lunes, 14 de mayo de 2012

Los huevos de Cristina

Aunque a mí los huevos me patean el hígado y me aumentan el colesterol, los muchachos kirchneristas, algunos, no todos, andan embelesados con los huevos de la señora presidente. No es de extrañar ese tipo de preferencias si consideramos que desde hace décadas las principales vedettes del teatro de revistas argentino son travestis. Es decir, que millones de argentinos suelen pagan una entrada bastante onerosa para asistir al espectáculo de un señor desvestido de señora que los obligue a imaginar de qué manera se ocultan las joyas de la familia en una microtanga o un conchero sin que nada se les salga. Florencia de la V. (Roberto Carlos Trinidad) incluso se convierte en adalid de las mujeres machas y copa hasta los programas matutinos en la televisión pública regenteada por el mismo gobierno, mientras nos demuestra que es buena mamá y cría maravillosamente a sus hijos recién adoptados. Antes de ella pasaron cientos de travestis de gran valía copando la noche porteña y los gustos extraños de los varones argentinos, pero en la última década esta preferencia se vio incrementada curiosamente.


Las pobres y queridas prostitutas de Buenos Aires,  terminan viéndose obligadas a luchar sus posiciones palmo a palmo con aquellas otras "chicas" hormonalmente más masculinas que se pasean semidesnudas en las noches de invierno por el Rosedal, a la espera que desde algún coche se acepte el precio por una labor llevada adelante por quien conoce las herramientas del oficio por contar con las mismas y tener cierta experiencia en su manipulación.
En ese estado de cosas y de preferencias masculinas, las mujeres de la política, incluyendo a la presidenta, son calificadas como portadoras de los mismos atributos masculinos como si eso también fuera parte de una sana y enriquecedora experiencia gonado-democrática.


En mi barrio a una mujer valiente se le dice que tiene ovarios, no testículos, bolas o huevos, so pena de que te pongan un mamporro en la nuca por haber sido tan mal educado.
Claro, en un país donde los gauchos usan bombachas no resulta extraño escuchar que algún desubicado grite ¡¡Que huevos tiene la presidenta !! aunque se trate de un analfabeto institucional enceguecido por las maniobras propagandísticas copiadas malamente de los libros de texto del  Nacional Socialismo y que nos embanderan tras causas como Malvinas o la nacionalización de la rematada YPF, como antaño lo hicieran las Juntas Militares. Manipulación barata y popular de las masas.
Los temas son tan mal manejados que nos hacen imaginar que la presidenta sería capaz hasta de chocar una calesita si la condujera.
Y no me haga chistes con la argolla.
Al fin del día uno termina preguntándose si no será que los kirchneristas tienen una fijación con los huevos o con las mujeres que parecen portarlos.
¿Será envidia por carecer de ellos?
¿Un Edipo mal curado?


Porque de lo contrario seguramente tendríamos más de un punto de contacto con la Gran Bretaña adoradora de los humoristas trasvestidos y las primeras ministros con mano de hierro y huevos de plomo.
Siempre recurriendo a la sabiduría del barrio uno recuerda que cuando un hombre se manda una cagada siempre lo llamamos BOLUDO, pero parece que en la era de la reinterpretación de la historia , cuando es una mujer la que se manda un moco hay que decir que tiene HUEVOS.
¿En qué quedamos?
Si por huevos se interpreta tener coraje, deberíamos acotar y acordar, que coraje es afrontar personalmente las consecuencias por nuestros actos, no tirar la piedra y que los platos rotos los paguen los demás empeñando su futuro. Porque cada uno de los pasos de pato que lleva adelante esta administración, empeña el futuro de nuestros críos y de todos aquellos que vienen históricamente pagando las cuentas de quienes deciden nuestro futuro amparados en sus cuentas bancarias radicadas en el exterior.


Tener huevos no es tirar una piedra y después necesitar 100 días para pensar un plan quinquenal que nos saque de un problema. Tener huevos no es propagandear políticamente los juegos olímpicos cuando todos saben que para mantener su espíritu la política queda vedada de esa fiesta internacional. Bravuconear no es tener huevos. Una mujer que bravuconea está declamando un profundo sentimiento de inferioridad o , como en este caso, intenta ocultar el tremendo fracaso de su gestión.
De últimas, si hablamos de huevos, cualquier hombre que se precie sabe que en cualquier pelea lo primero que tiene que proteger son sus testículos, pues son nuestro punto más vulnerable. No un atributo de fortaleza, sino justamente el punto débil que se debe proteger para evitar la derrota.
Baste un rodillazo bien puesto para probarlo. (Guarda morocha)
Digo yo, la presidente tendrá huevos o simplemente será la imagen trasvestida de un presidente fuerte del que carecemos ?
El tiempo lo dirá.
Mientras tanto a mi, este tipo de política, ya me los tiene al plato.

Taluego.

5 comentarios:

  1. La propaganda kichnerista, cada vez tiene menos de sensato.

    Y cada vez mas de desagradable, patoterismo, y estupidez agresiva.

    Cuanto faltarà para que canten "5 x 1, no va a quedar ninguno?"

    Que paìs.

    Un abrazo.

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    1. Don Gaucho. En lugar de gobernar se dedican a acumular más poder y a debilitar a quienes pueden presentarse como alternativa viable. Si se dedicaran a intentar mejorar el país y no a manejarlo como la libreta del almacén (la del fiado), tal vez tendríamos alguna coincidencia y podría soportarlos. Hoy con sus corruptos riéndose en nuestra caras a mí solo me producen un gran odio y ese rencor algún día va a explotar y seremos muchos los que clamaremos justicia como sea.

      Un abrazo.

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  2. le pone humor a la bronca, que siempre es un buen recurso.

    Me encanta, socio.

    Un abrazo

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    1. Doña Noah. ¿Qué sería de mí sin sus comentarios tan certeros y amables?
      Usted me hace compañía y me quita la bronca.

      Cariños.

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  3. Mejor no me diga que sería de ud. No quiero que mi ego se resienta :-)

    Cariños,querido socio

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