Claro a 30 años del cierre de una empresa yo me vengo a enterar que la famosa marca que le puso música a mi niñes no era tan famosa como parecía ni tan extranjera como uno pensaba.
Winco o Wincofón, no suena para nada a argentinismo. Podrá haber sonado, si, con discos de 45, 33 o 78 RPM, Singles o Long Play, de pasta vinilo o plástico, podrá haber pasado discos coloridos, monocromos, rígidos o floppy (flexibles) que venían en las revistas como la LIFE con las grabaciones de cada uno de los sonidos de la era espacial, permitiéndome escuchar el corazocito de la perra Laica, el despegue de un Apollo o el primer astronauta en hacer un paseo espacial y no querer volver adentro, pero nunca dejará de ser un equipo humilde y accesible que de todas formas, para uno, era casi un lujo y tenía nombre extranjero.
Fijo o portable, la palabra Winco suplantó a cualquier otra. Ya no eran reproductores de discos, tocadiscos, bandejas reproductoras o combinados. TODOS eran Wincos.
El creador del Wincofón se llama Raúl Vega y en las décadas del 60 y 70 llegó a producir en su fábrica cerca de 27.000 tocadiscos por mes. Era un empresario industrial que "la había pegado" con una idea copiada pero con mucho efectivo como para hacer su sueño realidad.
Vega, a punto de cumplir 81, dio una entrevista al diario Perfil donde habló de su epopeya y la del adminículo sonoro. Fanático del tango su equipo fue sinónimo de entretenimiento en los hogares argentinos durante los 60 y comienzos de los 70, cuando ya se habían distribuido unos siete millones de esos artefactos.
Durante su época dorada, Winco también produjo grabadores, motosierras, motores y máquinas para la industria automotriz, como las fresadoras con las que se repasaban los motores de los autóctonos Torinos. Es que en realidad eran especialistas en motores eléctricos y más específicamente , en sus bobinados.
Todo había comenzado en 1954. Vega era un apasionado por las máquinas y si bien había conocido el éxito en el mundo de las licuadoras, el producto que le cambiaría la vida fue el tocadiscos. Junto con un profesor de la escuela secundaria llamado Dante Polano, dio el primer paso para lo que sería la fábrica de productos electromecánicos más grande en América latina ubicada en Mitre 928, Ramos Mejía, Pcia de Buenos Aires.
Apenas había terminado el colegio puso la fábrica de licuadoras IME, pero como se peleó con uno de los socios decidió abandonarla. Junto con él se fue otro socio, Polano, su profesor, con quién luego de vender las acciones de IME y hacerse de algo de plata, compro un galpón de 1.500 mts cuadrados a dos cuadras de la fábrica de Olivetti.
Winco o Wincofón, no suena para nada a argentinismo. Podrá haber sonado, si, con discos de 45, 33 o 78 RPM, Singles o Long Play, de pasta vinilo o plástico, podrá haber pasado discos coloridos, monocromos, rígidos o floppy (flexibles) que venían en las revistas como la LIFE con las grabaciones de cada uno de los sonidos de la era espacial, permitiéndome escuchar el corazocito de la perra Laica, el despegue de un Apollo o el primer astronauta en hacer un paseo espacial y no querer volver adentro, pero nunca dejará de ser un equipo humilde y accesible que de todas formas, para uno, era casi un lujo y tenía nombre extranjero.
Fijo o portable, la palabra Winco suplantó a cualquier otra. Ya no eran reproductores de discos, tocadiscos, bandejas reproductoras o combinados. TODOS eran Wincos.
El creador del Wincofón se llama Raúl Vega y en las décadas del 60 y 70 llegó a producir en su fábrica cerca de 27.000 tocadiscos por mes. Era un empresario industrial que "la había pegado" con una idea copiada pero con mucho efectivo como para hacer su sueño realidad.
Vega, a punto de cumplir 81, dio una entrevista al diario Perfil donde habló de su epopeya y la del adminículo sonoro. Fanático del tango su equipo fue sinónimo de entretenimiento en los hogares argentinos durante los 60 y comienzos de los 70, cuando ya se habían distribuido unos siete millones de esos artefactos.
Durante su época dorada, Winco también produjo grabadores, motosierras, motores y máquinas para la industria automotriz, como las fresadoras con las que se repasaban los motores de los autóctonos Torinos. Es que en realidad eran especialistas en motores eléctricos y más específicamente , en sus bobinados.
Todo había comenzado en 1954. Vega era un apasionado por las máquinas y si bien había conocido el éxito en el mundo de las licuadoras, el producto que le cambiaría la vida fue el tocadiscos. Junto con un profesor de la escuela secundaria llamado Dante Polano, dio el primer paso para lo que sería la fábrica de productos electromecánicos más grande en América latina ubicada en Mitre 928, Ramos Mejía, Pcia de Buenos Aires.
“Tenía el afán de fabricar algo nuevo, pero la idea salió cuando se me rompió un combinado Odeón que tenía y descubrí que era una cosa muy simple. Entonces, copiamos un tocadiscos marca VM y empezamos. Más que un industrial, yo era un especialista en copiar cosas buenas”, asegura Vega.
Apenas había terminado el colegio puso la fábrica de licuadoras IME, pero como se peleó con uno de los socios decidió abandonarla. Junto con él se fue otro socio, Polano, su profesor, con quién luego de vender las acciones de IME y hacerse de algo de plata, compro un galpón de 1.500 mts cuadrados a dos cuadras de la fábrica de Olivetti.
Al poco tiempo compraron una quinta de verduras en Ciudadela donde pensaban crecer más. Pero dado que sus recursos seguían siendo escasos para la idea que tenía en mente, le pidió prestado a su padre, al dueño de la estancia donde trabajaba el padre y al dueño de la fábrica de ventiladores Bellomo, que era amigo. Entonces sí, con el capital necesario, levantaron allí una planta de casi 10 mil metros cuadrados para la fabricación de tocadiscos, generadores, motosierras y máquinas herramientas.
Como decíamos, llegaron incluso a fabricar la maquinaria para mecanizar el motor del Torino.
Como decíamos, llegaron incluso a fabricar la maquinaria para mecanizar el motor del Torino.
Lo bueno del Wincofón y lo que lo hacía tan especial, era que el precio final del producto permitía que cualquier obrero pudiese comprarlo sin esfuerzo. Casi como un Ford T del sonido.
Después del tremendo éxito del aparato, los problemas financieros comenzaron a golpear la puerta de la fábrica. Para 1970, cada argentino tenía su tocadiscos, y para continuar produciéndo, la empresa tomó préstamos bancarios para intentar exportar. Entró en casi toda Latinoamérica e incluso realizó ventas en los Estados Unidos, aunque con nombre cambiado, pero debió pagar un altísimo costo por la osadía. La inestabilidad política argentina de comienzos de esa década y la hiperinflación ayudaron a que los préstamos no fueran devueltos al Banco Nacional de Desarrollo (Banade) que finalmente tomó el control de Winco.
En 1975, Vega decidió dejar la empresa, cansado de ser una figura pintada y no ser consultado en la toma de decisiones en su propio emprendimiento .
Hasta el 2010, este industrial se pasaba gran parte del tiempo en su casa trabajando en el desarrollo de una máquina para extraer maleza de la soja. Sin embargo, el glifosato, aunque dañino, echó por tierra sus ideas.
Aunque usted no lo crea en la actualidad se siguen fabricando bandejas giradiscos para DJ´s con las mismas características y conexión USB, tales como la Numark. Es que no hay sonido que se iguale al de un vinilo, que quiere que le diga, aunque algunos se resistan y solo abandonen el MP3 para regresar a los económicos Cd´s.
Hasta los discos de "Pasta" más antiguos se escuchaban relativamente bien en un Wincofón...
Éste modelito era un poco más moderno...digamos que para gente pudiente...
pero éste...éste era el modelo que teníamos en casa...
Taluego
Fuente consultada: Diario Perfil, nota de Matías Aizpurúa
Nota al cierre: El autor del reportaje original a tenido la amabilidad de comunicarse y comentar que debido a la necesidad de incluir una publicidad de último momento (típica frustración de periodista) la nota debió ser recortada. En esa "amputación" se perdieron entrevistas con los técnicos originales y una serie de fotos del servicio técnico que aún opera en Castro barros 224 y que, según nos cuenta, eran muy buenas.
Con total amabilidad nos recomienda la lectura de la tesis de Graciela Pampín sobre el tema, la cual parece ser un trabajo excelente.
Matías Aizpurúa nos cuenta finalmente que ésta fue una de las notas que más le gustó hacer.
Desde este humilde blog le damos las gracias por compartir esa experiencia con todos nosotros y por permitirnos abrevar de ella.
Después del tremendo éxito del aparato, los problemas financieros comenzaron a golpear la puerta de la fábrica. Para 1970, cada argentino tenía su tocadiscos, y para continuar produciéndo, la empresa tomó préstamos bancarios para intentar exportar. Entró en casi toda Latinoamérica e incluso realizó ventas en los Estados Unidos, aunque con nombre cambiado, pero debió pagar un altísimo costo por la osadía. La inestabilidad política argentina de comienzos de esa década y la hiperinflación ayudaron a que los préstamos no fueran devueltos al Banco Nacional de Desarrollo (Banade) que finalmente tomó el control de Winco.
En 1975, Vega decidió dejar la empresa, cansado de ser una figura pintada y no ser consultado en la toma de decisiones en su propio emprendimiento .
Hasta el 2010, este industrial se pasaba gran parte del tiempo en su casa trabajando en el desarrollo de una máquina para extraer maleza de la soja. Sin embargo, el glifosato, aunque dañino, echó por tierra sus ideas.
Aunque usted no lo crea en la actualidad se siguen fabricando bandejas giradiscos para DJ´s con las mismas características y conexión USB, tales como la Numark. Es que no hay sonido que se iguale al de un vinilo, que quiere que le diga, aunque algunos se resistan y solo abandonen el MP3 para regresar a los económicos Cd´s.
Hasta los discos de "Pasta" más antiguos se escuchaban relativamente bien en un Wincofón...
Éste modelito era un poco más moderno...digamos que para gente pudiente...
pero éste...éste era el modelo que teníamos en casa...
Taluego
Fuente consultada: Diario Perfil, nota de Matías Aizpurúa
Nota al cierre: El autor del reportaje original a tenido la amabilidad de comunicarse y comentar que debido a la necesidad de incluir una publicidad de último momento (típica frustración de periodista) la nota debió ser recortada. En esa "amputación" se perdieron entrevistas con los técnicos originales y una serie de fotos del servicio técnico que aún opera en Castro barros 224 y que, según nos cuenta, eran muy buenas.
Con total amabilidad nos recomienda la lectura de la tesis de Graciela Pampín sobre el tema, la cual parece ser un trabajo excelente.
Matías Aizpurúa nos cuenta finalmente que ésta fue una de las notas que más le gustó hacer.
Desde este humilde blog le damos las gracias por compartir esa experiencia con todos nosotros y por permitirnos abrevar de ella.
Lo que tenìa el winco, es que era portàtil! a pilas.
ResponderEliminarEso lo diferenciaba.
"Acomodale el brazo, y bajale la tapa!"
Un abrazo.
Mire socio, lo que yo aprendo con sus textos, no tiene precio, !gracias!
ResponderEliminarY un carinyo grande
Don Gaucho. Un solo modelo era portatil y a pilas. Venía en una valijita de plástico, pero casi todos los fabricados eran a 220 V.
ResponderEliminarYa lo veo a usted bailando en Música en Libertad ;)o en los picnic de la primavera...
El bajale la tapa me suena a algo que dice mi mujer pero que no entiendo...
Un abrazo.
Seguramente habla de un comercial de TV del año 1971, donde simulaban estar en un velatorio y decían "bajale la tapa" acomódale el brazo", y después todos festejaban que había vuelto la luz y gritaban "VOLVIO LA LUZ, ANDA EL WINCOFON"!!, no hablaban de un muerto sino de un tocadiscos, jajaja
EliminarDoña Noah. Veo que ha regresado al teclado en inglés.
ResponderEliminarLe cuento que no me parece que vaya a aprender algo de utilidad. A no ser que le guste la paleontología ;)
Un carinyo grande para usted también.
No tenes recuerdos, o no tenes corazón, que es lo mismo!!! Aunque amo la tecnología actual, no puedo dejar de ver un winco o un combinado sin emocionarme y recordar mi infancia y mi juventud!
Eliminar¿ Sabe una cosa Don Opin...? Del Winco ese que usted habla ...tengo uno...discos de pasta tambièn...LP...tambièn...33...45...78...pero yo no escuchaba Mùsica en Libertad....yo escuchaba El Club del Clan y La Escala Musical...pibito...
ResponderEliminarAbrazo y saludito...me encantò la historia y me gusta muchisimo este cielo estrellado...
Ah , me olvidè de decirle , mi Winco es 2050...còmo La Patrulla del Camino...una serie contemporanea de los discos de pasta 78...saludito bis
ResponderEliminarHmmm no ubico a los modelos por el número, sí por el diseño. Me gustaría que alguien pueda reconstruir la historia desde el primer modelo de los 50 (tenía plato de felpilla y no de goma) hasta los más berretones que salieron hacia 1974 (ya ni traían el sensor que detectaba el tamaño del disco). Puedo colaborar con muchos recuerdos, me fascinaba la electrónica en aquella época y conocí casi todos los modelos, además de que tuve varios...
EliminarDoña Elba. Broderick Crawford en los 50. Cuando yo era chiquito había televisión y lo mirábamos sin falta. Patrulla de Caminos, Perry Mason, La ley del revolver , Lassie, El llanero Solitario, El Sow de Dick Van Dicke....
ResponderEliminarLos discos de pasta se rompían a cada rato y los últimos (todos de tango de mis tíos)se guardaban siempre en álbunes de cartón que desaparecieron en la feria de San Telmo. Me quedan LP nada más y como mi vieja (viejos son los trapos)en cada mudanza tiraba todo lo viejo, no me quedó ni el Wincofón de recuerdo.
El suyo es super moderno.
Le mando un cariño grande, feliz de que haya pasado por este blog estrellado (ya estoy preparando otra plantilla más prolija)
Estimado:
ResponderEliminarAún hoy me acuerdo de cuando me lo compré junto con mi primer disco LP... era la época del mono o estereo (2 animales muy importantes)
Gracias!
Jorge
Uh ya era moderno el tuyo. En mi familia había uno del primer modelo (plato de felpilla, años 50) colocado en un combinado General Electric, y luego otro del modelo clásico con pick-up y prensadiscos dorados en un combinado Odeón (todo monoaural)
EliminarDon Jorge. Joven pudiente. No me diga nada, el LP era de los Beatles ;)
ResponderEliminarYo hasta me acuerdo de la cuadrofonía que llegó en los setenta para quedarse cuando comenzaron los Home Teather.
Gracias a usted por pasar. Un abrazo.
El hecho de que haya sido mas que un icono en mi vid, el Woncofon es y sera una especie de "vicio" para mi. Esta nota como todo lo que conservo con respecto a lo que "tocadiscos" refiere, me moviliza uno de los sentimientos mas profundos con los que juegan mis recuerdos.... Amo esta nota, y pongo su link cada tanto en mi facebook para que algun nostalgico como yo, puda disfrutarla tanto como tamvien lo hago yo... Muchas gracias por compartir estooo!!!..... intentaré consegguir el resto de la nota.....
ResponderEliminarMe alegro mucho. Nada mejor que traer recuerdos agradables de nuestra juventud. Un abrazo y gracias por la recomendación.
EliminarHola soy Miguel Angel,de Mar del Plata, del barrio del Puerto en mi casa teníamos un muele de madera lustada de un metro y medio de altura que era radio y tocadiscos, no se la marca arriba se abría una tapa (como un sarcófago) y tenía el plato de felpa.
ResponderEliminarEn 1968 mi Padre Abelardo compro un winco 2050 o 1500, no se, la amplificación era a válvulas. Fue para Navidad el baile Familiar que armamos!
Gracias, por este blog que hace revivir tantos momentos de emociones lindas.
En ese winco oía por horas, la colección "La Música Más Hermosa del Mundo" grabada en Alemania. Que Época...
Hola Miguel. Gracias por tu comentario. Yo aún tengo la colección "La música más hermosa del mundo".
EliminarSaludos
Hola a todos los amantes de este aparato que, de una u otra manera, marcó nuestra infancia y adolescencia con su sonido que, todavía hoy en plena era digital sigue cautivado...
ResponderEliminarEn lo personal, mi padre, que justamente mientras escribo estas líneas cumpliría 85 pirulos tenía en S.F. Solano, una pequeña "fabrica" de televisores y combinados junto con 4 o 5 colaboradores... gracias a esas vivencias, pude conocer a "La Winco" cuando "el Viejo" iba a comprar los cambiadores para esos "muebles" que la gente sacaba en las grandes fiestas a la calle, para armar los "bailongos" por la noche...
Los años pasaron, y hoy tengo en mi autorradio un lugar a modo de museo, donde colecciono todos los modelos de Wincos que pueda rescatar de la muerte segura junto con toda la vieja tecnología de reproducción de sonido hasta los años 80's.
Algunos clientes me traen sus Wincos para que se los restaura porque saben el amor que les tengo.
Agradezco al Universo la infancia que me tocó y a mi Padre que me inició en este camino.
También "colecciono" heladeras Siam, pero esa, esa es otra historia...
Gracias por el tiempo y por compartir estos hermosos recuerdos que, después de todo, es lo único que nos vamos a llevar.
Marcelo Alejandro, desde Mar de Ajó.