lunes, 4 de mayo de 2015

El museo de la mierda

Si bien este blog más de una vez se ha convertido en un pasquín de lo escatológico, eso no quiere decir que no continuemos informando de tanto en tanto sobre los diferentes museos de lo absurdo que se van armando por el mundo.

Eso de debe a nuestro gusto por lo raro y porque la realidad siempre supera cualquier imaginería.
Ahora nos enteramos que un empresario agrícola italiano se animó y fundó el Museo de la Mierda.

Ya existían antecedentes de la famosa "Mierda de artista" un enlatado que se supo vender a precios locos y que en su interior posiblemente no se hallara nada más que aire con olor a pedo, pero fue algo que mantuvo entretenidos a los mercaderes de lo raro, por un rato largo. Era una obra del polémico artista conceptual Piero Manzoni, producida en 1961, que se expuso en la Galleria Pescetto, de Albissola Marina. Eran noventa latas cilíndricas de metal de cinco centímetros de alto y un diámetro de seis centímetros y medio que contenían, según la etiqueta firmada por el autor, Mierda de artista. Contenido neto: 30 gramos. Conservada al natural.


Tal vez en el museo tengan alguna para que usted la disfrute, porque el dueño utiliza la vieja excusa del evento cultural donde los visitantes puedan observar las experiencias, humanas, estéticas y artísticas que hacen de los excrementos una materia "útil y viva", y entre tanto le va cobrando por ello. Claro que con ese criterio todos somos artistas y si andamos más o menos bien de salud, estaríamos contemplando una obra de arte al día, más precisamente cuando nos levantamos del trono, y sin tener que pagar entrada.
El Museo de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci de Milán presentó el nuevo “Museo della Merda” , un concepto que ya existía en otras naciones -como Japón- pero que es novedoso en Europa. El "Museo della Merda"se ubica en Castelbosco, Piacenza, al norte de Italia.



Sin intención alguna de escandalizar o ceder a la vulgaridad, el museo nació a partir de una idea del empresario Gianantonio Locatelli -dueño de la empresa agrícola Castelbosco- y los curadores Luca Cipelletti, Gaspare Luigi Marcone y Massimo Valsecchi, con intención de “dar a la caca el valor que realmente tiene”.


En el museo, así como en su versión digital, hallan espacio las experiencias estéticas y científicas, humanas y animales, actuales y pasadas, que hicieron y hacen de los excrementos materia útil y viva. Desde el escarabajo estercolero, considerado divino por los egipcios (y símbolo del museo), hasta el uso del estiércol para la arquitectura en las más lejanas regiones del planeta, todo tiene su lugar en el singular museo.


También las obras histórico-literarias como la Naturalis Historia de Plinio, además de las investigaciones más actuales y la producción artística que concierne al uso y reutilización de material descartable y desechos. No falta nada: ni siquiera excremento de dinosaurio. En síntesis, “un gabinete de curiosidades contemporáneo, que halla su principio guía unitario en la ciencia y en el arte de la transformación”.
Si puede vaya.
Pero después no me diga que es una cagada.

Taluego.

Fuente: ANSA. y Clarín.com

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