jueves, 5 de noviembre de 2015

La Jaula de los Cóndores

Puede que no sea la gran cosa, pero cuando uno pasa por la calle República de la India y observa la gran jaula de los códores no puede menos que viajar en el tiempo y retrotraerse a los inicios del siglo XX. No sé si es por el tipo de forja, el diseño, o su tamaño colosal, pero la jaula sigue siendo atractiva y sumamente decorativa en medio de la arbolada de la zona.
Originalmente era un templete instalado en medio de la Plaza de Mayo cuando la pirámide no se encontraba en el mismo lugar que hoy. La construyeron como motivo ornamental para la celebración de las fiestas mayas coincidiendo con la visita de una delegación de militares chilenos. Era 1903 y la fabulosa jaula formó parte de los símbolos de las Fiestas Mayas de ese año festividades que habían comenzado en 1811, un año después de la revolución de Mayo, pero desde 1813 se realizaron en forma oficial para celebrar cada año un nuevo aniversario del nacimiento de aquel primer gobierno patrio.


En 1910 el Ing. Jorge Newbery, padre de la aviación argentina la recubrió de luces para los festejos , pues desde 1903 Newbery era director General de Instalaciones Eléctricas, Mecánicas y Alumbrado de la Municipalidad, cargo que mantuvo hasta su trágica muerte, ocurrida en un accidente aéreo en Mendoza el 1º de marzo de 1914. La estructura entonces quedó llena de vistosas lámparas que cada noche le ponían un toque espectacular a la plaza y a sus alrededores.

Su traslado final se habría realizado por pedido del naturalista italiano Clemente Onelli (1864-1924) quien vio la posibilidad de que la gran estructura se convirtiera en la Jaula de los Cóndores. En aquel momento Onelli era el director del zoo porteño y continuaba la obra de Eduardo Ladislao Holmberg (1852-1937). La idea era embellecer esas dieciocho hectáreas que aún ocupa ese paseo en Palermo.
Después de ser instalada dentro del zoológico, en la zona cercana a la avenida Del Libertador y la actual calle República de la India, la gran cúpula fue recubierta con una especie de malla, lo que la convirtió en jaula. Y dicen que, entre los primeros cóndores que la habitaron, estuvieron unos ejemplares traídos a Buenos Aires por una delegación de militares chilenos que visitó la Ciudad.
La jaula sigue allí, como un símbolo de épocas en que reciclar tenía un significado mucho más artístico que ahora.

Taluego.

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