Buenos Aires tiene una arquitectura palaciega espectacular. Los mejores arquitectos de fama mundial crearon edificios que eran imponentes en su época y aún hacen que quedemos estupefactos ante su hermosura. La lista sería interminable, cualquier turista se los podrá nombrar. Yo no tengo tanto espacio en el post como para aburrirlo con una lista, se la hago corta, le digo cual no entraría allí:
La Casa Rosada.
Durante el Menemato se imitaron algunas características de la Casa Blanca americana, colocando en todo acto protocolar la imagen arquitectónica del edificio como fondo al orador de turno ante las cámaras. Todo muy del primer mundo del que, según nos decían, formábamos parte.
La cuestión es que la nuestra es de ese color desde 1873 año en que el presidente Domingo Faustino Sarmiento la manda a pintar tratando de hacer una analogía con la Casa Blanca antes mencionada, propiedad de los medio-hermanos del norte.
Pues bien, nada más alejado a la realidad de nuestra vapuleada casa gubernamental. Ésta es el resultado de soluciones económicas equivocadas, falta de pericia, mal gusto, ausencia de estilo, tacañería, desfalcos reiterados y evidente falta de visión a futuro. Mismos elementos aplicados casi de igual forma, al pueblo gobernado desde ese lugar.
Pero, por esa misma razón demosle una mirada cariñosa y simpática. Vayamos por partes
La elección del color con el cual
Fredy Mercury habría estado totalmente de acuerdo, ha sido motivo de variadas elucubraciones. La primera cuenta que fue el resultado de la mezcla de los colores rojo y blanco, los cuales identificarían a
federales y unitarios respectivamente, de forma tal que al mezclarlos el color resultante no sólo sería rosa, sino que simbolizaría la unión de esos dos sectores políticos antagónicos. La macana para esta teoría sarmientista es que el color que en verdad representaba a los unitarios no era el blanco sino el celeste, cosa que nos daría una Casa de Gobierno violeta. Tipo fúnebre digamos.
Otros argumentan en tono más cientifista que en aquella época era habitual utilizar las pinturas clásicas blancas a la cal mezclándoles grasa vacuna para así lograr un efecto impermeabilizante. Estos eruditos dicen que la grasa venía con parte de sangre vacuna y de allí que al mezclarla saliera el rosa. Me parece un disparate también dado que los jabones se hacían de la misma forma y no tenían ninguna coloración sanguinolenta.
Yo, que de historiador tengo cero de nota promedio, sostengo que al igual que en el resto de las construcciones de aquella época, se usaba la pintura que había disponible. Generalmente sobrantes de los barcos ya que la pintura en sí era un lujo y ni los mejores palacios de Buenos Aires se cubrían con ella. En el caso de la casa de gobierno y debido a su extensión en superficie no sería raro pensar que se ha debido "alargar" una pintura por escasa, añadiendo otra, tal vez roja, y así conseguir la cantidad necesaria para cubrir al esperpento.
En lo que sí están de acuerdo todos, es que a nadie se le habría ocurrido ese color ex profeso.
A la izquierda la Casa Rosada original, cruzando la calle, a la derecha, el edificio de Correos y Telégrafos
Claro que del edificio del que he hablado es el del lado izquierdo del que ahora pueden visitar. Es que si se fija con detenimiento la Casa Rosada actual es asimétrica debido a que es el resultado de la unión de dos edificios de aquella época. Como ve en la foto superior, a la izquierda se encontraba la Casa Rosada original y después, cruzando la calle, a la derecha, el edificio de Correos y Telégrafos .
La calle del medio llevaba hacia la
Aduana Taylor y fue utilizada como nexo para unir mediante un arco diseñado por el arquitecto italiano Francisco Tamburini, los dos edificios que eran obra de los arquitectos Carlos Kilberg y Enrique Aberg. Desde 1886 usted ya puede observar la asimetría obtenida con esta medida económica de tacaños, que se hace muy evidente observando la diferencia de altura entre las cornisas y en las cantidades de ventanas y/o balcones en cada extremo del monumento.
Incluso en su frente vemos tres pisos de embergadura, mientras que en su parte posterior cuatro, debido a que está construida sobre la barranca que daba al río.
Como en realidad desde sus orígenes nadie le había dado ningún valor, en 1938 se ordenó la demolición total del edificio para extender la Avenida de Mayo hasta Paseo Colón, pero los habitantes de la ciudad se opusieron y se detuvo el proyecto cuando ya se había demolido el lateral que da sobre Hipólito Yrigoyen. En ese lateral funcionaba el Ministerio de Obras Públicas que debió mudarse a su locación actual en medio de la Avenida 9 de Julio. Por eso el lado sur de nuestra Casa de Gobierno carece totalmente de los ornamentos que se observan en todo el resto del edificio. Es casi una pared lavada.
Hay también una leyenda que habla de las catacumbas de la Casa Rosada, sin embargo esto se debe a que en 1942 mientras se hacían trabajos de obras sanitarias, se encontraron algunas galerías tapadas de tierra que no eran otra cosa que los restos de la planta baja del antiguo Fuerte y Aduana sobre los que se construyeron los edificios de los que hablamos. En 1983 fueron desenterrados y se los convirtió en parte del área protegida por el Museo de la Casa de Gobierno. Se los puede observar incluso desde el exterior.
En el año 1861, la Casa Rosada también resultó hipotecada. Si, leyó bien, hipotecada. Es que luego de la batalla de Pavón, Buenos Aires estaba paralizada por las deudas y el Ministro de Hacienda de la Confederación Argentina, el terrateniente
Vicente del Castillo, había afrontado todas las deudas y reclamos de acreedores extranjeros con su fortuna personal. Como el presidente consideró que ésto era injusto y no tenía con que pagar, hipotecó el Palacio de Gobierno, con todos sus enseres por $36.969,78 a favor del terrateniente. Claro, usted dirá que esto era un arreglo que ocultaba un enriquecimiento ilícito como a los que estamos tan acostumbrados ahora, pero mire, Castillo no solo se negó a aceptar el trato, sino que más tarde rechazó el reintegro de lo que él había efectivamente gastado de su fortuna. ¿Qué tul? El presidente era
Juan E. Pedernera. Anótelo.
Si dejamos de lado a
Madona y su
Evita cantante, puede que usted se pregunte dónde queda el despacho oval. No mi amigo eso es en la Blanca, acá es rectangular y no está asociado a ninguno de los balcones famosos. Está sobre la entrada norte, por donde ingresan los presidentes y sus ventanales dan al edificio de los Servicios de ¿Inteligencia? del Estado anteriormente edificio del Hotel Argentino, lugar donde
José Hernández escribió uno de sus libros Martín Fierreros. Pero lo interesante, es que esa calle , la 25 de mayo, fue durante muchos años la única y principal vista desde el despacho presidencial . Casi tanto tiempo como el que fue la mayor área prostibularia y de Cabarets de todo Buenos Aires. Hasta hace muy poco tiempo seguía siéndolo, tan sólo por estar muy a mano de los recorridos de los trabajadores del mar. Yo, que los he visitado no hace muchas décadas atrás, siendo purrete, le puedo asegurar que con las "niñas" que allí atendían, todas juntas y amuchadas, se podían reunir, a lo sumo, hasta cuatro dientes.
Así que ya sabe, si siente algo raro en alguna de las medidas que ha tomado un gobierno nacional, tenga en cuenta que puede llegar a tener mucho que ver con el ambiente en que se desarrollan sus decisiones.
Un chalecito en el campo tal vez habría sido mejor...
Taluego.
Consultamos a: Diego M. Zigiotto
Que bueno, no sabía k tenía tantos problemas y k no la habían hecho para eso. ja ja!
ResponderEliminarMariano
Yo siempre crei que estaba pintada de ese tono, con la sangre de los vacunos. Creo que ese mito es alimentado de viejardos libros de historia, que de historia unicamente tienen un 10%.
ResponderEliminarBuena semana y gracias por ilustrarnos sobre estas cosas interesantisimas!
Don Mariano: Está hecha a los ponchasos y no ha salido muy bien que digamos. A veces es mejor comenzar de cero.
ResponderEliminarUn abrazo
Don Lic_jasper: Puede que sea verdad aunque lo dudo mucho, tendríamos muchas casas con el mismo color y no las he visto. Tampoco creo que mi teoría sea la verdad, pero yo me la creo porque es de buena fuente;)
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto, otra vez cierto... que aquí se viene a disfrutar aprendiendo, a compartir disfrutes, a leer historias, a reír historias, a pensar en blanco y negro, en múltiples colores y a reverenciar ese rosáceo con el que ha impregnado en un principio y en un segundipio, su casa de letras, ay...
ResponderEliminarYo, que trabajo en correos (aquí una confesión) me ha hecho gracia encontrarme con ese edificio de correos y telégrafos. Además se parece, porque en muchos países, los portales de belén de las cartas suelen asemejarse, al que hay en mi ciudad adoptiva, Girona.
Sus textos están llenos de ilustraciones. Tanto, tanto, que si me paro a leerlo, acabo visualizando sus paisajes, acabo entrando en sus casas, acabo queriendo escribir para poder concebir conocimientos por obra y gracia de la palabra. Así que es un placer, otra vez, todas las veces, leerlo de cabo a rabo, o del rabo al cabo, o al cabo del día y al principio de mis noches, como me ha sucedido alguna vez.
Usted escribe, como dice nuestra amiga (uf, qué pena) "bonito"; y como digo yo, o añado...: bonito y constructivo. Sus palabras, unas encima de las otras, o en perfecta alineación son capaces de llevarnos de la mano por las intrincadas junglas de lenguaje informativo y, lo mejor, no perdernos. Y, lo mejor, segunda parte; querer más: regresar, desandar el camino para guarecernos al calor de su palacio de letras, a la orilla de su chimenea donde crepita el fuego del conocimiento y la diversión inteligente, por lo menos.
En fin, me apetecía mucho, mucho, leer su texto. Y, como siempre, poder comentarle.
Un abrazo, da igual el color, que no el calor.
Mario
(Por cierto, copia de seguridad realizada... ¡¡gracias!!)
Pude comentar! Pude comentar!!!
ResponderEliminarCreo que la Casa Rosada, quedò devaluada por los que han pasado por ahì.
Adhiero a su teorìa.
Un abrazo.
Don Mario. Como siempre exagera, pero siga mi amigo que le viene muy bien a mi ego.
ResponderEliminarPor aquí en general no contamos con una historia suficientemente añeja. Incluso todo aquello anterior a la independencia aparece borroneado por los tintes del olvido al que lo han sometido algunos historiadores.
Es que una república joven necesita crear héroes y mitos para tener un soporte donde anclarse y a veces olvidamos que en realidad todo ha sido como una de esas mantas de retazos: armado con lo que hay, o tenemos en cada momento.
Un rompecabezas suele armarse de a poco y a mí ese poco se me está completando ahora, de allí que saque temas que para algunos son sabidos y para otros sin importancia, pero parches al fin de la misma colcha argentina (COLCHA).
Un abrazo para usted mi amigo y no olvide seguir con un esquema de backups periódicos, no queremos perderlo.
Don Gaucho. Mi amigo, usted no sabía porque no pasó por jovatolandia (donde le puse un enlace desde el primer día porque ya tiene 50). Allá Cantares me avisó que Blogger me estaba censurando los comentarios. Yo verifiqué y no había problemas, pero se vé que para algunas conexiones no andaba, porque otros comentarios entraron.
ResponderEliminarYo no toqué nada, le juro, pero puede ser la moderación que anda mal.
De todas formas no importa, yo seguiré adelante suponiendo que alguien me lee. (tengo mucha imaginación)
Un abrazo para usted socio.