lunes, 7 de febrero de 2011

El correo Argentino y sus buzones

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Claro, ahora uno pone lo que quiere, apreta la tecla "Enter" y su mensaje será enviado a los confines del Universo a costo cero. Pero en los inicios no era tan fácil la cosa. En Buenos Aires, el correo "como la gente" recién comenzó con los dos primeros administradores principales instalados por la corona española bajo el nombre de “Real Renta de Correos, Postas y Caminos en el Río de la Plata” y que fueron dos vecinos emparentados: Domingo de Basavilbaso y su hijo Manuelito, a quienes obviamente les debemos la organización de los primeros servicios de correos y postas en el  antiguo Virreinato del Rio de la Plata. Menuda tarea si tenemos en cuenta que fue una sesión de atribuciones que ostentaba el Correo Mayor de Indias y que se había puesto en funcionamiento apenas pasados 22 años de la llegada de Colón. Claro, su utilidad iba de la mano de las necesidades que los conquistadores tenían para mantenerse en contacto durante sus fechorías y por ello enlazaba las por entonces plazas más importantes de la conquista, principalmente Chile y el alto Perú. El nombramiento de los Basavilbaso se debió a que en 1747 el mismo don Domingo de Basavilbaso (1709-1775), hizo llegar al Correo Mayor en Lima, un proyecto para establecer servicios postales organizados entre ambas ciudades (Buenos Aires y Lima). Entusiasmados con la idea, el Correo Mayor de Indias, establece el 17 de junio de 1748, el inicio del Correo Fijo (regular) en el Río de la Plata con recorrido hasta Chile y el Alto Perú .
La historia se encargó de hacer la convocatoria y selección de personal para ocupar el cargo de primer cartero, éste fue un vecino de nombre Bruno Ramírez , quién tomó el puesto en Buenos Aires el 14 de septiembre del año 1771 y se lo considera el padre de los actuales carteros. Claro, hay que tener en cuenta que hasta mediados del siglo XVIII, la figura del cartero no existía y el servicio de correos en el Río de la Plata recién comenzaba a organizarse. Sin embargo, en España ya se utilizaba personal para la distribución de la correspondencia desde la promulgación de las ordenanzas del año 1762. Y cuando Domingo de Basavilbaso asumió la administración principal del correo, creyó necesario "para el mejor servicio del rey" establecer el cargo de cartero a fin de que no se atrasara la entrega de la correspondencia a sus destinatarios. Muchos años después, la fecha de nombramiento de Ramirez quedó instituida como el Día del Cartero (14 de septiembre ¿se acuerda? lo puse arriba). Es justo recordar que por la historia de una profesión tan noble pasó Domingo French, quien tuviera una importante participación en nuestra Revolución de Mayo.
Durante ese mismo período revolucionario de mayo de 1810, el correo desempeñó también un papel imprescindible para el "nacimiento de la patria", llevando partes y órdenes de la Primera Junta, difundiendo bandos patrióticos con las ideas de mayo. En fin, toda la comunicación de "trinchera" que los revolucionarios consideraran necesaria.
Luego de ésto el primer administrador de correos nombrado por la Primera Junta de Mayo fue Don Melchor de Albín, apenas un mes después, ya siendo junio de 1810.
En 1826 el por entonces presidente de la República, don Bernardino Rivadavia, envió al Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata el proyecto de nacionalización de correos. La consecuencia de esta histórica decisión, que significó la emancipación de nuestras comunicaciones, se vio el 1° de julio de ese año cuando Rivadavia creó en Buenos Aires la Dirección General de Correos, Postas y Caminos y nombró como director a Juan Manuel de Luca, quien desempeñó esa función por espacio de 32 años debido a que no se jubilaba porque la jubilación aún no existía. 
Hasta ese momento quién quisiera mandar una carta debía acercarse hasta las oficinas del Correo y despacharla en el mostrador, pero el sucesor de de Luca, el progresista Gervasio Antonio de Posadas, decidió colocar los primeros buzones en Buenos Aires, reglamentó el servicio de carteros y redujo las tasas postales, entre otras cosas.
Primero fueron apenas seis buzones que se ubicaron en las plazas Lorea, Montserrat (hoy desaparecida), Del Parque (actual Lavalle), Del Temple (actual Suipacha), Miserere, y en el Paseo de Julio (actual Avenida Leandro N. Alem).
Ya en el año 1874 fue nombrado director general Eduardo Olivera, quien ejerció el cargo hasta 1880 y perfeccionó lo hecho por Posadas. Aumentó el número de buzones y carteros, impulsó una ley y un reglamento nuevo, y el 7 de abril de 1876 fusionó la Dirección de Correos con la de Telégrafos.

En 1892 se instalaron los primeros y queridos buzones cilíndricos de hierro fundido.

El 15 de febrero de 1895 las autoridades del Correo decidieron mediante una resolución interna unificar los Buzones de todo el país, frente a la gran cantidad de modelos que imposibilitaban sistematizar y hacer mas efectiva la recolección de cartas.

Tras fijar sus medidas y forma, le encargaron a las empresas metalúrgicas Bash Hnos-Taller del Fenix, la cantidad de 715 Buzones de Hierro, prácticamente iguales a los que aun subsisten en muchas esquinas de nuestra Ciudad de Buenos Aires y en tantos otros lados. 344 serían ubicados en la Ciudad y 371 en el resto del país.

Con el tiempo fueron mas de 3000 Buzones los que convivieron con los porteños y distintas empresas comenzaron a fabricarlos, entre ellas los Talleres Vasena y Máculus 

En 1909 se colocaron buzones móviles en los tranvías. (Esa seguro no la conocía)
Ahora bien, me consta que en el pasado pudo ser un timo bastante generalizado, pero si hoy alguien se le acerca y le quiere "vender un buzón" compre amigo, compre, que está lleno de historia.

Taluego.

Fuente: Correo Argentino, Rescatando Buzones y Diego M. Zigiotto

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El artículo El correo Argentino y sus buzones fue publicado por OPin el lunes, 7 de febrero de 2011. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 13 comentarios: en el post El correo Argentino y sus buzones

13 comentarios:

  1. ¿dónde quedaron los filatelistas?, ¿qué se puede coleccionar con los emailes y los sms?
    La nostalgia corroe los cimientos del ayer en pequeñas gotas oscuras de inundación memoriosa.

    Saludo

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Don Juliano. ¿Sabe que casi casi me pongo a escribir algo al respecto pero me frené? No porque no fuera interesante, ni porque se hacía largo el post, no; porque me sirve para otra entrada más adelante.
    Me quedo con su frase:
    "La nostalgia corroe los cimientos del ayer en pequeñas gotas oscuras de inundación memoriosa."
    Ta güena, ta
    Un abrazo.

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  4. Mi papà comprò uno de esos buzones, en una chatarra. Lo pintò otra vez, y lo tenìa en el fondo, para guardar leña!!

    Despuès se mudò, que làstima.

    Buena reseña, Opin.

    Un abrazo.

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  5. Don Gaucho. Como usted dice, es una lástima haber perdido esa pieza de colección. Al menos para mi entender. La mayoría eran traídos de Inglaterra al igual que las columnas de alumbrado y faroles de la ciudad.
    Un abrazo.

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  6. Amigo, como trabajador del correo español, le diré que esta entrada, este texto buzonado suyo, me ha llegado, tocado, zarandeado y bienhumorado.
    Me hace sonreír, mirar en derredor para ver si el conocimiento y sus causas son las que provocan este punto de mirada mío. Y sí, es así.

    En España la historia del correo puede ser similar. Sus buzones, similares, sus carteros y el día de los trabajadores postales, amén de correosos, también guardan cierta similitud. Eso sí, cada vez pasan por mis manos menos cartas escritas por otras manos. Todo se reduce a información, facturación, requerimientos y etecés burocráticos. Pero alguna carta, de vez en cuando, se cuela entre las oficiales y nos recuerdan que antes del cartero ha existido un escritor, una escritora, un punto suspensivo entre una estepa de emociones derramadas en un folio blanco. (No como los folios de ahora, tan catódicos, tan apantallados, tan cuadriformes, tan poco vírgenes)

    Como siempre, su texto alimenta mi conocimiento, lo agranda, lo exagera, incluso. Pero me encanta que así sea pues, de lo contrario, no me pondría a escribirle estos comentarios que nunca conocerán un buzón rojo, ni amarillo, ni celeste. Opaco, translúcido, pintado con el cariño con el que se escribe, con el cariño que derrocha, también usted, en cada comentario al comentario. O algo así.
    En fin, prometo adjuntarle alguna de mis fotos en las que aparezca uno de los buzones que cuelgan de la pared de algún pueblo casi olvidado. Casi olvidado el correo tradicional, casi olvidado el pueblo, quise decir.

    Mi felicitación

    Mario

    Posdata: Dígame cómo colocar el logo, anda, refrésqueme la memoria y demás... Porque seguro me lo indicó en un correo-e que, como los de papel, también ha volado. ´
    Perdón y gracias.

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  7. Me encantaría tener un buzón o un mojón de esos del kilometraje.
    ¿y porqué eran rojos? ¿Y cuando se empezaron a usar las estampillas modernas?
    Excelente.
    p/s: yo soy el visitante de Bentonville, Arkansas, pero es mentira, estoy dentro de un buzón.
    Saludos.

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  8. Don Mario. Si, ya sé que es ilegal abrir la correspondencia, pero cuando ve una de esas que no contienen ni boletas de servicios ni publicidad spam ¿no le dan ganas de saber quién es esa persona que ha detenido el tiempo? ¿qué cosas tan importantes ha decidido sólo comentar por la vía del papel y la pluma?
    Yo no serviría como empleado de correo,se lo aseguro, iría preso enseguida por curiosear.

    Con respecto a la forma de colocar la insignia ya le mandé un correo y además puse una explicación en la pestaña FAQ del blog "No Somos Escritores".

    Un abrazo, socio.

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  9. Don Mostro. Lo del mojón se lo dejo, pero comparto plenamente lo del buzón. No sé para que cuernos lo tendría, porque ni para guardar leña como el padre del Gaucho me serviría. En una de esas los del consorcio lo ponen en la entrada del edificio ahora que a los pibes se les da por patear las puertas de bronce de los buzones modernos.

    Voy a tener muy en cuenta al "visitante de Bentonville"

    Un abrazo.

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  10. Yo tengo uno de esos Buzones antiguos, es de esos de color amarillo y negro (pintado de una esquina cruzada a la otra) tiene mas de 30 años, tal vez lo puedo restaurar! A cuanto se podria vender algo asi? mi correo es deigoagustini@live.com.ar

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  11. Estimado OPin, buscando en Internet, encontré tu artículo y tu blog que me parecieron muy interesantes, estoy tratando de hacer una pequeña historia o reseña de los buzones en la Pcia. de Buenos Aires y no puedo encontrar, hasta ahora, la fecha en que fueron introducidos en la misma. La pregunta en concreto es; En que fecha comenzaron a aparecer en la provincia y si no tenés el dato, adonde puedo dirigirme para tratar de encontrarlo. Gracias. Saludos cordiales

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  12. Estimado Tito: No puedo encontrar mucha data al respecto y debo suponer que ésto se debe a que la Capital Federal como ente separado de la Provincia de Buenos Aires, es decir como distrito independiente, recién se instauró con la ley de federalización que promulgara Julio Argentino Roca mucho después de que se instalaran los primeros buzones .

    Los mismos fueron instalados por la Dirección General de Correos, Postas y Caminos, en 1858 (cuando aún la Capital era Provincia de Buenos Aires) colocando los primeros seis buzones de madera que estaban emplazados en las plazas Lorea, Miserere, Monserrat (que hoy no existe), Del Parque (actual Lavalle), Del Temple (actual Suipacha) y Paseo de Julio (actual avenida Leandro N. Alem).

    Puede que mi respuesta esté muy tirada de los pelos, pero es lo único que se me ocurre ante la falta casi total de información.

    Un abrazo.

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  13. Y pensar que yo tengo uno de esos en casa y q son tan antiguos no puedo creerlo...

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