jueves, 24 de septiembre de 2015

La solución de la gallina

Recientemente he escuchado a diversos médicos dedicados al tema de la alimentación opinar sobre la desnutrición en las zonas más sufridas a nivel global. Algunos dicen que con una barra similar a las de cereales que se ha desarrollado recientemente, se podría sacar de la desnutrición a millones de personas por muy poco dinero.
El sentido común hace que uno recuerde algo del pasado y se pregunte cómo es posible que se hayan abandonado ciertas prácticas que protegían al menos beneficiado por la sociedad de consumo y el capitalismo. Puede que me equivoque , sea muy ingenuo, o caiga en algún facilismo, pero hasta inicios de los años sesenta era común de ver una pequeña huerta y un gallinero en cada casita alejada de la gran ciudad. Gracias a las gallinas el pobre no necesitaba del sacrificio de un animal grande como una vaca o un cerdo para obtener carne y con ella las proteínas necesarias para la subsistencia. Los huevos eran regalos de cada día, que ingeridos de manera individual o como ingrediente de otras comidas, proveían de más vitaminas y proteínas para la salud de la gente. Hasta el calcio que podría faltar debido a la ausencia de una vaca podía ser suplantado por la cáscara del adorado huevo. Con eso y las verduras obtenidas en una huerta instalada en cualquier pequeño terreno, no había forma de pasar hambre. Y si usted se preocupa por el alimento para las gallinas, simplemente obsérvelas en libertad en un pequeño campo y verá que ellas obtienen lo necesario de la propia tierra, y de no ser así, el kilo de semillas sigue siendo muy barato y lo podría entregar el gobierno.


Deberíamos dedicar canciones y loas a la querida gallina, pero no nos dejan.
Alguien pensó que los gallineros eran insalubres, posiblemente la misma persona que piensa que quince pitbulls encerrados en una casa son más limpios. De otra manera no se entiende la ordenanza que prohibió el uso de gallineros en la viviendas privadas, pero nada dice de las toneladas de mierda y enfermedades que generan los perros encerrados.
Tal vez el comercio necesitó un impulso adicional. El almacenero se debe haber quejado de que la gente pobre no necesitaba de gastar sus pocos dineros en alimentos enlatados, desecados o envasados largo tiempo atrás y pidió una ordenanza que impidiera la propagación de las enfermedades trasmitidas por las aves de corral. Si, esas mismas que ni siquiera requieren de un plan de vacunación.


Yo creo que tiene que ver con las mismas razones que motivaron que al momento de que colocaran el agua corriente prohibieran y clausuraran cualquier aljibe o bomba de agua manual con que contara una propiedad. No fuera cosa de que se dieran cuenta que no tenían necesidad de pagar por algo que la naturaleza entrega libre y gratuitamente.


¿Y si en lugar de barritas de cereal que produce algún laboratorio de nombre extranjero les regalamos algunas semillas, gallos y gallinas a nuestros hermanos en desgracia?. ¿Y si mandamos nuestros agrónomos y veterinarios a que les den algunas charlas y les enseñen cómo manejar sus cultivos y aves de corral de manera eficiente?
¿Y si nos dejamos de joder un poco con tanta modernidad y miramos un poco mejor a nuestra raíces?
Digo. ¿No sería más humano y más barato?

Taluego.

2 comentarios:

  1. Es verdad... los chicos de la ciudad no identifican a una gallina con el pollo de la góndola. La pobreza ha anulado hasta el instinto de supervivencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las hamburguesas vienen de la góndola y las vacas dan la leche...

      Eliminar

¿Sobrevivió a mi punto de vista? ¡Ahora es su turno!
Sin embargo como los comentarios son una gentileza entre usted y yo, se moderarán y anularán aquellos subidos de tono, agresivos o que utilicen lenguaje soez.
Aproveche su oportunidad , dele, que total nadie lo está mirando y acá lo tratamos mejor que en el mundo real.