Gracias a la contribución de personajes anónimos que obran dentro de Internet con mínimo interés en el lucro, es que veo cerca de seis largometrajes por semana, sin gastar un solo peso.
Entiéndase que a razón de 10 U$D la entrada al cine, se me haría un tanto difícil, no solo el pagarlo, sino aceptar que me roben de manera tan artera y en descampado.
Es que al menos el 80% de las películas que estoy viendo recientemente no merece más que el 50% de mi atención. No, no es que tenga partido el cerebro por una lobotomía kinetoscópica, es que a la mayoría de las producciones las abandono por la mitad.
Y cuando digo que las abandono es que me cuesta mucho soportar la elongación de una trama más de lo que los ligamentos pueden aguantar. Una peli de 90 minutos es soportable solo cuando despierta cierto interés, imagínese lo que representa para mí una peli de 120 minutos o más de aburridos intentos norteamericanos de ,al menos, acariciar cierto nivel de intelectualidad.
Antes las películas no se distribuían sin que pasaran previamente por una serie de cortes recomendados por plateas selectas que evitaban obviedades o pasos de trama que no hacían a la esencia del relato.Pero ahora no, ahora que no hay desperdicio de material, con todo digitalizado, los directores se niegan a recortar y debemos ver metraje que nunca debería haber sido incluido.
Pero bueno, unas pocas las abandono definitivamente y con tristeza, pues suelen ser tramas potencialmente interesantes que se fueron de madre, mientras que otras las dejo por ser simples negocios sin contenido ni calidad realizadas con afán recaudador y cero autoestima , otras las prometo continuar y no cumplo, pero finalmente aparecen aquellas que me llaman a seguir la trama después de un intervalo que puede durar hasta un día.
Son cada vez menos aquellas que puedo comenzar y terminar en una sola sesión.
Así y todo usted puede notar que recomiendo más bien poco. Básicamente porque éste no es un blog de cinematografía y puedo darme el lujo de ir administrando las dosis de buenas películas que nutre mi espacio.
Le cuento en este caso que existe una película que habría que ver con un gran intervalo, aproximadamente por el medio, no tanto por la duración sino por el contenido. Con ésto quiero decir que aunque la recomiendo, debo advertir que puede ser un tanto difícil de ver, sobre todo si usted está en su debido juicio.
La peli a dividir en dos es Dallas Buyers Club, pero por lo dramático, deprimente y real del tema abordado. Claro que siendo una película donde sus actores ya merecen desde mi apreciación personal un Oscar por sus maravillosas intervenciones, uno le pone toda su atención al relato y trata de soportar cualquier tipo de impresión que pueda afectar sus sentimientos.
El caso real relatado requirió que dos super machos, adorados por las mujeres, se convirtieran en esqueléticos personajes de la trama. Es que relatar los primeros años del SIDA en una Texas machista y pacata y las restricciones a cualquier tratamiento alejado del negocio de las grandes farmacéuticas y la famosa FDA, obligaron a
Matthew McConaughey a bajar 26 kilos y a
Jared Leto similares flacuras para poder componer un personaje que a mi criterio le valdría un Oscar a mejor actor secundario encarnando a un travesti simpático y de buen corazón.
La distribuidora la presenta así:
Basada en la vida real de Ron Woodroof, un tejano cowboy de rodeo, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le pronosticaron un mes de vida. Woodroof comenzó a tomar AZT, el único medicamento disponible para luchar contra la terrible enfermedad en aquella época.
Aquí el tema es tan duro y tan bien relatado que uno necesita un respiro, recargar las baterías y recién ahí intentar alcanzar la cima de semejante historia.
http://www.kinesis.tv/peliculas.php#!/Dallas-Buyers-Club
Taluego
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