Cuento - Muriel y el Oso

Le estoy tomando el gusto a la cuestión de los cuentos aunque soy medio caótico a la hora de relatar. Me pongo a escribir un borrador que después sufre modificación tras modificación y aunque usted no lo crea puedo llegar a hacerle más de treinta re-escrituras y amputaciones hasta que sea medianamente potable para publicar. Así que de novela ni hablemos, ¿me entiende? Mi croqueta no da para más.
Mi pibe como todo adolescente me reclama que no tengo finales, que mis cuentos no se sabe de que tratan. Claro, el purrete está creciendo y se da cuenta que a medida que me siga criticando menos mensualidad le voy a dar, así que ya sabés macho, de ahora en más papá es un genio de la literatura o los fines de semana se te va a hacer cuesta arriba salir a bailar.

Volviendo a lo nuestro, como siempre el cuento no está acá, nunca está, usted es cliente de la casa y se acuerda, está aquí, en Cuentos sin Rumbo lugar que al fin me decidí a cambiar para ponerlo más lindo. Incluso modifiqué el estilo de las ilustraciones que acompañan los cuentos por obras de pintores contemporáneos que lo alegran un poco más si esto es posible.
Esta vez no lo publico de entrada en No Somos Escritores, allá deberán esperar que se pierda la primicia en mi blog personal.

Aunque esta vez no hay muchas alternativas para que elija es posible que igual se me vaya a leer otro cuento en otro blog de otro autor en otro país. Ojo, éste se llama:

Muriel y el Oso

Si quiere lo llevo en el autito verde, vamos (tiene que hacer click en el letrero NEW porque si no, no arranca. No, no es una estufa, deje de golpear el teclado, use el mouse, haga click con el mouse en el letrero para ir a Cuentos sin Rumbo Reloaded.

Taluego