lunes, 16 de mayo de 2022

Picknick en el cementerio

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Dentro de los muros de rejas de hierro forjado de los cementerios estadounidenses, bajo la sombra de los robles y la penumbra estoica de las tumbas, se podría decir que mucha gente “descansa en paz”. Sin embargo, no hace mucho tiempo, la gente del tipo que aún respira se reunía en los cementerios para descansar y cenar en paz.


Durante el siglo XIX, y especialmente en sus últimos años, los bocadillos en los cementerios ocurrieron en todo Estados Unidos. No se trataba solo de masticar manzanas junto a las sinuosas avenidas de los cementerios. Dado que muchos municipios todavía carecían de áreas recreativas adecuadas, muchas personas tenían picnics completos en sus cementerios locales. Los campos cargados de lápidas eran lo más parecido, entonces, a los parques públicos modernos.


En Dayton, Ohio, por ejemplo, las mujeres de la era victoriana empuñaban sombrillas mientras paseaban entre asambleas masivas en el cementerio de Woodland, camino al almuerzo en los lotes de sus familias. Mientras tanto, los neoyorquinos paseaban por el cementerio de Saint Paul en el Bajo Manhattan, llevando canastas llenas de frutas, galletas de jengibre y sándwiches de carne.
Una de las razones por las que comer en los cementerios se convirtió en una “moda”, como lo llamaron algunos reporteros, fue que las epidemias se extendían por todo el país: la fiebre amarilla y el cólera florecieron, los niños fallecieron antes de cumplir los 10 años, las mujeres murieron durante el parto. La muerte era una visita constante para muchas familias, y en los cementerios la gente podía “hablar” y partir el pan con familiares y amigos, tanto vivos como difuntos.



“Vamos a mantener el Día de Acción de Gracias con nuestro padre como [aunque él] estaba tan vivo y cordial este día [como] el año pasado”, explicó un joven, en 1884, sobre por qué su familia (madre, hermanos, hermanas) eligió para comer en el cementerio . Hemos traído algo para comer y una lámpara de alcohol para hervir café.



La tendencia del picnic y la relajación también puede entenderse como el florecimiento del movimiento de los cementerios rurales . Mientras que los cementerios estadounidenses y europeos habían sido durante mucho tiempo lugares austeros en los terrenos de la Iglesia , llenos de memento mori y recordatorios de no pecar, los nuevos cementerios se ubicaron fuera de los centros de las ciudades y se diseñaron como jardines para la relajación y la belleza. Los motivos florales reemplazaron a las calaveras y las tibias cruzadas, y se invitó al público a disfrutar de los terrenos.



Comer en los cementerios tenía y tiene un precedente histórico. La gente hace un picnic entre los muertos en todo el mundo, desde Guatemala hasta partes de Grecia , y tradiciones similares que involucran comidas con los antepasados ​​​​son comunes en toda Asia. Pero muchos estadounidenses creían que los picnics en los cementerios locales eran una “ festividad espantosa ”. Esta crítica, especialmente de las generaciones mayores, no impidió que los adultos jóvenes se reunieran en los cementerios. En cambio, condujo a un debate sobre la conducta adecuada.



En algunas partes del país, como Denver, las congregaciones de excursionistas de tumbas crecieron a tal número que incluso se consideró la intervención policial. Los cementerios se llenaban de basura, lo que se consideraba una afrenta a su santidad. En un informe sobre estas desordenadas reuniones, el autor escribió : “miles de personas llenan los terrenos con latas de sardinas, botellas de cerveza y loncheras”.


Aunque los macabros picnics eran considerados “molestias” en algunas comunidades, les daban a los participantes una especie de aire de admiración. Un reportero elogió el hecho de que los excursionistas se vieran " felices en circunstancias desalentadoras ", e incluso dijo que era un rasgo "merecedor de ser cultivado". Sin embargo, la moda de las cenas informales al aire libre entre las criptas pronto llegaría a su fin.




Los picnics en el cementerio siguieron siendo elementos básicos culturales periféricos a principios del siglo XX; sin embargo, comenzaron a perder popularidad en la década de 1920. Los avances médicos hicieron que las muertes prematuras fueran menos comunes y los parques públicos estaban surgiendo por todo el país. Era una receta para lugares para comer menos interesantes.


Hoy, más de 100 años desde que los estadounidenses debatieron la tendencia, sería difícil encontrar muchos cementerios, especialmente en las grandes ciudades, con políticas o terrenos disponibles que permitan hacer picnics. El cementerio Green-Wood en Brooklyn, por ejemplo, tiene una regla explícita de no hacer picnics.


Pero la moda no está del todo muerta en los Estados Unidos. La población inmigrante del país incluye comunidades que mantienen tradiciones que exigen comidas con los seres queridos que han partido, y los cementerios realizarán eventos públicos ocasionales con el espíritu de una era anterior. Todavía hay cementerios dispersos donde también puedes hacer un picnic entre lápidas, especialmente si conoces a alguien con un lote familiar considerable. En esos casos, todo lo que necesita es una canasta de picnic llena de golosinas, y usted y su grupo impávido pueden participar en una antigua tradición estadounidense. Solo recuerden limpiar después de ustedes mismos. Las sanciones por hacer lo contrario pueden ser graves.


Esta historia se publicó originalmente el 20 de abril de 2018. Se actualizó, con ligeras ediciones, el 13 de octubre de 2021 en https://www.atlasobscura.com/articles/picnic-in-cemeteries-america

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