Había nacido en la ciudad de Salta, el 21 de Febrero de 1826. De pequeño se trasladó con su familia a Buenos Aires, donde cursó sus estudios secundarios y universitarios, graduándose como médico en 1846
Aún siendo niño, desde su Salta natal se trasladó con su familia hacia Buenos Aires, donde curso como conspicuo alumno sus estudios secundarios y universitarios, graduándose de médico en 1846, versando su tesis sobre el contagio del cólera. Por ese entonces, era un apuesto joven de arrogante y magra figura, elevada estatura, nariz fina, mirar profundo, tez notablemente blanca, adornado todo ello, con cuidados bigotes y perilla de corte francés. Minucioso en su vestir, se destacaba por sus modales señoriales, su pausada elocuencia y clara inteligencia.
Su padre figuró entre los firmantes del Acta de Fundación de la Universidad de Buenos Aires el 12 de Agosto de 1821, siendo el primer Profesor de Obstetricia de la novel institución. Se lo contó también entre los fundadores de la Academia Nacional de Medicina.
Su madre, criolla de la más selecta estirpe porteña fue Doña María del Rosario Chavarría , hermana del que fuera por decreto del presidente Mitre en 1862 canónigo de nuestro Cabildo Metropolitano, el Presbítero Matías de Chavarría.
El hombre además de ser un obstetra destacado tal como su padre lo fuera, descolló en la política, tanto que en 1865, se lo elevó al rango de Senador por la provincia de Buenos Aires, cargo que detentó hasta 1870, destacándose como hombre de consulta, especialmente en temas vinculados con la higiene y la salud pública.
En septiembre de 1869, a los 43 años de edad, contrajo matrimonio con Amalia Pelliza Pueyrredón, una hermosa joven de 15 años nieta del que fuera Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Diferencias de edad que para la época eran cosas nimias. Al poco tiempo de casados, tocó la desgracia a su puerta con la muerte de doña Rosario y una gravísima Viruela confluente que arrasó con la belleza de doña Amalia.
En septiembre de 1869, a los 43 años de edad, contrajo matrimonio con Amalia Pelliza Pueyrredón, una hermosa joven de 15 años nieta del que fuera Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Diferencias de edad que para la época eran cosas nimias. Al poco tiempo de casados, tocó la desgracia a su puerta con la muerte de doña Rosario y una gravísima Viruela confluente que arrasó con la belleza de doña Amalia.
Desde ese momento el hombre no fue el mismo y la señorial y alegre casa de la calle Del Parque (hoy Lavalle) esquina Suipacha donde ahora se encuentra el Cine Select Lavalle se encerró en sí misma.
Se cerraron las persianas y las cortinas en forma permanente, impidiendo la entrada de la luz a las habitaciones. Se limitaron las visitas a unas pocas personas muy seleccionadas y se cortó con cualquier vínculo social.
El hombre era poseedor en aquella altura de su vida de una inmensa fortuna proveniente del ejercicio de su profesión y la herencia de su tío. Era un ser extrovertido y alegre, pero pasó a ser casi de inmediato un ser hosco, taciturno y poco propenso a los gastos de la casa y de la vestimenta. Parecía que ya nada le parecía importante en la vida.
Con la edad vinieron los achaques y ellos fueron atendidos por su esposa y hermana con la asistencia profesional de famoso Doctor Nicolás Repetto. Una vez recuperado en lo físico, fue evidente el daño mental.
Con la edad vinieron los achaques y ellos fueron atendidos por su esposa y hermana con la asistencia profesional de famoso Doctor Nicolás Repetto. Una vez recuperado en lo físico, fue evidente el daño mental.
Se volvió mucho más agresivo, instituyendo en el hogar un régimen intolerable, a tal punto que su esposa temiendo por su vida, huye de la casa en Diciembre de 1900, radicándose en la República Oriental de Uruguay, donde moriría, años más tarde, pobre y abandonada por todos .
Es que el hombre en su locura decidió ignorarla en su testamento donde dispuso que todos sus bienes se destinaran a la construcción de un hospital.
Es que el hombre en su locura decidió ignorarla en su testamento donde dispuso que todos sus bienes se destinaran a la construcción de un hospital.
La condición, en su odio recién nacido contra las mujeres, era que fuera un "Hospital para Hombres"
El acta número trescientos noventa y cinco de la Sección Décima Cuarta del Registro, informa que "en la Capital de la República el día 08 de agosto de 1904 a las 10,00 Hs de la mañana, en su domicilio de la calle Lavalle novecientos diez y nueve, según lo que consta en el certificado extendido por el médico Agustín Drago, falleció a raíz de " Uremia " Carlos Durand”.
El acta número trescientos noventa y cinco de la Sección Décima Cuarta del Registro, informa que "en la Capital de la República el día 08 de agosto de 1904 a las 10,00 Hs de la mañana, en su domicilio de la calle Lavalle novecientos diez y nueve, según lo que consta en el certificado extendido por el médico Agustín Drago, falleció a raíz de " Uremia " Carlos Durand”.
Hoy su hospital es uno de los más importantes de la Ciudad de Buenos Aires y lleva su nombre.
"Hospital de agudos Carlos Gustavo Durand".
Una locura que ha tenido una sola víctima y muchos beneficiarios.
Taluego.Fuente del texto original: Hospital Durand Autores reseña: Francella Jorge Luis y Cubellun León
Estaba chapita.
ResponderEliminarPero fundò un hospital.
Peor fue Raùl Baròn Biza.
Escribì sobre èse. Un dìa lo voy a poner.
Saludos
Por que esa manía hacia la mujer? era por su demencia?
ResponderEliminarInteresante historia, y como siempre narrada de forma excepcional.
Un abrazo socio,y felicidad.
Desconocía la historia.
ResponderEliminarBesos
Don Gaucho: No me da el cuero para hacer una reseña de Barón Biza. Un tipo muy complejo. Pero a la mujer le hizo un monumento en Alta Gracia. Por lo menos a la alemana actriz y piloto que se mató en una carrera de aviones. El ala monumental se veía desde toda Córdoba.
ResponderEliminarUn abrazo.
Doña Noah: Pienso que tal vez porque las mujeres en aquellas épocas vivían vidas sometidas en muchas aspectos y desquitaban sus frustraciones con los maridos. Que a su vez querían esclavas en lugar de pares. Al menos eso cuentan. La verdad era que ellas eran tan conflictivas como los hombres pero no las dejaban ser económicamente independientes como para dar un portazo y mandarse a mudar y tratar de vivir su vida como esta señora. Pobre, mire como terminó.
ResponderEliminarSería un Matriarcado Machista;)
Un cariño.
Doña Cantares: Y la debí modificar pues algunas fuentes confunden al padre con el hijo. Incluso dicen que éste personaje fue el primer médico policial y encargado de la morgue y las defunciones judiciales, cuando en realidad habría sido el padre.
ResponderEliminarAún no lo pude verificar pero me atengo a la biografía publicada por el Hospital.
Un cariño.
Ah y conté 28 velitas en la torta...
Tengo la historia escrita, de Baron biza.
ResponderEliminarEs todo tan distinto, de lo que se comenta!!
El nombre de ella, era "Miriam Sttefford". Muy anglosajòn.
Pero la verdad, no. Se llamaba "Marìa Rossi", pero era actriz de radionovelas, y se puso ese alias!!! (atorranta!!)
Ya lo voy a poner. Ahora entrò el "Caso Dreyfus".
Saludos
jajajaja
ResponderEliminarse cayeron unas cuantas decenas de velas jajajaja
Este es el socialista?
Besos
Interesante la historia, y esta paradoja de una víctima y muchos beneficiarios (entre los que me cuento). Vivía muy cerca y más de una vez, en lugar de ir al parque del centenario, tuve que ir a la guardia de ese hospital. Cómo estará hoy?, como Rosario en el Uruguay?
ResponderEliminarDon Gaucho: Ya estoy esperando su reseña pues pasé a disfrutar la de hoy y estaba impecable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Doña Cantares: ¿Será? no se. Pero las velas las conté bien, lo que pasa es que usted me recortó la foto.
ResponderEliminarUn cariñazo.
Don SAL: ¿Así que del barrio? Me alegra que lo hayan tratado bien. Pienso que el hospital sigue por obra y gracia de los médicos y empleados pues las remesas y el sistema de salud en general está totalmente fracturado. Lo que sufren los médicos es increíble.
ResponderEliminarLe mando un abrazo, le agradezco que me lea y le pregunto Rosario en Uruguay no lo conozco ¿es lindo?
QUÉ BÁRBARO, MUY INTERESANTE ESTA HISTORIA.
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