En los inicios de la argentinidad se había hecho sumamente popular un único negocio: la Pulpería. De ella con el tiempo se desprenderían otros establecimientos de características derivadas del original, estos son, el almacén de “Ramos Generales” y el bar con “Despacho de Bebidas”
La pulpería se define como el despacho de comestibles y bebidas en la campaña, más importante que el boliche. Su origen data de principios del siglo XVII, y proveía todo lo entonces indispensable para la vida cotidiana: comida, bebidas, velas (bujías o candelas), carbón, remedios y telas, entre otros En sus inicios las pulperías tenían en su interior rejas de hierro o madera para separar al despachante o pulpero y el área donde se encontraban las mercaderías, del público en general. La pulpería era almacén, tienda, taberna y casa de juego. Era el lugar de encuentro del paisanaje donde se jugaba a las cartas, a las bochas, a la taba y en las fiestas podían correrse carreras de sortijas. En más de una había un reñidero de gallos en el fondo, o se levantaban apuestas para alguna riña cercana. Allí se reunían los gauchos a conversar y enterarse de las novedades. Y como era lugar de cita para la bebida, sus horarios se adaptaban a las necesidades del gauchaje o al período entre pagas que permitían el abuso del alcohol. El pulpero atendía detrás de la reja, principalmente para protegerse de los asaltantes y de las riñas que se producían en el lugar, las que podían terminar en serios duelos a facón. El establecimiento solía contar con una o dos guitarras, para que los gauchos guitarrearan y se organizaran las tradicionales e improvisadas payadas y bailes criollos entre los campesinos
En la medida que comenzó la inmigración calificada, la sociedad comenzó a convertirse en más cosmopolita y compleja. La población aumentó ostensiblemente y en consecuencia, crecieron y se multiplicaron las actividades.
Fue por entonces que comenzó el declive de las pulperías y comenzaron a establecerse los almacenes de Ramos Generales, precursores de las tiendas especializadas que aparecieron a fines del siglo XIX. Los Ramos Generales, vendían de todo. Eran los Shopping de la época, vendiendo productos nacionales e importados, generalmente atados a compromisos con los grandes terratenientes de la zona. De esta forma en algunos casos se podía pagar con “notas” emitidas por los patrones de estancias, a precios leoninos, o llevar una “libreta” de fiado (el antiguo sistema de crédito sin intereses que siguió vivo en el país hasta los años 70, y desapareció al llegar los Supermercados). Es ampliamente conocido que los prestamos realizados por el Imperio Británico a nuestro país , incluían una clausula por medio de la cual se obligaba a que los proveedores, solo comercializaran productos manufacturados en Gran Bretaña. De estos shoppings de campaña se podía salir vestido de pies a cabeza, con todo lo necesario para la casa o el apero. Con el mejor licor, velas, jabón, fósforos o en caso de tener un buen pasar, el mejor coñac, los mejores cigarros, perfumes o sales de baño para las señoras. Todo cuanto podían ver en la recién nacida publicidad de los diarios o de revistas como El Mosquito o PBT.
En la actualidad quedan vivos algunos de estos almacenes en los pueblos del interior. La gente los ha protegido por todos los medios posibles, principalmente por entender que cumplen una función social y que forman parte de la cultura nacional. He podido visitar varios de ellos, pero los que incluiré hoy en este post, tienen que ver con la adaptación que han tenido con la llegada de nuevos casos de negocio acoplados al turismo.
En la ciudad de Ushuaia en La Tierra del Fuego, se nos presenta uno de los exponentes más claros de la utilidad de estos emprendimientos. Fotografías de la época en que Ushuaia no era más que un muelle para que atracaran buques de paso por el Canal de Beagle, nos muestra un solitario edificio como único baluarte de la argentinidad en tierras tan lejanas. El almacén de Ramos Generales de Ushuaia. Su fundación data de 1906 pero fue más tarde que Don José de Salomón adquirió el lugar (en 1917 ) luego de que su primer propietario, José del Pino viviera allí desde 1913. La avidez comercial de Salomón lo llevó a instalar un coqueto almacén de ramos generales donde se podían conseguir diversos productos alimenticios además de ropa, útiles escolares, herramientas, bebidas y artículos de bazar. Básicamente, esta tienda era una suerte de caja de sorpresas adonde acudían los habitantes de Ushuaia cuando estaban en apuros.
Conocido en la ciudad, Don Salomón solía satisfacer sus necesidades con entusiasmo y así fue como con el correr del tiempo el almacén se transformó en centro de intercambio social y lugar de encuentros, esto hasta que luego de varias décadas y frente al crecimiento de supermercados y otras tiendas comerciales el almacén vio su ocaso. A esto hubo que sumarle el paso del tiempo, inexorable aún si hablamos de un hombre fuerte y emprendedor.
Lo curioso es que gran parte del mobiliario de la tienda fue conservado por la familia de Salomón, herencia que fue resguardada y que hoy se expone en el nuevo bar-restaurante que abrió sus puertas hace muy pocos años y se ha transformado en una suerte de museo viviente de aquélla historia de esfuerzos y recompensas.
Luego de muchos años en los que la tienda permaneció cerrada, Enrique Chasco y Lilian Lavergne, una pareja de artistas compró el lugar y tras emprender una fantástica obra de reforma lograron reestructurar el almacén -ahora café y restaurante- entremezclando su estilo original con algunos detalles actuales. Es así como uno puede tomar un chocolate caliente mirando las antiguas neveras con bordes redondeados o saborear uno de los panes de chocolate que se exponen sobre la antigua barra de madera mientras en la antigua caja registradora de hierro realizan la cuenta.
Un apartado especial merecen las estanterías, repletas de viejos juguetes, adornos antiguos y todo tipo de reliquias, algunas heredadas de la familia Salomón, otras parte de la colección del nuevo dueño, un bohemio empeñado en conservar el espíritu del lugar. Recreando el intercambio social y cultural de las viejas épocas, las mesas han sido rediseñadas y así es como exponen diversos objetos detrás de unas gruesas vitrinas de vidrio. ¿La mejor de todas? Un ferrocarril a escala pequeña con sus vías. Y para reconocer el toilette de damas y caballero, nada mejor que antiguas prendas interiores diferenciadas.(fuente:sobreargentina )
Por otro lado en la provincia de Buenos Aires y particularmente en los pagos de San Antonio de Areco, podemos encontrar un sinfín de Pulperías o almacenes de Ramos Generales venidos a Pub´s, Parrillas, Restaurantes o Bares. Para mi gusto, por su cercanía al centro (se encuentra frente a la plaza principal) y la variedad de elementos que han podido colectar con la finalidad de dar el ambiente buscado, se encuentra “La Esquina de Merti”. Esta era una antigua pulpería que fue remodelada y recuperada para mostrar la más variada colección de elementos posible. Se compone de un Restaurant que está circundado por estanterías llenas de material de época y un mostrador de pulpería con su consabida reja protectora. Por otro lado podemos observar un Bar en cuyas paredes encontramos racimos de velas de época con pabilos de hasta un metro de largo, pues las velas se realizaban sumergiendo el pabilo reiteradas veces en cera caliente hasta conseguir el diámetro requerido. También hay velas de estearina que como el jabón Federal eran fabricados en el mismo lugar y con el mismo cebo. En otro lado su competencia, el jabón Sunligth y el blanqueador Coleman´s. Ginebra Bols, Zapatillas Alpargatas, acompañadas de los calendarios de Molina Campos. Sifones de todo tipo y color. Latas de biscochos El Orden. Tarros del viejo Puloid, Jabones Federal de un kilogramo con marcas para ser cortado en porciones menores , mucho más manipulables. Pavas de lata de cinco litros de capacidad, Propagandas de todo elemento de campo que podamos imaginar, etc. Etc.
Por el lado del mostrador encontramos una caja registradora mecánica de bronce y carameleras de vidrio, junto con un cisne (canilla de agua del bar con forma de cuello y cabeza de cisne) Podríamos estar todo el día enumerando.
Por último y escondido del ojo del público se encuentra una sala de cata, donde podrás probar vinos de excelente calidad. En fin, un sueño para los memoriosos o los adictos a las antigüedades.
Por el contenido diverso de La Esquina de Merti, no podemos decir si sólo es una recreación de una Pulpería o también de un almacén de Ramos Generales.
Insisto estos son sólo dos ejemplos de una tendencia que recibo con mucha alegría pues cuando observo estos emprendimientos me siento mucho mas esperanzado y hasta llego a pensar que no todo está perdido.
Tal vez las nuevas generaciones no logren apreciar estas pequeñas cosas pues viven en un mundo descartable, donde todo se puede reemplazar inmediatamente.
Lo cierto es que no existirá este tipo de poesía en el futuro que vivirán, ya que de nada vale guardar un producto elaborado en serie como un Ipod o una Netbook para ambientar algún tipo de "ciber café museo". Siempre les faltará el alma del artesano que creó la obra y eso no se puede recuperar.
Lo cierto es que no existirá este tipo de poesía en el futuro que vivirán, ya que de nada vale guardar un producto elaborado en serie como un Ipod o una Netbook para ambientar algún tipo de "ciber café museo". Siempre les faltará el alma del artesano que creó la obra y eso no se puede recuperar.
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