¿Quién no recuerda el solo de batería que significaba registrar un pago en una caja registradora del siglo pasado? Aquellas máquinas que hasta muy entrada nuestra infancia seguían siendo usadas en todos los comercios y que aún hoy día se continúan utilizando en aquellos lugares donde la ambientación y la visita del turismo ameritan su uso.
El siguiente anuncio del año 1886 promocionaba una caja registradora de la siguiente manera:
Pero por definición y fuera del tema publicitario, una caja registradora es un aparato que permite calcular y registrar transacciones comerciales, e incluye un cajón para guardar dinero. Por lo general, permite además imprimir un recibo o factura para el cliente, según las disposiciones legales de cada País.
Cuando uno intenta contar su historia se ve sorprendido con la coincidencia con cualquier charla que se inicia con motivo de la historia de la computación. Es decir, se comienza con el Ábaco, se sigue con la máquina de Pascal, los autómatas y los mecanismos de relojería para luego ir entrando en tema. Yo decidí quedarme con los dos primeros porque se utilizan en este artilugio en particular.
El Ábaco es precursor de la caja registradora básicamente por constituir el mecanismo más sencillo para lograr resolver una ecuación matemática.
Ábaco chino |
El primer ábaco se componía simplemente de una hilera de surcos en la arena en la que se colocaban piedras. Más tarde, el uso de una pizarra o un tablero lo convirtió en un dispositivo portátil, ampliamente utilizado en toda Asia. En la actualidad, se compone de cuentas ensartadas en alambres paralelos dentro de un marco rectangular, y está todavía en uso donde la electricidad y las baterías son escasas, caras o inexistentes. Por ejemplo, una versión en ruso, el Schoty, estaba todavía en uso generalizado en la última década.
El ábaco funciona según el principio de la notación de valor: la ubicación de la cuenta (la pelotita) determina su valor y es ese transporte del resultado parcial lo que ayuda a memorizar resultados intermedios y llevar una cuenta. Pero por supuesto requiere de la pericia de quién la opera.
Máquina de Pascal |
Es difícil imaginar cualquier tipo de negocio sin una caja registradora. Sin embargo, antes de 1879, los comerciantes no tenía ese equipo. Pocos propietarios de negocios en realidad sabían si estaban operando a beneficio o pérdida pues dependían del asiento de la venta en un cuaderno por parte de quién atendía. No es de extrañar entonces, que las cajas registradoras se convirtieran en una bendición para las empresas. Sólo abrían el cajón ante una venta y registraban el importe indicado. No sólo eran elementos efectivos de disuasión contra el robo , sino que eran instrumentos de un nuevo enfoque de análisis que dio lugar a un uso sistematizado de la información para producir beneficios. No se disponía de contabilidad y de información para ejecutivos en el siglo XIX, la caja registradora vino a suministrarlas.
Sin embargo había dos grupos de personas que despreciaban a las nuevas cajas registradoras, o "caza ladrones", como se les llamaba cuando se inventaron en el 1879: los empleados deshonestos y los honestos. Mediante el registro de cada venta, las cajas registradoras hicieron difícil para los vendedores deshonestos el robo de efectivo, mientras que los empleados honestos sentían que su integridad y honor estaban siendo puestos en duda.
Los dueños de tiendas por su parte, dieron la bienvenida a las máquinas, no sólo porque mantenían un registro de ventas diarias, sino debido a la ayuda en la contabilidad y control de inventario. Entre 1884, cuando el registro se hizo popular y 1916 (Primera Guerra Mundial ), se vendieron más de 1,5 millones de cajas registradoras. La máquina dos millones se vendió tan sólo nueve años después.
Pero si observáramos una rudimentaria caja registradora seguramente veríamos que originalmente no eran más que un simple máquina de registro mediante perforaciones con un cajón donde guardar el dinero lo mejor clasificado posible y con algún escondrijo como para evitar robos.
Tal vez esa simplicidad aparente hizo que a mediados del siglo 19, la caja o cajón precediera a la registradora, con todas sus divisiones rectangulares o redondas en forma de cuenco para mantener billetes y monedas organizados, era una característica común de los establecimientos minoristas de todo el mundo. Pero a medida que el volumen de negocio creció bajo el impulso de la revolución industrial y la creciente urbanización, surgió la necesidad de resúmenes rápidos y precisos de las transacciones diarias por cada punto de venta. La razón primordial fue la de auditar fácilmente las transacciones, dado que cajeros deshonestos, como decíamos antes, con frecuencia aumentaban sus ingresos mediante la sustracción o robo de dinero en efectivo cuando sus supervisores no estaban presentes. En la mayoría de los casos el cajón para el dinero solo podía abrirse luego de una venta, excepto cuando se usaba una llave especial que usualmente poseía el dueño del negocio. Al mismo tiempo, la apertura del cajón generaba un campanilleo o sonido de aviso. Ambas características han tenido el objetivo de mejorar las posibilidades de control por parte del dueño o encargado del comercio, evitando los hurtos sea por clientes, o por empleados infieles.
Cajón circa 1857 |
James Ritty |
El Cajero Incorruptible de Ritty |
Poco después Ritty resultó recargado con la necesidad de manejar dos comercios, por lo que vendió todos sus derechos sobre su invento a Jacob H. Eckert de Cincinnati, un vendedor de porcelana y cristalería, que formó la National Manufacturing Company quién posteriormente le vendiera la patente a John H. Patterson, por $ 6,500 en 1884 quién se puso a producirlas en el marco de su nueva compañía, la Caja Registradora Nacional, mejor conocida ahora como NCR (National Cash Register Company). ¿Le suena?
John Patterson |
Parte mecánica sin cajón |
Teclas o pulsadores |
Teclas o pulsadores |
Detalle Caja Registradora National |
Detalle Caja Registradora National |
Caja Porteña fileteada |
Sin embargo todos estaremos de acuerdo que las antiguas piezas de bronce y latón continúan acaparando las miradas de quienes saben apreciar la belleza de una transacción comercial "a la antigua".
Esas cajas registradoras, hoy valen mucho dinero, como antiguedades.
ResponderEliminarMe quedo con el recuerdo de Leibnitz, que inventò el "Codigo binario", que aùn se utiliza en las computadoras actuales.
Un abrazo.
Hay que ver lo que aprende una visitandolo :-)
ResponderEliminarEl texto muy bueno, y las cajas una maravilla, preciosas.
Cariños sin resgistrar pero con campanillas.
Muchas gracias!
ResponderEliminarUna investigación con resultados muy interesantes.
Fue muy lindo leer acerca de los antepasados de la maldita Samsung que trabaja para la DGI en mi negocio.
Saludos.
Don Gaucho. Las máquinas aunque usted no lo crea se consiguen medianamente baratas (fuera de San Telmo)Depende del uso que pueda darle, pero son más baratas que un sillón.
ResponderEliminarUsted me rumbeó para el lado binario pero a eso recién se le dio bola con la creación del telar por tarjeta perforada.
Le mando un abrazo y no le cobro nada.
Doña Noah. Usted sabe apreciar los objetos y su particular belleza. Lástima que en los últimos tiempos eran medio feitas como la de la última foto que se salvó por la pintura.
ResponderEliminarUn cariños , socia.
Don Don Diego. Esto demuestra que usted no es dueño de su negocio, sino el Estado. Le enchufaron una "Samsung Cajero Incorruptible" para que no se quede con ningún cambio igual que don Ritty lo hizo con sus muchachos.
ResponderEliminarComo siempre digo, hay que volver al trueque...
Un abrazo.
He estado ausente unos días. Y lo estaré dentro de poco, otras veces. Pero es llegar y besar este santo pagano de la información. Cada día que pasa más, más lo echo de menos cuando no puedo agarrarme a sus conocimientos. Es una manera, socio, de echarlo de menos. Así que hoy me quedo entre sus maquinas, tan bien presentadas, entre sus letras, tan bien hiladas, entre sus comentarios, tan acertados, tanto...
ResponderEliminarYa le dije un día, y se lo repito, por si acaso, me encanta leer algo que no sea convencional. Aquí encuentro, muchas veces, mucho más que en los relatos, que están bien, que los necesito como el aire que respiro, que es más, las letras son oxígeno para mí. Pero si a ese oxígeno letrado le sumas la sangre, le añades las gotas que colman vidas y vacían vasos, obtienes lo que acabo de disfrutar. Lo que leo cada vez que lo visito, lo que extraño cada vez que me alejo durante unos días. Y dicho, y escrito sea de paso, cada día que pasa más pienso en usted y en sus consecuencias escritas. En fin...
Y, por cierto, cada vez que veo en algún sitio, bien museo, bien algún pueblo perdido del Pirineo, bien en alguna feria de artículos antiquísimos, una máquina registradora como esa, me imagino tratándola, acariciando sus botones. Y hace poco, en una serie que se emite aquí (La República) hacía su aparición en escena una de éstas. Y sí, me quedé maravillado, otra vez, otra vez…
Le dejo mi abrazo, mi admiración y mi promesa de que antes de que termine el día, visitaré nuestro espacio de letras y dejaré mi huella por allí.
Hasta pronto, amigo.
Mario
Don Mario. Usted evidentemente es tan buen lector como escritor y sabe como hacer que uno se ponga las pilas y trabaje mucho más y mejor. Es bueno recibir tanto aliento y compartir algunas pequeñas manías y gustos aunque en nuestra mesa de café entre un lado y el otro haya cerca de 14.000 kilómetros.
ResponderEliminarEsperamos que sus ocupaciones sean más benévolas con usted y nos permita disfrutar de sus escritos con mayor frecuencia, pues cuando no se lo lee, se lo extraña.
Un abrazo enchapado en oro y plata, socio.
buenisimo todo, los datos, las imágenes, los textos, gracias!!
ResponderEliminarDon S.A.L. Muchas gracias, no imagina el material que he tenido que tirar hasta quedarme con éstas fotos. Y los textos también llevaron su tiempo. En realidad escribir sobre la actualidad lleva menos trabajo que las cosas con historia.
ResponderEliminarMe lo voy a replantear ;D
Un abrazo.
Muy buen trabajo.
ResponderEliminarHasta me dieron ganas de tener una. Yo anoto en un cuaderno, pero sólo recuerdo anotar un 15 a 20%, por lo que mi contabilidad es un desastre.
Un abrazo
unas máquinas incorruptibles para este país por favor!
ResponderEliminarmuy buen texto amigo, lo felicito.
Don Damar. Me parece que usted va a llegar a ser millonario. Sobre todo si declara sólo que tiene anotado en su libreta XD.
ResponderEliminarAl menos hasta ahora le ha ido bien...
Un abrazo.
Don Diosesargentino JULIANO . Lamento defraudarlo mi amigo pero por DNU la importación de dichos elementos se encuentra prohibida.
ResponderEliminarDeberá comunicarse con el Sr. Moreno para ver si arregla.
Un abrazo.
Maquinas Registradoras
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ResponderEliminara hug
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ResponderEliminarMaquinas Registradoras
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Eliminarregards
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ResponderEliminarCajas Registradoras
Son las tres de la mañana y me encuentro leyendo sobre registradoras antiguas, cómo para variar un poco. Jajjaja.
ResponderEliminarMi mensaje acá para quien lo lea a través del espacio y tiempo, es que las cosas fieles no se cambian y cada día qué pasa se aprecian más... por eso hago lo que hago... y si alguna de estas se quedo en el camino espero estar ahí para darle una mano...