más dura piedra. El problema en seguir consiguiendo gente que se las crea ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Don Gaucho. Usted tiene historias mucho mejores y tierra adentro hay algunas que son maravillosas. Habría que rescatarlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Don Gamar. Tiene razón. Razonamiento de ingeniero, totalmente lógico. Hay gente que puede sacarle provecho a cualquiera de sus errores.
ResponderEliminarUn abrazo.