jueves, 1 de septiembre de 2011

La masturbación en los tiempos de las bisabuelas

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Aunque usted no lo crea mi bisabuelo Eleuterio Segismundo fue un visionario que estableció los fundamentos que poco más de cincuenta años después Hugh Marston Hefner le plagiaría para desarrollar la mítica PlayboyEs que mi bisabuelo siempre fue un visionario ya que era muy mirón. Mientras finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX el secreto victoriano que ocultaba una práctica ancestral tan popularizada como la masturbación, le hacía espacio a una serie de costumbres poco naturales con la única idea de reprimirla o cambiarle el nombre para que fuera moralmente aceptada.
Como muchas cosas en la vida, las féminas llevaron la mejor parte mientras la muchachada masculina se escondía en lugares extraños o sufría torturas varias para controlar su libido incontenible y atea.
Las chicas recibieron ayuda de la medicina para convertir sus más naturales deseos en una práctica médica recetada y cubierta por descuentos de Obra Social. En esa época y en otras anteriores, el masaje de clítoris era considerado el único tratamiento adecuado contra la histeria, de manera que cientos de mujeres acudían cada día a su médico para que les masajearan la zona en cuestión y les indujeran  un “paroxismo histérico”, hoy mejor conocido como orgasmo.
Afiche publicitario de la época
Claro, las chicas no podían realizar el trabajo manual sin ser castigadas por su conducta inmoral y tanto el orgasmo como el clítoris aún no se habían inventado.
Pero muy pronto el doctor inglés Joseph Mortimer Granville, que era amigo del club de bochas de mi bisabuelo Eleuterio Segismundo, patentó en 1880 el primer vibrador electromecánico con forma fálica (no me pregunte dónde quedó el clítoris en la fórmula), cansado de masturbar manualmente a sus pacientes, lo que le hacía perder mucho tiempo con cada una, y por lo tanto, atender a muy pocas por poca plata.
Dispositivo a vapor predecesor del eléctrico
En reiteradas oportunidades don Joseph le pidió a mi bisabuelo que le diera una mano y éste, ya con problemas de túnel carpiano y harto de ayudar a las señoritas, decidió solicitarles a cambio su colaboración para lograr la paz espiritual equivalente en el público masculino. Ellas no estuvieron de acuerdo hasta que Eleuterio se avivó y les prometió el suministro gratuito de los vibradores recién inventados. Ya en muchos catálogos femeninos el vibrador se publicitaba como “instrumento para la tensión y la ansiedad femenina”.
Publicidad de época
Su uso se promocionaba como una forma de mantener a las mujeres relajadas y contentas. “La vibración proporciona vida y vigor, fuerza y belleza” – según los anuncios – “El secreto de la juventud se ha descubierto en la vibración”. Su comercialización llegaba a tal extremo que algunos modelos incluían un recambio adaptable que convertía el vibrador en una batidora.
Modelo para el hogar sin batidora
Pero los muchachos no tenían los mismos beneficios. Es más, casi no había mujeres médicas ni histeria masculina que la justificara. Por el contrario se hacía todo lo posible por contener cualquier alegría que el miembro más despabilado quisiera obtener. Así Eleuterio les solicitó a las chicas que posaran de forma provocativa para aliviar las mismas tensiones en los futuros adquirentes de una publicación que haría historia y sería copiada muchos años más tarde por el empresario norteamericano de la bata de seda: La "PLAYOPIN" y la "HAGALO USTED MISMO" semanarios de manualidades. Ambas revistas que no podían faltar a estos fines en los hogares de principio de siglo. 
Nº1 Click en la imagen para ampliar
Pero Eleuterio debió luchar primero por la erradicación de los muy usados mecanismos controladores de la libido masculina que eran de uso corriente por aquellas épocas entre los jovencitos, o mejor dicho, a pesar de ellos. 
Sutil dispositivo para evitar una erección
Lamentablemente los procesos no corrieron paralelamente y así muchos jóvenes se vieron perjudicados al poseer la revista en cuestión pero no haber abandonado el uso de los inhibidores de la libido que como tutores dentales los padres les obligaban a usar por las noches. Se cuenta que junto con el número lanzamiento de la revista se produjo un récord de hospitalizaciones masculinas por daños en el miembro. Aún cuando la publicación traía indicaciones detalladas de su forma de uso y precauciones a ser tomadas.
Numero 2 de la exitosa revista de mis bisabuelo
Los purretes de aquellos años no podían siquiera soñar eroticamente pues las poluciones nocturnas también eran consideradas como una enfermedad temible con innombrables consecuencias tales como vellosidades palmares o pérdida de la memoria. De más está decir, amigo lector, que estas poluciones son algo del todo natural y que cuando esto ocurre se las denomina, "erecciones relacionadas con el sueño" o "endurecimiento nocturno del pene". Ocurren cíclicamente durante la noche y están relacionadas con la fase REM, que es cuando usted está tan profundamente dormido que se le mueven los ojitos de manera sospechosa.
A lo largo de la historia no todos vieron con buenos ojos esta rigidez nocturna. La iglesia católica (aún mucho después de la Inquisición), entre otras comunidades religiosas, consideró que las erecciones nocturnas y las emisiones representaban pensamientos o sueños "poco saludables"o "pecaminosos". De tal forma se vieron en la obligación moral de diseñar dispositivos que evitaran la erección y así salvar a los usuarios del Infierno.

En realidad estos aparatos no servían solamente para evitar las erecciones relacionadas con el sueño, sino que también, y por el mismo precio, servían contra los pensamientos impuros durante el día y contra el onanismo.
Modelo para uso diario
Entre estos se encuentra el famoso Spermatorrhea Bandage que corresponde a todos los dispositivos conformados por aros o bandas con púas como el de la figura de allá arriba. El funcionamiento es tan evidente como simple, mientras que el segundo si bien era menos sanguinario resulta obvio que no era menos doloroso, en pocas palabras hacía imposible que hubiera una erección detrás de la regadera.
Imagine las consecuencias cuando mi bisabuelo en su afán de conocer la eficiencia de los aparatos, le mostró esta revista a Rudecindo Olmos, un pequeño púber de tan sólo 14 años interno del Hospicio Santa Felicitas, para utilizarlo como conejillo de indias.
Numero 24, Click para ampliar
En un primer momento Rudecindo pareció disfrutar el experimento realizado mediante una Cámara Gessel, pero poco a poco su rasgos comenzaron a cambiar pasando por expresiones de extrañeza y posteriormente dolor. El doctor Joseph Quiroga, homeópata y quiropráctico de renombre, quiso detener el experimento, pero el abuelo Eleuterio fue mucho más convincente registrando las fases de dolor que pasaron a continuación y casi sin dilaciones del "retorcerse espasmódicamente" al último y frustrante denominado "yacer inconsciente sobre el piso".
Una vez recuperado de su estado catatónico se le cambió el dispositivo por otro de diseño más avanzado e inofensivo.
El nuevo diseño pertenecía a Hoag Levins quién pensaba que el calor incrementaba el deseo sexual y el frío lo disminuía. Con esta idea diseñó un aparato (imagen superior) que detectaba las erecciones y en el momento que esta aparecía se activaba una corriente eléctrica que hacía funcionar un ventilador, y éste por medio de unos tubos conducía aire frío al pene. Como el aparato era voluminoso, se podía instalar como un mueble más en la habitación, y cada noche, el hombre se colocaba los calzoncillos que estaban unidos al ventilador.
En este caso el objeto de estudio, es decir Rudecindo Olmos, se sintió satisfecho y reconfortado, pero el dispositivo falló por completo, salvo por producirle un resfriado que duró tan solo una semana.
Recuperado pero aún moqueando, regresaron a los experimentos ahora con elementos cada día más amigables e inoperantes.
El siguiente fue un sistema dotado de una alarma que en 1899, George Dudley había inventado (imagen superior) para detectar las erecciones y cuando estas se producían activaban el timbre de una campana.
En este experimento se debió recurrir a una nueva edición de la revista del bisabuelo dado que Rudecindo ya se conocía todas las fotos de memoria.
Numero 29, click en la imagen para ampliar

Como consecuencia del experimento se recibieron las quejas de varios vecinos que declaraban no poder dormir por el ruido y la sorpresiva sordera a la que se vio sometido Rudecindo y que le durara aproximadamente tres horas.
Aún cuando la expresión demacrada de Rudecindo pudiera preocupar a los médicos y estudiosos, sus pronunciadas ojeras no pudieron evitar, luego de recuperada la audición, que se probara en él un nuevo aparato más apropiado a los tiempos que corrían donde la diversión y la música eran las novedades del día.

El mecanismo había sido diseñado por Joseph Lee y también estaba dotado de una alarma, pero de otro tipo. Este diseño (imagen superior) también detectaba las erecciones, y en el momento que esta se producía, se activaba una corriente eléctrica que hacía funcionar un gramófono. En el gramófono se podía escuchar música y o/charlas instructivas sobre el tema que podían quitarle el ánimo a cualquiera.
Como resulta lógico entre prueba y prueba tampoco se lo podía dejar a Rudecindo a merced de sus instintos, así que se lo ayudaba a evitarlos mediante el uso del siguiente dispositivo.

Esta maravilla moderna inventada en 1917 por Alfred Jones se trataba de una clase de ropa interior para hombres y mujeres, hecha con goma, lona y hierro. Los elásticos se ajustaban de tal manera que no los podían hacer deslizar de la espalda, la cartuchera genital era de goma y tenía un agujero para hacer pipí, pero su medida era lo suficiente pequeña como para impedir la entrada de un dedo. Las piernas tenían unas bandas estancas que evitaban poner una mano hacia arriba de la pierna. ¿Cómodos? No, para nada.
Uno de los últimos aparatos probados con el "Rude", como ya le decían cariñosamente, era el siguiente.

Un invento de Albert Todd que constaba de un tubo metálico que rodeaba el pene, el cual estaba electrificado y con una alarma. En el interior del tubo había un mecanismo que detectaba la erección y podía dar dos respuestas: una alarma en forma de campana y la otra era una descarga eléctrica suficientemente grande para menguar la erección y disminuir el deseo sexual. No se sabe aún si fue un error del doctor o de mi bisabuelo pero al Rude lo electrificaron al son de las campanas.
Los historiadores que han seguido el caso con posterioridad aseguran que Rudecindo Olmos jamás experimentó una erección en el resto de su vida y falleció por causas desconocidas con las manos en la entrepierna y el siguiente número de la PLAYOPIN en el bolsillo.
Último numero de la revista
Entre 1856 y 1932 la Oficina de Patentes de Estados Unidos concedió 33 patentes a inventores de artefactos anti-masturbación.
Hoy día todo lo arreglaríamos con pastillas.
Unas para mejorar el desempeño...
 ...y otras para evitarlo...
porque la PLAYOPIN de mi bisabuelo ya no calienta a nadie.

Taluego.
Fuentes consultadas: Martinake, El rasta especula, Wiki,




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El artículo La masturbación en los tiempos de las bisabuelas fue publicado por OPin el jueves, 1 de septiembre de 2011. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 14 comentarios: en el post La masturbación en los tiempos de las bisabuelas

14 comentarios:

  1. La Playopin, esta genial, pero los artilugios son para perder la líbido, y no encontrarla nunca jamás.

    A mi me ha gustado lo del doctor, que se yo..me parece más "familiar" :-)

    Que buena entrada, socio, que buena.

    Un abrazo con enaguas de algodón.

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  2. Excelente análisis de la evolución de los artefactos usados por los devotos fieles de Omán (Onán, el jeropa bíblico, no Connan, que ese era el barbaro).
    saludos autosatisfechos.

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  3. Que bàrbaro.

    Las fotos "sexy" antiguas son de lo mas tierno, realmente.

    Un abrazo.

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  4. Doña Noah. Lo primero fue hacer las tapas tomando como modelo las actuales. Después de unos cuantos sopapos de mi mujer pude terminarlas y me dediqué a buscar con que texto decorar las tapas. Me resultó muy llamativo que en 1880 a 1900 se usaran estos dispositivos. Como no era nada nuevo lo puse a participar a mi bisabuelo ;)
    O sea que este post es un colage por donde quiera que lo mire.

    Un cariño para usted y recuerde que las ropas algodón siempre han sido el mejor amigo de las mujeres en verano.

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  5. Don Don Diego. No sé a usted pero a mí se me ha fruncido hasta el ceño con solo observar los adminículos que usaban los pobres tipos.
    Mejor me quedo con la imagen de las tapas de la PLAYOPIN que son mas lindas.

    Un abrazo.

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  6. Don Gaucho. Cuando empecé a hacer las tapas lo que más me costó fue encontrar fotos tan lindas como éstas y además que fueran coloreadas a mano. Encontré en el camino un sitio ruso donde un fotógrafo actual las imita con chicas de ahora. La verdad que quedan lindas e inocentes.
    En una de esas armo otras.
    Me gustaron.

    Un abrazo

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  7. andáaaa... no se puedecreeeeeeeeeeeeeeeer... naaa, no lo creo.... jajajaaaaaaaaaaaa muy bueno Opin.

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  8. Doña Marga. ¿Vio? Increíble, pero le aseguro que lo único que agregué y no se corresponde con la verdad son la revista PLAYOPIN y las andanzas de mi bisabuelo.
    Consecuencias de la era victoriana, diría yo.

    Cariños.

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  9. se olvidó de homenajear a su bisabuelo diciendo cuál de sus cuatro bisabuelos era.... siempre hablamos de uno solo y a mí me gusta pensar en todos ... mi padre, mis dos abuelos, mis cuatro bisabuelos, mis ocho tatarabuelos etc etc--- si soy descendiente de Victorio Grigera soy descendiente de otros siete y obviamente de sus correspondientes parejas, todos progenitores. y yo soy la madre de mis tres hijos pero soy una de las abuelas de mis nietas y una de las tías de mis divinos sobrinos....... definir un poco más a la parentela... bueh, me fui al carancho.
    Lo de su bisabuelo imaginario, genial... jajaja...

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  10. Estimado:
    Que va a pensar la gente?? Que todos los bloggers( y Twitters y etc) son unos pajeros sin remedio que se la pasan mirando porquerías y corrompiéndose...o no??..o quizás sí, porqué no??
    Bueno, en realidad, creo que la chica de tapa de la última revista era mi bisabuela... voy al baño y vuelvo, gracias mil por su fantástico trabajo...
    Atte/

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  11. Doña Marga. Lo leo otra vez y después le contesto ...Jaja
    Usted siempre tiene un comentario alegre que me encanta.

    Le mando un beso.

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  12. Don Jorge. Ojo con las palmas pilosas. Ahora, mire que usted me ha resultado con muy buen gusto para elegir bisabuela, ¿eh?. Lo felicito.

    Un abrazo.

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  13. No es muy difícil adivinar, sabiendo lo que usted lee de mí, que esta es una de esas grandes entradas que no pierden fuelle literario con el paso del tiempo. Yo, desde el primer punto, soy amigo, hermano en el singular arte de visionar y mironear. Soy de su mismo clan, por decirlo o definirnos de alguna forma.

    Las fotos son para que sean fotos y objetos de recuerdos... Pero vamos, hasta en eso hemos evolucionado. Menos mal.

    Y con textos regios como éste, qué le puedo decir, o qué le contesto a quién me pregunta por qué disfruto tanto, tanto, con estas entradas tan "alumbradoras" Será que los relatos están bien, que incluso me atrevo con ellos, que etecé, etecé. Pero usted es un nexo hacia la sapiencia. O es un vaso comunicante. O es un comunicador nato, y punto.

    Supongo que tras este café me iré hasta el kiosco más cercano y miraré con cariño las portadas de las revistas que anuncia. Aunque las modelos sean otras, los tiempos, otros, nosotros, los mismos, como su bisabuelo.

    Perdone mi tardanza en leerlo. Pero créame que me pasa con usted y otros amigos, que si sé que han publicado y no puedo leerlo, muero de ganas de encontrar un rato y sentarme y disfrutar y dejar que sean sus letras las que endulcen o exciten este café que termino.

    Un abrazo

    Posdata.blog.es: Y sí, luego pasaré por nuestro rincón. Quiero subir algo, o quiero comentar todo lo que alcance.

    Un abrazo, amigo

    Mario

    ResponderEliminar
  14. Don Mario. Yo sabía que le iba a interesar este post en particular. Lo que nunca sé es cuando pasará a leerlo, pero no importa, yo también estoy con los tiempos complicados y ahora que llega la primavera me pongo medio viejo verde y salgo a correr veinteañeras por allí.
    Por supuesto que no logro alcanzar a ninguna, pero regreso a casa cansado y alegre como si lo hubiese logrado.
    A mi me ha quedado claro con este post que uno puede inventar cualquier cosa, pero de ahí a que con ese invento se torne millonario hay mucho trecho.

    Le mando un gran abrazo y mi agradecimiento por sus visitas.

    ResponderEliminar

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