Averno: Del Griego a, sin, ornis, pájaro, sin pájaros.
Existía un lago en Italia, llamado Averno por la creencia de que sus emanaciones sulfurosas provocaban que las aves que volaban sobre esas aguas cayeran irremediablemente al caudal.
La mitilogía latina convirtió al Averno en la entrada al Infierno.
Para mi toda ciudad es un Averno, sobre todo Buenos Aires, pero como ésta debe ser una entrada o post sencillo y refrescante pues ya hace mucho que el blog se está poniendo denso y no es mi intención llevarlo por ese lado, les cuento lo equivocado que ando. Hoy me detengo en algo que me sorprendió sobremanera aunque sea de dominio público y me alegra el alma como ninguna otra cosa puede hacerlo por estos días al demostrarme que entre el cemento aún hay vida.
Una de esas tardes de calor que sufrimos en este mes de marzo me estacioné bajo unos árboles de la calle Acuña de Figueroa esquina El Salvador en pleno barrio de Palermo , en un espacio verde llamado plaza "Unidad Latinoamericana" donde también existe un establecimiento escolar. En uno de esos raros instantes de silencio que nos regala la casualidad en Capital comencé a buscar que tipo de aves podrían poblar el lugar. A solo cuatro metros de mí apareció un pájaro Carpintero Real, quien con total tranquilidad y pausadamente recorría la base de una palmera en busca de larvas que almorzar. Muchos de ustedes dirán, "si, yo también vi uno" o "si están por todos lados". Les juro que yo nunca esperé encontrarlo en pleno centro de Palermo.
Y me alegró el día.
A diferencia del Pájaro Carpintero Gigante, ésta variedad no está en peligro de extinción y cubre una amplia zona de Argentina. Se ha adaptado tanto que puede incluso sobrevivir en el contaminado mundo de la Capital Federal.
Estas aves cuentan con uñas sumamente filosas con que aferrarse a los troncos en posición vertical y usan la cola como tercer pata o trípode para estabilizarse. Su pico es realmente una máquina de talar, que si no fuera por adaptaciones de madre naturaleza dejaría descerebrado al bichito de tanto golpe y regolpe. La lengua es larga y pegajosa con muchos pequeños arpones que permiten que al ser introducida en el agujero se atrapen las larvas de gusano que tanto apetecen.
En un reciente viaje a Ushuaia un guía nos contaba que otra especie, el Carpintero Gigante que antes he nombrado, golpea repetidamente sobre el tronco hasta escuchar lo hueco de los túneles realizados por los gusanos. Una vez detectados , entonces si, realiza un hoyo para atrapar a la posible presa escondida en el túnel o a sus crías no nacidas. Nuestros árboles de la Patagonia austral son coladores ejemplares de este tipo de comportamiento.
No sé que harán sus compañeros de especie pero nuestro bichito capitalino era mucho mas modesto y buscaba su alimento entre las raíces expuestas de la palmera. Se ve que está bien adaptado a la Capital pues utiliza el método del mínimo esfuerzo.
Bah, digo yo nomás.
Taluego.
Yo vivo en Còrdoba Capital, pero casi al lado de Villa Allende.
ResponderEliminarFrente a mi casa, hay una Plaza.
Todas las mañanas, escuchaba un tintineo metàlico FUERTE, y no sabìa de donde salìa. Hasta que le di la cana.
Un pàjaro carpintero (no màs grande que un cardenal) se ponìa en la tapa metàlica de las farolas, y les daba masa, haciendo un ruido metàlico.
Claro, es un pàjaro cordobès, o sea, medio tarado.
Saludos
Hermoso bicharraco!
ResponderEliminarDon Gaucho, Pobre bicho, seguramente en la otra vida ha sido músico y en esta se le dio por los metales. O quedó así de tanto picotear.
ResponderEliminarDon Mostro, gracias por pasar.
Un abrazo a ambos