Uno sabe que cuando llegue el día poca importancia tendrá aquello que decimos a nuestros allegados. Por un lado suponemos la existencia de impedimentos legales y por el otro los familiares usualmente se encontrarán en tal estado de confusión que difícilmente recordarán aquella tarde en que dijimos , un poco en serio y otro poco en broma, que no queríamos vivir conectados a una máquina, que no queríamos que nos resucitaran, que no queríamos vivir cuadripléjicos o que sí queríamos una cremación o que nos plantaran un árbol alimentado por nuestras cenizas, o miles de posibles deseos más.
Muchas pretensiones para alguien que está en proceso de volver a convertirse en bits reciclados en la computadora de Dios.
Así que se me ocurrió tatuarme en el pecho un mensaje que no dejara lugar a dudas, aún cuando cualquier médico que se precie pondrá por delante su juramento Hipocrático a una simple mancha de tinta en la piel.
La cuestión es que como nunca soy muy original que digamos, ya existe la idea y varias personas la han llevado adelante sin mucho éxito, pero creando serias dudas entre los profesionales de la salud y principalmente entre quienes se dedican al tema de ética médica.
Muchas pretensiones para alguien que está en proceso de volver a convertirse en bits reciclados en la computadora de Dios.
Así que se me ocurrió tatuarme en el pecho un mensaje que no dejara lugar a dudas, aún cuando cualquier médico que se precie pondrá por delante su juramento Hipocrático a una simple mancha de tinta en la piel.
La cuestión es que como nunca soy muy original que digamos, ya existe la idea y varias personas la han llevado adelante sin mucho éxito, pero creando serias dudas entre los profesionales de la salud y principalmente entre quienes se dedican al tema de ética médica.
El desprevenido profesional interviniente se preguntará ¿Un tatuaje es un documento legal?, ¿Mirá si se lo hizo y después cambió de idea ?, ¿Estaría en sus cabales cuando se lo tatuó?
Existe al menos un caso documentado de un paciente que llegó en estado de 'shock' a un hospital de Florida, Estados Unidos, con un tatuaje con la frase 'No resucitar', y al toque se abrió un debate médico sobre hacer caso o no, a la presunta voluntad del individuo.
El conflicto (ver aquí), fue publicado por la revista 'New England Journal of Medicine' (una de las más prestigiosas revistas del ámbito médico), refiriendo al caso de un hombre no identificado que llegó grave al punto de necesitar maniobras de resucitación, sin que se pudieran localizar a los familiares.
El paciente varón, de 70 años, tenía tatuado 'no resucitar', con el "no" subrayado y abajo lo que parecía ser su firma, lo que provocó dudas entre el equipo que lo atendía al desconocer si era su deseo actual. Como el personal médico no tenía forma de saber si el tatuaje era representativo de los verdaderos deseos del hombre, decidieron ir a lo seguro e ignorarlo, pero cuando informaron al equipo de ética del hospital, vieron que tenían una opinión diferente.
“Después de revisar el caso del paciente, los consultores de ética nos aconsejaron que respetáramos el tatuaje DNR (Do Not Resuscitate, Orden de No Resucitar) del paciente”, dice Gregory Holt, el autor principal del caso. En consecuencia, el equipo de la UCI redactó un DNR y el paciente falleció más tarde esa noche sin haberse sometido a ninguna medida de emergencia.
El hecho de llevar tatuada esta voluntad no es un caso único. Han salido a la luz varios casos de personas con tatuajes similares que exigen que si algún día sufren cualquier emergencia o paro cardiaco, las autoridades sanitarias no se hagan cargo de ellos. Los DRN son, de hecho, una solicitud explícita para evitar intervenciones de alta intensidad. Con esta medida reivindican abiertamente su derecho a morir, o, en otras palabras, su derecho a no acabar en muchas ocasiones conectados a una máquina.
Por el momento no existe un criterio universal sobre el tema, pero no deja ser interesante y necesario llevarlo a la consideración pública hasta lograr alguna ley que respalde a ambas partes, paciente y médico.
Taluego.
Fuente: https://www.elperiodico.com
Por el momento no existe un criterio universal sobre el tema, pero no deja ser interesante y necesario llevarlo a la consideración pública hasta lograr alguna ley que respalde a ambas partes, paciente y médico.
Taluego.
Fuente: https://www.elperiodico.com
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